De Chef al restó propio: «una cocina sincera», el secreto y la esencia

Fuente: La Voz de San Justo – En Ágape la comida acaricia. El anfitrión, Francisco Casale. Llevar adelante un restaurante con marca de chef no solo se trata de preparar platos exquisitos, también hay que saber agasajar. Encontró en su familia la primera inspiración para vivenciar la gastronomía y el amor por el servicio, la hospitalidad.

Francisco Horacio Casale. Cocinero sanfrancisqueño de 37 años que rompió el molde. LVSJ / POSTA fue a su encuentro para saber qué lo hace distinto de otros chefs, y desandar su historia de ollas y sartenes en la que los ingredientes principales son la vocación, el esfuerzo y la perseverancia.

Persiguió su sueño y fue determinado. Cuando egresó del colegio, hizo un año de Ciencias Económicas y dejó porque sentía que no era lo suyo. Dicen que una carrera se piensa mejor con el corazón. Se inscribió en la Escuela de Gastronomía del Instituto Superior Mariano Moreno. Se recibió y siguió aprendiendo hasta que decidió que era tiempo de aplicar todo lo que había aprendido en un proyecto personal.

No recuerda el momento específico en que comenzó a soñar que el restaurante propio era posible, cree que fue después de haber trabajado en una de las mejores cocinas de Córdoba.

En 2013 se embarcó en la aventura de emprender por su cuenta. Primero lo hizo en el bar/comedor del hotel Menfis hasta que recibió el ofrecimiento de explotar la cantina del Sport Automóvil Club, donde se instaló hace poco más de un año con una propuesta más gourmet y bistró.

En ese camino, el boca a boca fue el verdadero motor de su restaurante que, a poco de comenzar, se ganó un lugar en la movida gastronómica de la ciudad a base de sacrificio y de una «cocina sincera, ante todo».

El hotel de sus abuelos paternos Mercedes y Juan, en pleno bulevar 25 de Mayo, y las recetas de su mamá Adriana fueron su primera guía para ser creativo en la cocina, y un buen anfitrión. También lo inspiró un largo viaje que hizo por América Latina, a nuestras raíces, un redescubrimiento de la cocina de ingredientes locales.

Pasión y calidez forman parte del espíritu de Ágape. «Hace casi 20 años que empecé en esto de cocinar y puedo decir que el éxito de un plato depende mucho del empeño y aptitud de uno pero otro tanto, del amor propio», aseguró Casale, fiel creyente de que toda gran comida nace de una historia.

Aunque reconoce que es un rubro competitivo, forma parte de una generación que se vincula de manera solidaria, donde «hay trabajo para todos» y comparten eventos y clases de cocina.

Sueños grandes. «Quiero seguir creciendo y perfeccionándome. Hacer una cocina lo más sustentable posible». (Fotos: Manuel Ruiz | LVSJ)
-Ya 10 años de tu propio restaurante. Sos muy joven. ¿Qué pasa por tu cabeza al mirar hacia atrás? ¿Te costó llegar hasta acá?

Al regresar a San Francisco, después de estudiar y trabajar en Córdoba, me recibió muy bien la ciudad. Primero, con Ágape en el comedor del Hotel Menfis y después en el Sport Automóvil Club. Estoy feliz y agradecido de cómo se fueron dando las cosas. Implicó mucho esfuerzo y preparación llegar hasta acá y sobre todo, hacerse un lugar en la gastronomía local. 

– No fue solo convertir una tradicional cantina de club en una cantina gourmet. Hiciste tu aporte al cambio de una forma de entender la cocina y la cultura gastronómica sanfrancisqueñas. ¿Qué cocina proponés?

Ante todo, nuestra cocina es sincera. Buscamos equilibrio y calidad. No hacemos grandes delirios ni vamos a transformar o alterar esos platos «de la abuela» muy nuestros o que están incorporados en nuestra cultura y raíces, sí tal vez vamos a darles una vueltita de rosca aportando la mejor materia prima posible y perfeccionar algunas técnicas. La experiencia multisensorial que podemos hacerle vivir los comensales hará la diferencia. Importa tanto como la comida la estética del lugar, la música, la ambientación, la vajilla y la atención del mozo. 

-¿Qué le aporta a tu emprendimiento estar en un club con 95 años de historia? 

Un ambiente cálido y cómodo, con un entorno verde hermoso, además del gran movimiento de gente: familias socias del club de toda la vida y también muchos jóvenes. En un contexto en el que mucha gente, especialmente más jóvenes, se va del país, yo estoy súper contento y agradecido de que la ciudad me haya vuelto a recibir. Cuando desembarcamos en el Sport, volví a sentir la adrenalina del desafío, de pensar si la gente tomaría o no mi propuesta, y por suerte, nos volvió a apoyar y acompañar.  En este negocio siempre hay elogios pero también críticas constructivas y son bienvenidas para seguir perfeccionándonos. Que al día siguiente alguien se tome una minuto para decirte que la pasó muy bien y que comió rico, es reconfortante.

-¿Cuándo crees que surgió tu vocación por la cocina? ¿Qué o quién te inspiró?

Cuando finalicé el secundario y me mudé a Córdoba para estudiar empecé a darme cuenta que estaba mucho tiempo metido en la cocina del departamento, que me gustaba cocinar. Pero la vocación seguramente la traía de niño; mamé eso en el hotel de mis abuelos y no solo aquello vinculado a la gastronomía, sino al tema de la hospitalidad, de atender a los huéspedes, resolverles problemas, cocinar para ellos. El hotel era pequeño, pero el amor con el que los recibían era muy grande, para que se sintieran como en casa. Y eso es lo que se hace o debe hacerse en un restaurante, donde pasamos muchas horas cocinando, pero gran parte del alma de todo esto es el servicio y la hospitalidad. Otra gran influencia fue mi mamá Adriana, recuerdo el aroma de su cocina, los sabores de ella.

–  En este rubro es común que la gente cambie de trabajo. En tu caso, ¿pudiste trabajar anteriormente en una buena cocina en donde realmente se pueda aprender?

De toda cocina se aprende. He pasado por distintos tipos, algunas muy grandes, de eventos, hasta sandwicherías y restaurantes de alto nivel o comida muy elaborada, como Sibaris -elegido como uno de los mejores de Córdoba-. Hace casi 20 años que empecé en esto de cocinar y puedo decir que el éxito de un plato depende mucho del empeño y aptitud de uno pero otro tanto, del amor propio. Es difícil que alguien te enseñe todo, depende mucho de las ganas, la curiosidad, la creatividad, el esmero que uno ponga en cada plato. En los años en que empecé a desarrollarme como cocinero, solamente me dedicaba a eso, prendía la tele y cocinaba, o leía mucho sobre recetas, ingredientes…. Tras una larga jornada de trabajo, igual me quedaba después de hora para seguir aprendiendo y experimentando.    

