La familia italiana que trajo desde Nápoles la fórmula secreta de la pizza bendecida por Diego Maradona
Fuente: Infobae – La familia Maseiantonio llegó a la Argentina en 2019. Abrieron un local en San Isidro en el que ofrecen la masa tradicional del sur de Italia. El amor por el Diez y cómo les impactó su muerte el 25 de noviembre del 2020.
Todas las noches antes de irse a dormir Kevin Maseiantonio escuchaba el mismo cuento de su papá. El napolitano se sentaba en el borde de la cama y empezaba. “Había una vez un jugador de rulos negros, petiso que hacía malabares con la pelota…”. El relato iba desde sus gambetas imposibles en Barcelona, hasta la colecta hecha por el pueblo de Nápoles para traerlo a jugar a la ciudad del sur de Italia. El chico escuchaba a su papá como se emocionaba cada noche cuando avanzaba la historia. Contaba el recibimiento de la multitud a Diego Maradona. Como había conquistado la ciudad y enfrentado al norte rico. La historia terminaba con el gol de tiro libre a la Juventus, ese rival que solía recibir a los napolitanos con carteles de “bienvenidos a Italia”. Entonces, Kevin se dormía tranquilo y soñaba con esas corridas mágicas del diez con la pelota atada al pie.
Pasaron los años y Kevin creció con sus papás, Carlo y Paola, y su hermano Braian. Todos en la familia eran fanáticos del Napoli y de la cocina. Tanto es así que Kevin nació casi con una pizza en la mano. En el año 2019, la familia buscaba un nuevo destino para vivir por la crisis económica de Italia. “Mi papá salió de gira por América Latina para buscar el lugar indicado -cuenta el joven en diálogo con Infobae-. Recorrió toda la región desde Canadá hasta que llegó a la Argentina. Ahí dijo ‘es acá, en la tierra de Diego’. Entonces, con el resto de la familia viajamos a Argentina”.
Encuentro con Diego
Pero antes de su desembarco en el sur de América, Carlo tuvo su contacto soñado. El joven tifosi solía escaparse de su trabajo para ver al Diez hasta en los entrenamientos del Napoli. Entonces, en ese momento los dueños de la pizzería en la que trabajaban decidieron hacerle un regalo. Consiguieron llegar hasta el entorno de Diego y planearon el encuentro. Carlo le llevó su creación más querida. “Era una pizza rectangular con rúcula, parmesano, jamón crudo que dibujan en número diez y tomates cherry que eran como los jugadores del Napoli derrotando a la Juventus”, recuerda Kevin en un castellano mezclado con italiano que recuerda el tono de Luca Prodan.
La pizza Maradona y el tatuaje de Kevin del héroe napolitano
Esa tarde, a Carlo le brillaban los ojos mientras veía a Diego comer la pizza de su creación. Maradona estaba satisfecho y palmeó la espalda del joven que lloraba como nunca en su vida. Al oído, el ídolo le dijo que podía ponerle su nombre al plato. Casi 4 décadas después, Kevin recibe la herencia napolitana que lleva en su sangre y vende en su local de San Isidro llamado Maldito Tano la pizza Maradona.
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Tanto Carlo como Kevin llevan a Diego en la piel. Casi como la transmisión de los genes familiares de los Maseiantonio, los dos hombres de la familia llevan a Diego en el brazo con la camiseta del Napoli y el gesto con los brazos levantados.
Un rinconcito de Nápoles en San Isidro
La pizzería del norte del conurbano está ambientada al estilo del sur de Italia. Es como ingresar a esos comercios del sur de Italia. Hay camisetas del Napoli colgadas y fotos del Diez. En el centro, atrás de la barra, el horno traído especialmente desde ese país europeo. “Lo usamos a unos 450 grados, pero puede llegar hasta 1.000 si es necesario”, explica Kevin.