-También viajaste y pudiste conocer la gastronomía de otros países.

Recorrí casi toda Latinoamérica y fue una gran experiencia en mi vida, en lo personal y profesional. Trabajé en Perú, Colombia y México, consideradas las grandes gastronomías latinoamericanas. Aprendí de otras realidades, otras formas de cocinar, otros métodos. De cada pueblito o cuidad grande me llevé una experiencia.

«Gran parte del alma de todo esto es el servicio y la hospitalidad».

-¿Sentiste una adrenalina especial la primera vez que pisaste una cocina profesional? 

Sí, y también aprendí que trabajando en relación de dependencia, no salía de la cocina, mientras que estando al frente de mi propio emprendimiento y salir a atender y conversar con la gente, me di cuenta de la importancia del servicio y la hospitalidad.

-Es un rubro muy sacrificado porque todo tu esfuerzo desaparece al instante y mientras otros estén disfrutando, vos estarás trabajando. No hay sábados, domingos ni feriados.

Demanda mucho cuerpo, alma, tiempo y compromiso. Este rubro implica jornadas larguísimas, hablo de 15 o 16 horas parado, con altos niveles de estrés y exigencia, las de un jefe o maestro y las propias. Estudiar ayuda mucho, te da herramientas, te acerca bibliografía, pero lo más importante es la experiencia, la práctica. De hecho, sigue habiendo cocineros autodidactas, que no han pasado por una academia pero se desenvuelven muy bien gracias a la gran experiencia adquirida. 

–  ¿Qué clase de cocinero te considerás? ¿Sos perfeccionista?

Soy perfeccionista y autoexigente. Reconozco que al principio lo era más, mientras que hoy, por momentos, me permito algunas imperfecciones en un plato, eso nos acerca más a los sabores de los abuelos, del pasado. Decimos que hay que cocinar con amor, pero en la cocina profesional se deben seguir recetas. Sin embargo, los chef solemos ser porfiados, cada uno busca poner su impronta y eso está bueno. Un bordecito más quemado que otro, un queso más fundido que otro en un plato, nos acercará más a esas recetas que nos resultan familiares. 

–  ¿Por qué le pusiste Ágape a tu restaurante?

Cuando abrimos, con el poco mobiliario y herramientas que teníamos, empezamos atendiendo a los pasajeros del hotel, en su mayoría viajantes de paso, aplicando todo lo que había aprendido de mis abuelos. Creo que hicimos sentir bien a los clientes y ellos a nosotros, entonces, cuando empezamos a buscar el nombre, fue por ahí, con la idea de banquete, de reunir, agasajar y brindarse a través de la comida y el afecto.

-Vemos en tu restó una mesa de madera larga que recuerda un poquito esa costumbre italiana de «comilona» y mucha, mucha familia.

 Es una mesa que era de mi abuela, estaba en el campo y no dudados en traerla con el objetivo de reunir alrededor de ella a la familia y los amigos. También con la idea de que la gente se anime a compartirla, una tendencia que se ve en las grandes ciudades y que en San Francisco todavía tiene un poquito de resistencia. 

«El éxito de un plato depende mucho del empeño y aptitud de uno pero otro tanto, del amor propio».

–  Armar equipos de trabajo debe ser otro desafío constante. ¿Cómo armaste el tuyo?

Armar buenos equipos y sólidos es quizá el mayor desafío de las empresas y pymes gastronómicas. Se logra haciendo una buena selección de gente que cumpla ciertos requisitos: buena persona, responsable, educado y que esté dispuesto a brindarse a otro es fundamental; que pueda identificar la necesidad del cliente, si quiere charlar o comer en silencio y dejarle el plato para que lo disfrute; que sea buena gente con el cliente y con el resto del equipo de trabajo.  

–   ¿Cuál es el plato imperdible en Ágape?

En diez años hicimos muchos, podría nombrar codillo de cerdo o pulpo a la gallega, lasaña, provoleta, crème brûlée, pero el que nunca falta en nuestra carta y es el más pedido es el cordero deshuesado. 

–  Hasta aquí, Francisco el chef, pero si abrimos la heladera de tu casa, ¿qué no puede faltar?

(Risas) ¡En casa de herrero, cuchillo de palo! Paso muy pocas horas en casa. Lo ideal es tener una variedad, pero siempre te pueden salvar algunas conservas caseras, algún escabeche, pan, una cebolla, un tomate, un buen aceite y sal para improvisar algo rico. También, con buenas especias, hierbas aromáticas y aceite podés reinventar y darle una segunda oportunidad a las sobras.

– ¿Un sueño por cumplir?

Tener mi propio comedor ya es un sueño cumplido. Quiero seguir creciendo y perfeccionándome. Hacer una cocina lo más sustentable posible, usando productos cercanos y perfeccionar lo que venimos haciendo. Mientras tanto, solo me queda agradecer a la familia, a mi equipo, al personal, a los colaboradores, a las autoridades del Sport y a los clientes, a quienes procuramos tratar como familia.

Abrirá un bar de Maradona. “Soy un emprendedor nato, tengo 10 restaurantes”, dice Francisco García Moritán

Fuente: La Nación – Empresario gastronómico, hermano del legislador porteño y cuñado de Pampita, abrirá el primer local en homenaje a Maradona

Francisco García Moritán no le preocupa que lo conozcan como “el hijo de” el diplomático Roberto García Moritán. También está acostumbrado a que lo llamen el “hermano de” Roberto García Moritán (hijo) o “el cuñado de” Carolina “Pampita” Ardohain. “Estoy muy orgulloso de todo eso”, asegura. “Tengo 42 años y me considero un desarrollador de negocios gastronómicos. Soy un emprendedor nato desde chiquitito y llevo adelante 10 locales, entre ellos, Maradona”, explica Francisco mientras preparan un ceviche en uno de sus restaurantes en el Pasaje Echeverría de Belgrano. Después se acomoda para las fotos y sonríe cada vez que algún transeúnte pregunta de “qué famoso” se trata al verlo posar.

–¿Cómo te definís?

–Soy gastronómico. Empezamos en 2008 con una cafetería, Belinda Café & Deli, en el Puerto de Frutos de Tigre. Digo “empezamos” porque fue con mi hermano Roberto –somos 4 hermanos, Roberto es el mayor, después venimos Patricio, Lucila y yo–, que tuvimos la oportunidad de hacer Casa FOA en 2008. Nos gustó la zona, la idea de poner una cafetería. Tenía 24 años y lo hice con préstamos. Soy supertrabajador, un emprendedor nato, justo había renunciado a mi trabajo y había recibido un poquito de plata y así nos metimos en Casa FOA. Fueron 8 años seguidos desarrollando conceptos de cafeterías con ellos. Seguimos con otros Belinda en un complejo que se llamaba Working Ocampo, vino Arboris en San Isidro y abrimos locales e hicimos consultorías gastronómicas durante años. Llevo desarrollados 16 restaurantes.

–¿Qué implica una consultoría?

–Iba y les cambiaba las cartas, porque soy cocinero también, pero autodidacta. Empecé a trabajar con quien hoy es el dueño de Vía Viva –el complejo de locales bajo las vías del ferrocarril, pegado al Barrio Chino y al Pasaje Echeverría– con el Departamento de Bebidas de su hotel. Después creamos el restaurante Amazonia, en Palermo, un concepto de parrilla peruana con una vuelta de rosca, carnes argentinas, que más tarde evolucionó en anticuchos y ceviches. Pusimos un segundo Amazonia en el Mercado de los Carruajes y ahí también abrimos Nozomi, un restaurante de cocina japonesa con sushi y dumplings. Todo eso lo hice con mi socio, Alejandro Candioti, que es abogado. Nos conocimos en pandemia y fundamos nuestra empresa, Hutong Tang.

–¿Es redituable la gastronomía hoy en día?

–Sí. Creo que hay que saber manejarla, que es un negocio en el que hay que estar presente y hay que saber cuidarlo. Ser innovador y saber adaptarte a las situaciones del momento, donde todos los días suben los precios y todos los días hay problemas económicos.

Con sus hermanos: Patricio, Lucila y Roberto
Con sus hermanos: Patricio, Lucila y RobertoInstagram

–¿Cuál es tu fórmula? ¿Siguen modas o van adaptándose al gusto de la gente?

–No hay fórmulas, yo soy muy visual y me gustan los desafíos. Me guío por lo que creo que falta, dándole mi tinte, mis recetas y mi ojo. Así fue como el año pasado llegamos al Pasaje Echeverría con Son of Cebich. El pasaje a mí me parece increíble, es una anomalía total, un polo gastronómico nuevo y el ceviche en la calle era un concepto muy moderno y canchero. Me parece que al argentino le falta eso de comer pescado en la calle. Y yo soy más de street food, más callejero. Después, en agosto, abrimos el local asiático Opio y mientras tanto veníamos armando y diseñando la marca Maradona en la esquina, en Vía Viva. Era el mejor punto para poner este local, que será el primero de varios en el país y del exterior.

–¿Maradona será un local temático?

–Va a ser un local, varios en realidad, diseñados con la marca del ídolo argentino. Lo pensamos como una forma de que cada uno comparta su visión de lo que es él. Ahí te vas a encontrar con lo mejor de Maradona: cocina argentina con matices internacionales; italianos, mexicanos, de Medio Oriente, una conmemoración de su vida.

–¿Con cocina callejera, también?

–Vamos a tener dos modelos en Belgrano, un local a la calle que va a ser de street food, con platos y cubiertos descartables, donde vamos a vender choripán, lomitos, sándwiches cubanos y fish and chips. Platos que son guiños y que están alineados con la historia de Maradona: por ejemplo, pizzas napolitanas que hacen referencia a cómo sacó campeón al Napoli. Y después un restaurante, para el que quiera algo un poquito más cómodo, con platos más elaborados.

–Semejante marca, Maradona (10), llama la atención. ¿A quién se le pide autorización? ¿A los herederos, a la familia?

[Cierra la boca con un gesto]. –Es un restaurante para toda la familia, para todos los públicos.

–Pero ¿es oficial?

–Sí, totalmente, es el restaurante de Diego Armando Maradona. Me gustan los desafíos, hacer algo totalmente distinto. Tomar una persona tan importante y conocida en Argentina, en el mundo entero, y desarrollar una marca, un concepto. Eso fue lo que me llevó a hacerlo. Maradona es el décimo local del grupo. El diez. Este año lo tendremos movido: vamos a empezar con ventas de franquicias desde el día uno y venta de la marca para el exterior. Además tenemos otros dos proyectos grandes en Vía Viva, ya en la parte del Hipódromo, donde vamos a ir con un nuevo concepto de restaurantes, con huertas, una cosa medio loca.

–¿Cuándo inaugurás?

–El 22 de junio, cuando se cumplen 36 años del gol del siglo, el mejor gol que se hizo en un Mundial. Ese día es la fiesta de inauguración. Además, es la misma fecha que tengo para el nacimiento de mi hija, Juana, así que vendré directo del hospital.

–¿Sos futbolero?

–Soy futbolero, de Racing, como todos mis hermanos.

–¿Pesa ser el “hermano de”?

–Esas cosas siempre pasan y yo estoy orgulloso de Roberto, de mi apellido y de mi gente. Si Maradona es un buen negocio, seguramente sea porque soy hermano de Roberto, y me pone feliz que sea así. Si es un fracaso, espero no salpicarlo [se ríe]. A mí siempre me jugó a favor ser su hermano menor. Laburé muchos años con Roberto, todo lo que sé me lo enseñó él y le tengo mucha admiración.

–¿Cómo te sentís hoy que Roberto decidió meterse en política?

–Todas las decisiones de Robert las vamos a bancar familiarmente, con todo el amor y el cariño que nos tenemos. Él siempre viene a visitar y a comer a mis restaurantes, porque es mi hermano. Cuando viene al Pasaje Echeverría no viene a hacer campaña, y menos en la inauguración de Maradona. Él va a venir a celebrar un pequeño gran momento mío.

–¿Cómo es ser el “cuñado de Pampita”?

–Justamente, es mi cuñada, es la mujer de mi hermano. Con Caro me llevo bárbaro, no hay persona más cariñosa que ella. Las alegrías de ella y los sufrimientos –como hoy, que voy a verla en el homenaje a su hija Blanca– los compartimos como hermanos, nosotros somos muy familieros.