En Maldito Tano se hacen pizzas al estilo napolitano pero con productos argentinos. “Apostamos al mercado local para conseguir todo lo necesario -sostiene Kevin-. Acá hay muy buenas materias primas en cuanto a quesos, harinas y hasta tomates naturales para las salsas”, explica el joven pizzaiolo.
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Así, mientras Carlo y Kevin trajeron sus manos expertas en la pizza napolitana, Paola, la mamá de Kevin, metió en su valija viajera todos sus conocimientos de pastelería italiana. La mujer hace para la pizzería los postres de estilo italiano. “Contamos con el verdadero tiramisú de estilo napolitano y las sfogliatellas tradicionales como las que se comen en las calles de Nápoles”, cuenta el joven.
La pizza con burrata, otra especialidad de Maldito Tano
La raíces de los Maseiantonio en Argentina son fuertes. Llegaron para quedarse en el país. Al igual que los inmigrantes de principios de siglo XX llegaron hasta estas playas del sur de América en busca de un futuro mejor. “Trabajo casi todo el tiempo desde muy temprano hasta el horario de cierre de la pizzería – cuenta Kevin-. No tengo tiempo para tener pareja, ni pensar en vacaciones. Es más, cuando termino de trabajar siempre me hago alguna pizza nueva que quiera probar para innovar en Maldito Tano”. En tanto, Carlo está en Córdoba con un nuevo proyecto de la familia. El plan es abrir una sucursal en Villa Carlos Paz que incluya habitaciones para turistas.
El secreto de la pizza napolitana
El joven napolitano no fue a ninguna escuela de pizzeros. Aprendió en el contacto con las masas casi desde que era un bebé. “Hay fotos en las que estoy amasando con 2 o 3 años. Lo veía a mi papá y solo me fui largando con la harina”, recuerda Kevin.
El joven tiene algunos factos que no abandona por nada del mundo. “Hay que amasar a mano, no se puede usar palote para estirar la masa. Apenas dos minutos de horno bien fuerte. Y usar los mejores productos posibles para la pizza”, enumera Kevin alguna de las premisas que heredó de su papá Carlo para elaborar el producto napolitano por excelencia.
En tanto, el joven evita opinar sobre la pizza media masa porteña. “Puede haber diferente tipos de pizza para distintos gustos -resalta Kevin-. A mi personalmente me gusta la masa finita con el borde que se engloba, estilo napolitano”. Ese tipo de pizza en general se pide en forma individual y suele comerse doblada por la mitad y con la mano. Al menos así marca la tradición del sur de Italia que ya es patrimonio de la humanidad.
Kevin y su mamá Paola con el horno napolitano de fondo (Gentileza @malditotano)
La muerte de Diego
Un año después de la llegada de la familia a Argentina. Cuando aún se estaban aclimatando a las costumbres locales. Sucedió algo que impactó fuerte en los Maseiantonio. El 25 de noviembre de ese año, cerca del mediodía se conocía la noticia de la muerte de Diego Maradona. Casi todo el país lloró. También hubo homenajes en Nápoles, el otro lugar en el mundo de Diego.
“No fuimos a la Plaza de Mayo porque estábamos muy tristes y preferimos quedarnos en casa -recuerda Kevin-. Mi papá estuvo una semana casi sin comer por el dolor que sentía. Lo que si agradecemos es que pudimos estar en Argentina para compartir con todos el amor que sentimos por Diego”.
Así, en su castellano combinado con italiano en esa versión cocoliche, Kevin le declara su amor al asado argentino. También probó el fernet con cola, aunque lo prefiere puro como se toma en el sur de Italia. Kevin se emociona hasta las lágrimas cuando se cruza con algún maradoniano. En esos momentos comparten las hazañas de Diego. Desde las gambetas a los ingleses en el Mundial 86 hasta el gol imposible de tiro libre a Juventus. Las dos tierras lejanas unidas por el mismo amor a Diego, el héroe con el diez en la camiseta como su único superpoder.