Tiene uno de los mejores bares del mundo y enseña coctelería en el Barrio 31: «No necesitás ser médico para ser importante»

Fuente: Claín – Sebastián Atienza empezó a trabajar por necesidad y hoy es un referente. Armó un curso para inspirar a otros con su historia.

El motocarro es el vehículo oficial en el Barrio 31. La ex villa 31, como siempre se la conoció, y el nombre que ahora se está intentando erradicar desde que se lo nombró oficialmente Barrio Mugica (aunque también, sí, el 31 sigue en el nombre).

Es una moto que tiene detrás una caja en la que se llevan mercaderías y también la gente se desplaza. Con el avance del proyecto de urbanización, el pavimento llegó a todas las calles de estas más de 70 hectáreas en las que viven unas 45.000 personas. Pero esas calles que nacieron en muchos casos como pasillos, siguen siendo angostas. Un auto no entra: sí el motocarro.

Son las dos de la tarde del lunes y Alpaca, la principal calle comercial del diario, estalla. Comercios de todo tipo uno al lado del otro, desde verdulerías a lencerías, y los vecinos yendo y viniendo para hacer las compras.

 El motocarro, el vehículo que más se usa en el Barrio Mugica. Foto Maxi Failla El motocarro, el vehículo que más se usa en el Barrio Mugica. Foto Maxi Failla

El motocarro enfila hacia el CeDEL, el Centro de Desarrollo Emprendedor y Laboral del Gobierno porteño, que está enclavado en el medio del barrio. Allí, se dictan cursos y distintas actividades educativas y de formación para los vecinos.

El vehículo frena frente a una construcción de cuatro plantas que tiene pintado un mural hermoso, de un chico que corre las nubes y la lluvia mientras sostiene una casa que se levanta del barrio, con una flor y un colibrí. Una metáfora de lo que muchos vecinos, jóvenes y no tantos, hacen todos los días: empujar la lluvia para hacer salir el sol.

El mural junto al CeDEL, donde se dicta el curso de bartender.  Foto Maxi Failla El mural junto al CeDEL, donde se dicta el curso de bartender. Foto Maxi Failla

Eso hace “El Pera”, uno de los integrantes de las 16 cooperativas de reciclado del barrio. Fue la parada previa del motocarro, para que sus ocupantes conozcan otro proyecto importante del barrio: ATR, A Todo Reciclado, un centro donde se procesan los materiales reciclables que separan los vecinos y que cada día logra recuperar, sólo de plástico, 75 kilos que serán reutilizados.

El tour también incluyó una parada en Las Naciones sin Fronteras, el restaurante de cocina brasileña que gestiona la paulista Cidarlene de Oliveira. Todo tiene que ver con todo: los que están haciendo esta recorrida son parte del equipo gastronómico de Tres Monos, el bar palermitano que se metió entre los 30 mejores del mundo según el reconocido ranking The World’s 50 Best Bars.La principal calle comercial del Barrio Mugica, un lunes a la tarde. Foto Maxi Failla La principal calle comercial del Barrio Mugica, un lunes a la tarde. Foto Maxi Failla

Para algunos es la primera vez acá. Para otros, ya es un lugar conocido. En el segundo grupo está Sebastián Atienza, alma mater de Tres Monos junto a sus socios Gustavo Vocke y Charly Aguinsky. Hoy está acá, en la sala grande de la planta baja del CeDEL, para darles la bienvenida a la decena de chicos y chicas que quieren aprender a ser bartenders. En las barras hay más que una salida laboral: hay un futuro, hay una carrera y hay un sueño. El se los viene a contar. Porque esa es su historia.

Sueños de bar

Tres Monos nació como el proyecto de tres amigos. Un bar que fuera solo un bar, sin escenografías, relatos ni contraseñas, y un estudio de capacitación en su planta alta. La fórmula, en una Buenos Aires saturada de propuestas con sofisticación en los papeles pero no tan solidas en el contenido, prendió de inmediato: un año después de la apertura, Tres Monos ya había sido finalista del prestigioso concurso Tales of Cocktail y hoy ocupa el puesto 27 en el 50 Best.

Con Messi. Sebastián Atienza posa frente a uno de los murales del Barrio 31. Foto Maxi Failla Con Messi. Sebastián Atienza posa frente a uno de los murales del Barrio 31. Foto Maxi Failla

Como parte del estudio, nació otra idea. ¿Por qué no enseñarles a pibes de barrios vulnerables? Hicieron el primer curso el año pasado y ahora están haciendo el segundo. «Se anotaron 193 interesados», cuenta Katty Labrador, de Buenos Aires Integración, que los entrevistó a todos para seleccionar a los 30 alumnos que están 100% becados. El profesor titular es Fede Cuco, un bartender leyenda de la nueva generación. Hoy le cedió el lugar a otra que va camino a ostentar ese pergamino: Flavia Arroyo, responsable de la barra de Casa Cavia y la reina de los clarificados. Ella dará la master class de esta tarde, con la idea de inspirar a los alumnos.

Adam Espínola tiene 24 años y es de los más aplicados de la clase. Apenas se sienta, abre su cuaderno grande de espiral. “Me siento muy afortunado de participar de estos cursos, que son un gran punto de inflexión para los que están buscando trabajo. En mi caso, yo espero prestar mucha atención y aprender de ellos porque son los mejores”, le dice a Clarín después de clase.

Flavia Arroyo, la jefa de barra de Casa Cavia, dando una master class en en el Barrio 31. Foto Maxi Failla Flavia Arroyo, la jefa de barra de Casa Cavia, dando una master class en en el Barrio 31. Foto Maxi Failla

Se lo ve alegre a Adam y así se define él. También define que su vocación es el servicio: estudió para tripulante de cabina pero no se animó a postularse aún porque sentía que le faltaba mejorar su inglés. Ahora “se puso las pilas” para levantar su nivel y también está haciendo el curso de barista que da en el CeDEL la fundación AlmaHumana.

Adam trabaja como camarero en uno de los restaurantes del hotel Alvear Icon de Puerto Madero e intenta romper con el prejuicio de algunos empleadores de contratar a gente que vive en un barrio popular y el de los propios vecinos de autolimitarse por esa misma razón: «Cada persona se gana el lugar por su personalidad y sus valores. No tiene nada que ver con el lugar de donde vengas«.

Adam Espínola, uno de los alumnos del curso. Dice que su vocación "es el servicio". Foto Maxi Failla Adam Espínola, uno de los alumnos del curso. Dice que su vocación «es el servicio». Foto Maxi Failla

Clara López (26) también hizo el curso de barista para abrir una cafetería en el barrio. Lo logró con “Doña Clara”, un coqueto lugar de paredes lilas y mesas altas frente al Ministerio de Educación. Y ahora está estudiando coctelería porque quiere ampliarlo con cocktails por la noche. “Falta un lugar más completo y esa es mi idea. Lo que vas aprendiendo lo implementás acá y también es parte de un proceso de integración del barrio a la ciudad”, cuenta.

Para Damaris Peralta, en cambio, es su primera experiencia. “Es muy difícil para alguien del barrio pagarse un curso así. Estoy muy agradecida con todos porque siempre nos tratan muy bien, no hacen ninguna diferencia”, dice la chica, que sueña con tener una empresa de eventos.

El pibe de Pompeya

“Soy de Pompeya, de cerca de Puente Alsina. Arranqué a los 18 años, hoy tengo 38 y ya tengo mis bares y viajo por todo el mundo compartiendo con gente de todas partes. La idea es inspirarlos con mi experiencia”.

Sirviendo un cocktail. La clase en el Barrio 31. Foto Maxi Failla Sirviendo un cocktail. La clase en el Barrio 31. Foto Maxi Failla

Atienza se para frente a los 10 alumnos en el CEDEL y hace esa presentación desde sus imponentes y reales dos metros de altura. Cuando se le pregunta por qué no fue jugador de básquet, se ríe y dice que es más importante a la industria de la gastronomía argentina que a la NBA.

“Para mí es muy enriquecedor dar estos cursos. De alguna manera, es como volver a mi barrio. Yo siempre encontré en mis equipos más vínculos con gente que es de estos lugares, que tiene ganas de trabajar. A la hora de contratar un bartender, es más importante eso, el hambre y la iniciativa, que un CV que viene de una escuela europea», asegura.

Sebastián Atienza, frente a los alumnos en el CeDEL. Foto Maxi Failla Sebastián Atienza, frente a los alumnos en el CeDEL. Foto Maxi Failla

«Yo no estudié con maestros cocteleros ni trabajé con grandes chefs: empecé a trabajar por hambre, para mantener a mi familia”, cuenta de sus comienzos. Se había anotado en Medicina, pero tuve que dejar porque la situación económica familiar se complicó. Un tío le dio una mano para conseguirle un trabajo de cafetero y después entró como cadete a un bar de Puerto Madero que ya no existe.

Pero a él le gustaba más lo que pasaba en la barra, y pidió trabajar extra los fines de semana. Aprendió entre botellas y cocteleras, pero también barriendo y fajinando, y fue haciendo carrera. Trabajó en  Million, en México y en Chile, y fue jefe de barra de Florería Atlántico, el también premiado bar de Tato Giovannoni. Dejó los bares y fue embajador de Campari varios años, hasta que cumplió el sueño del bar propio con sus amigos. Abrió a mediados de 2019, le pegó la pandemia, surfeó las olas y no sólo posicionó a Tres Monos como uno de los mejores bares del mundo sino que también abrió con sus socios otros emprendimientos, el bar La Uat y la rotisería Cacho.

Sebastián Atienza en 3 Monos, su premiado bar de Palermo. Foto Tres Monos / Archivo Sebastián Atienza en 3 Monos, su premiado bar de Palermo. Foto Tres Monos / Archivo

Esa posibilidad de hacer carrera en base al esfuerzo y el compromiso es lo que les quiere transmitir a los chicos y las chicas en el Barrio 31. Y, también, quiere que estos cursos sean un semillero: ya tiene a tres ex alumnos trabajando en sus proyectos y quiere que los bartenders invitados también detecten perfiles para poder ofrecerles una salida laboral.

«Como bartender podés terminar armando menúes para restaurantes, viajando por el mundo, o viviendo bien. En nuestro oficio hay un montón de partes lindas. No necesitás ser médico para ser importante en la vida«, concluye.

Lelé Cristóbal cumple 50: «Te ponés grande y el mejor restaurante es donde el mozo más te conoce»

Fuente: Gourmet by María Florencia Pérez – De «cocinero skater» a emprendedor imparable, cuenta cómo cambió su vida profesional y su mirada de la gastronomía.

Cuando todavía era un treintañero e irrumpió en la televisión amadrinado por Narda Lepes a Lelé Cristóbal lo presentaban como el cocinero “salvaje”, “el skater” o el “chef con más onda”. Todas adjetivaciones que aludían tanto a su juventud como al tipo de cocina que convirtió en una marca registrada en Café San Juan (Av. San Juan 450): comida suculenta y sin falsas pretensiones gourmet.

Ahora que el pibe autodidacta de Quilmes pisa los 50 años -los cumple a finales de este año- y su emblemático restaurante está por celebrar dos décadas de vida, algunas cosas han cambiado un poco.

Lelé es el alma mater de otras dos propuestas más (La Cantina y La Vermutería) y tiene un expansivo proyecto en común con las estaciones de servicio Axion: 22 “paradas sangucheras” a lo largo y lo ancho del país y otras casi sesenta más proyectadas para un futuro cercano. Entonces, ¿qué quedó del desenfado y el ímpetu rebelde de los primeros tiempos?

Lelé Cristóbal: el “cocinero skater” cumple 50

Lele Cristobal en el Festival gastronómico cordobés Peperina. Foto: Gonzalo Escamilla Lele Cristobal en el Festival gastronómico cordobés Peperina. Foto: Gonzalo Escamilla

Quien lo haya visto hace unas semanas poniendo el cuerpo en jornadas de hasta catorce horas frente a los fuegos del populoso festival gastronómico Peperina de Alta Gracia (Córdoba) puede responder esa pregunta. Los testigos no son pocos: miles de personas pasaron por su puesto para sacarse una foto “con el cocinero de la tele” y probar su potente sándwich de mortadela a la plancha.

Las giras culinarias de Lelé por el interior del país tienen mucho de mística rockera. Nada de aviones y apariciones fugaces y asépticas con un par de asistentes. La banda de Café San Juan, una tribu de entre diez y 18 cocineros, viaja días enteros en dos camionetas cargadas de equipos y alimentos.

El destino puede ser Córdoba o la Quebrada de Humahuaca y unos días después, la Patagonia. Diez mil kilómetros en una semana y unos cuantos asados al costado de la ruta para “mantener viva la esencia”.

El sándwich que Lelé Cristóbal ofreció en el Festival gastronómico cordobés Peperina. Foto: Gonzalo Escamilla El sándwich que Lelé Cristóbal ofreció en el Festival gastronómico cordobés Peperina. Foto: Gonzalo Escamilla

Lelé lo explica así: “Somos cocineros, hay que cocinar y viajar nos permite seguir estando cerca de la gente. Son personas que tal vez no pueden ir hasta mi restaurante y valoran mucho tenerme acá haciendo un guiso o un sanguchito. Te dan mucho cariño en el interior, son cero caretas, por día saco 2 mil sándwiches y 3 mil fotos”, se ríe.

En Buenos Aires las cosas son distintas: “En este momento de mi vida puedo venir a una feria y estar al sol 12 horas cocinando pero después vuelvo a casa y a lo mejor no hago el servicio de uno de los restaurantes por un año. Tengo equipos super armados y si vas, comés igual o mejor que cuando estoy yo. El 2022 me llevó el año entero copado el desarrollo de las sangucherías.

-¿Cómo hacés para depositar tanto en tus equipos de trabajo en un momento donde los gastronómicos plantean la falta de personal capacitado como un problema generalizado?

-Sí, es cierto, hay quilombo de personal. Pero no me puedo quejar. Tengo un equipazo: son unas 40, 45 personas las que laburan conmigo. Hay que prestarles atención, escuchar a todos. Mi jefe de cocina fue mi primer bachero. Labura conmigo hace 19 años, somos amigos, fuimos a casamientos y a velorios juntos, hicimos mil viajes.

Lelé Cristóbal hace dos años frente a Café San Juan. Foto: Fernando de la Orden. Lelé Cristóbal hace dos años frente a Café San Juan. Foto: Fernando de la Orden.

Yo vivo enfrente del restaurante, en ese sentido es como mi casa. Lo que no se tiene que perder es la magia y para que la magia no se pierda, hay que estarle encima. Es como un matrimonio…

No tengo mucha rotación de gente. Para que eso hay que pagar bien, la gente tiene que estar 100% en blanco, el clima en el laburo tiene que ser bueno, la comida del personal también. Hay que pagar cualquier tipo de extras que surjan. Todo eso tendría que ser lo lógico y lo normal pero estamos en un país donde no sucede.

-¿Por qué en vez de poner otro restaurante decidiste apostar al negocio de las sangucherías al paso?

-Es una forma de seguir creciendo, pero de otra manera. Me permite llegar con un producto mío a todo el país. En vez de abrir un restaurante exclusivo en Miami prefiero abrir 80 sangucherías en toda Argentina y hacer algo más federal.Lelé Cristóbal hace una década. 
Foto: María Eugenia Cerutti. Lelé Cristóbal hace una década. Foto: María Eugenia Cerutti.

Arrancamos en Arroyo Seco, cerca de Rosario… Hay en el Gran Buenos Aires, en Bariloche… y estamos por abrir en Córdoba y en Bahía Blanca. Hay que hacer un trazado logístico, no es que abrís una sanguchería donde querés. Porque precisás que todas tengan el mismo producto, las mismas conservas, el mismo pan.

Y yo estoy detrás de todas las quejas, las recibo en persona. Porque una cosa es pensar un sándwich y probarlo en tu casa y otra que eso suceda tal cual en una estación de servicio. Hoy estoy conforme al 80 por ciento con el resultado. Soy muy exigente. No me gustaría que vaya alguien y salga diciendo “esto es malísimo”.

Aunque puede pasar, incluso en un restaurante un mal día puede pasar. Yo voy a comer afuera y ya ni me quejo. A lo mejor comí para el orto y a los 15 días vuelvo y estuvo buenísimo, porque cualquiera puede tener un mal día…

Una de las paradas sangucheras de Café San Juan. Una de las paradas sangucheras de Café San Juan.

-¿A qué tipo de lugares te gusta ir a comer?

-Con mi mujer comemos mucha comida japonesa. Parrillas, voy a todas, desde la de alta gama hasta la de barrio. Me gusta mucho La Brigada, es donde voy, me siento y saben qué tomo y qué como. Te ponés grande y el mejor restaurante es donde el mozo más te conoce. Me siento cómodo. Cuando no sé donde ir, voy a El Preferido.

Y otro de mis favoritos es el Gran Dabbang de Palermo. No sé cuánto sale ninguno porque la billetera la maneja mi mujer, no sé ni cuanta plata tengo. La verdad es que ahora soy más salidor.

-¿Y con las modas gastronómicas cómo te llevás?

-Consumo todas, pruebo todo. Algunas me gustan más que otras. De lo que reniego es de esas parrillas llenas de quesos y ají molido. Me gusta el asado más tradicional, nada de matambrito a la pizza, esa cosa de parrilla de Instagram. Es un espanto eso. Yo soy muy tradicional con la carne.

lele cristobal foto: Gonzalo Escamilla lele cristobal foto: Gonzalo Escamilla

Después está la moda de los platitos. Esta cosa de “todos somos chefs” y cualquiera se abre un restaurante y te sirve tres brócolis con una salsita. ¡Comimos muchas pastitas! Pero bueno, eso se va puliendo y se termina. Al final solo quedan los que realmente saben cocinar y hacen platos ricos.

-A finales de año cumplís 50, ¿cómo llegás a la quinta década?

El año pasado estuvimos re a dieta tenía que bajar como 10 kilos para estar más cómodo. Venía comiendo mucho, haciendo poco deporte. Ahora hago ayuno intermitente y una caminata larga todos los días. No me privo de nada pero como de una forma más consciente. ¡Estoy haciendo todo para llegar “flama” a los 50!

Alcohol cero: la gastronomía bahiense percibe la aplicación de la medida

Los consultados coinciden en que se tomó de un modo descontextualizado respecto de la actividad. Pero también que algo había que hacer si se pretende reducir el número de accidentes.

“No sé si el alcohol cero es tan necesario en algunos de los horarios de la gastronomía, pero es muy difícil ponerse en contra de una medida que apunta a la seguridad de las personas”.

Lo dijo Adrián Lliteras, empresario del sector de nuestra ciudad, sobre la ley de alcohol cero al volante, sancionada por la legislatura de la provincia de Buenos Aires y publicada en el Boletín Oficial el último 5 de enero.

La disposición prohíbe conducir cualquier tipo de vehículo (con motor) a quien registre una alcoholemia superior a 0 (cero) miligramos de alcohol en sangre. Con anterioridad, se sancionaba por encima de 0,499 m/l.

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“Si tuviéramos más líneas de colectivos, subtes y una mayor cantidad de taxis u otros medios privados, seguramente todo sería más sencillo”, dijo Lliteras.

“De todos modos, me da la sensación de que podría haber algo intermedio. Una persona que va a un bar y comparte un vino no sé si es tan peligrosa para la conducción como alguien que tiene otro consumo de alcohol; es decir, de algo más intenso”, agregó.

Una ley semejante a alcohol cero fue sancionada este jueves 13 por el Senado nacional. Ahora, sólo quedan once provincias sin esta aplicación, más allá de que en casi todas se encuentran proyectos en tratamiento para una eventual sanción.

“Debo admitir que, en principio, no se ven grandes resultados porque es algo reciente y, al aparecer un poco de frío por la estación, se confunde el bajón natural (de clientes)”, añadió Lliteras.

Adrián Lliteras.

“Como todo cambio, seguramente conllevará un tiempo de adaptación y la gente se terminará acomodando. Pero en algo hay que insistir: cualquier medida de este tipo que influye sobre la gastronomía no es buena para el sector”, aseguró.

La modificatoria de la ley 13.927 del Código de Tránsito Provincial, en su Art. 28, también prevé la prohibición a conductores que hayan consumido medicamentos, estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes o sustancias que la autoridad de aplicación, con intervención del Ministerio de Salud, determine como capaces de disminuir la aptitud para conducir.

“Pero no soy yo quien deba precisar la eventual peligrosidad de la conducción con esos parámetros aunque, en tal sentido, aclaro: cero es mejor que cualquier graduación”, admitió Lliteras.

Respecto de los comentarios de los clientes, el empresario señaló que, con anterioridad a la sanción de la ley, ya se habían producido cambios.

“Hace mucho tiempo que, en una salida de cuatro personas, existe un conductor asignado y es quien esa noche no tomará”, sostuvo.

“Además, se utilizan más los taxis y los remises. Y este es un punto importante: lo que pasa acá, y en toda la Argentina, es que el transporte público no es bueno y lo cierto es que algunas medidas, como la de alcohol cero puntualmente, no están acompañadas por los servicios para poder desarrollarlas”, explicó.

“Si estuviéramos en una ciudad con más líneas de colectivos, y mejor cuidadas; subtes; una mayor cantidad de taxis u otros medios privados, seguramente todo sería más sencillo. Pero de esta manera sólo te podés manejar con taxis y acá surgen dos temas: no existen en un número importante y, para muchas personas, hoy resulta un medio de movilidad oneroso”, aseguró Lliteras.

El costo de la bebida

“Nosotros estamos advirtiendo una merma de la gente que viene a cenar y que, luego, tiene que manejar. Si tomamos las últimas cuatro semanas, se trata de una caída de entre un 3 a 5 %. Todavía no nos afecta en forma importante, pero lo notamos”, dijo Julio César Amorosi, otro empresario del rubro gastronómico bahiense.

“Sí me preocupa cómo nos van privando de cuestiones a nivel social. Sin dudas que esto nos afecta y se reduce la posibilidad de seguir trabajando con libertad”, agregó.

“El nuestro es un rubro muy particular para la ciudad. Al ser restorán y parrilla se trata de un nivel de consumidores de una determinada edad y con una mayor conciencia para los cuidados respecto del alcohol”, comentó.

“El tema del alcohol al volante repercute porque estamos desaforados por la crisis. La gente no para de consumir y todo termina luego en accidentes”, sostuvo Amorosi.

“Además, el costo de la bebida es alto y la gente que viene acá no toma en forma indiscriminada y luego sale a la calle”, añadió.

Amorosi admitió, de todos modos, que una medida había que tomar por el número cada vez mayor de accidentes.

“El tema del alcohol al volante repercute mucho porque estamos desaforados por este momento de crisis. La gente no para de consumir y todo termina luego en accidentes”, comentó.

“Al principio nos dolió mucho (la resolución legislativa), pero entiendo que son las reglas del juego. Me parece que es una medida atinada porque, insisto, la gente está muy enloquecida en todos los niveles”, sostuvo.

Julio Amorosi.

“Por eso asumimos el costo. Veremos la forma de sugerirle a la gente que venga con un acompañante para que sea el conductor asignado, o buscar la forma para disponer de un vehículo para que se desplace si es necesario; incluso, esto podría ser a través de convenios con empresas de taxis o de remises”, explicó el empresario.

Entre 0 y 0,5 m/l

“Es cierto es que hay una caída muy importante en las ventas, pero también lo es que no sé si sucede puntualmente por el tema de alcohol cero”, señaló Fernando Rabbione, un empresario bahiense con más de 40 años en el rubro gastronómico.

“En todos lados las ventas se han achicado y a nosotros nos sucede lo mismo. Pero sin dudas que una medida de este tipo siempre repercute, claro”, añadió.

“¿Qué dicen los clientes? No hablan mucho del tema, aunque sí hay una mayor concientización. Pero eso existe desde antes de la sanción de la ley de alcohol cero”, sostuvo.

“Por ejemplo, hoy salen cuatro (personas) y toman tres. Lo que pasa es que, antes, ese cuarto que manejaba algo se tomaba. Porque no es lo mismo 0,50 (m/l) que cero”, contó.

“Existe una mayor concientización por parte de la gente. Pero eso existe desde antes de la sanción de la ley de alcohol cero”, señaló Rabbione.

Rabbione también se refirió a la instrumentación de la medida.

“Hay que ver cómo la aplican, porque si sólo lo hacen en la noche los únicos que nos vemos perjudicados somos los gastronómicos, las cervecerías y los lugares bailables”, aseguró.

“Pero al mediodía también se almuerza con vino o con cerveza. Pregunto: ¿A esa hora no hay alcohol cero? ¿El alcohol sólo emborracha de noche?”, inquirió.

El empresario también vinculó a la disposición con la coyuntura económica.

“Lo que pasa es que no hay plata para andar en taxi o en remises. Más allá del alcohol cero, la gente se retrae y quien tiene un peso trata de guardarlo porque las expectativas a futuro no son las mejores”, aseveró.

Fernando Rabbione.

“¿Qué opinaría si no fuera gastronómico? Que estoy de acuerdo con una medida de estas características, pero ir a cero me parece una exageración”, expresó.

“Yo no tomo alcohol y no tengo una dimensión real del tema, pero conozco gente que viene, se toma una o dos cervezas; un fernet o comparte una botella de champán con amigos. Y cuando sale, con menos de 0,50 (m/l), seguramente, lo hace con todas las facultades. No están borrachos. No sé; es para estudiarlo”, relató Rabbione.

Medios de transporte

Para Manolo Santo, otro de los empresarios gastronómicos de Bahía Blanca, la cantidad de clientes no bajó como consecuencia de la aplicación de la ley de alcohol cero al volante.

“Lo nuevo es que, en una mesa de dos, sólo toma uno. Y se toma menos por pareja. Vemos que la gente se está acostumbrando a que uno del grupo no consuma o, en su defecto, se terminan tomando un taxi”, dijo.

“Tal vez sería bueno arrancar con los controles un poco más tarde, buscando a la persona que realmente toma y no puede manejar”, dijo Santo.

“¿Qué opinan los clientes? Este es un local al que viene gente de más de 40 años y por supuesto que no están conformes”, comentó.

“También se abrió un debate, porque el que está dispuesto a tomar lo hace y sabe que, luego, se hará cargo eventualmente de la multa. Se la juegan”, añadió.

Por otro lado, Santo señaló que la ciudad no acompaña con los servicios para que los comensales puedan contar con alternativas de movilidad.

Manolo Santo.

“No salís con el auto por los controles del alcohol cero, pero acá no hay subtes, ni tranvías ni trenes. Y luego de la una de la mañana no hay micros y, a veces, hasta es difícil conseguir taxis o remises”, comentó.

“Tal vez sería bueno arrancar con los controles un poco más tarde, buscando a la persona que realmente toma y no puede manejar. Es una posibilidad”, sostuvo Santo.

Entre fumadores y ciclistas

“Al margen de las banderas políticas, estoy convencido de que las cosas se hacen por 4 años. Pero cuando uno las proyecta a futuro están buenísimas. Si lo aplicamos a la medida de alcohol cero al volante, los chicos ya crecen sabiendo que si toman no pueden manejar. Se van acostumbrando”, sostuvo Santo.

“Uno de los ejemplos es la bicisenda que hay en la ciudad. Hoy no anda casi nadie, pero en 40 años serán más transitadas. A futuro eso es bueno”, amplió.

“Con la prohibición de fumar en espacios cerrados pasó algo semejante”, recordó el empresario. (NdR: en el marco del programa Ambientes libres de humo de tabaco, el 1 de junio de 2007 se comenzó a aplicar la ordenanza en el distrito de Bahía Blanca para el sector gastronómico y afines. En su momento, se trató de una medida de vanguardia en todo el país).

“Se fumaba en los aviones, en los hospitales; hoy lo pensás y es una locura. Y así vamos a decirlo dentro de algunos años: ‘Antes tomábamos y manejábamos’. Son cuestiones a futuro para mejor que, en algún momento, había que comenzar. Claramente soy conciente de que si tomás, no podés manejar”, manifestó Santo.

“Es cierto que, en su momento, el consumo de cigarrillos dentro de los locales gastronómicos parecía que iba a ser algo problemático para la actividad y al final no lo fue”, rememoró Lliteras.

“Ojalá que con esto suceda lo mismo y que la gente se acostumbre. Porque la idea también es no afectar a una actividad que da muchos puestos de trabajo y es muy importante dentro del movimiento comercial”, amplió.

“Siempre insisto sobre esta cuestión: las medidas son buenas si están acompañadas por otro tipo de servicios que puedan ayudar a que no se resienta”, aseguró.

“Con esta resolución deberemos readecuar todo como cuando no se podía fumar dentro de los restorans”, sostuvo Amorosi.

“En aquel entonces hubo una merma de gente del 40 %. Lo padecimos durante mucho tiempo. Y al final todo se acomodó porque, en realidad, la resiliencia siempre está presente en nosotros”, subrayó.

“La situación de hoy no es comparable con aquella prohibición para fumar en espacios cerrados”, aclaró Rabbione.

“Aquella vez todos nos ingeniamos para tener un espacio o alguna galería para que la gente pueda estar al aire libre. Se pudo hacer, pero ahora no tenés escapatoria. No se puede comparar”, sostuvo el empresario.

La inesperada reacción de Narda Lepes cuando la consultaron sobre las apps de delivery

Fuente: Infobae – La cocinera opinó sobre la forma de trabajar que adoptaron muchos repartidores con ayuda de la tecnología y fue lapidaria

La inesperada reacción de Narda Lepes cuando le consultaron sobre las app de delivery que la convirtió en tendencia en redes

Las plataformas digitales de delivery experimentaron un acelerado auge durante la pandemia del COVID-19 en el país, que permitieron no solo abastecer las necesidades básicas de muchas personas durante la cuarentena sino también transformar los hábitos de consumo de la sociedad.

Hoy en día, estas apps ocupan un lugar destacado en la vida cotidiana de las personas. Si bien la mayoría solo las usa para pedir comida hay otros que extendieron su uso a rubros inimaginables y el listado de servicios no para de crecer. Y así como están aquellos que se hicieron delivery dependientes, también están los que se oponen a esta forma comprar porque consideran que es un trabajo denigrante para el repartidor.

Una de ellas es la cocinera Narda Lepes, que se convirtió en tendencia en Twitter, por su inesperada reacción cuando le consultaron sobre las app de delivery.

Entrevistada en un programa de radio, Narda se manifestó en contra del sistema y dijo que lo descarta de plano para sus restaurantes. Además, señaló que jamás pidió comida a través de una aplicación.

“Yo no uso ninguna aplicación de pedidos, nunca, jamás”, dijo la cocinera de manera contundente. Y agregó: “No las uso. Me parece que está mal para mí hacer que alguien pedalee rápido 15 kilómetros para vos comerte dos empanadas. Me parece una estupidez”.

Incluso, los periodistas que la rodeaban fueron muy lapidarios con la nueva opción “Turbo” que ofrece una reconocida app para que los pedidos lleguen en menos de 10 minutos a los domicilios. Caso contrario, le devuelven el dinero al comprador.

“Son 10 minutos y si no llegas te devuelven la plata. Y matan al de la bici, lo cuelgan en la plaza pública y lo apedrean”, ironizó uno de ellos frente a la mirada seria de Narda

Si bien el periodista no se mostró de acuerdo, trató de justificar el servicio diciendo que hay muchos usuarios que quieren el pedido rápido antes de que se pongan a ver Netflix “porque no pueden poner pausa” a la película para buscar el pedido.

Al escuchar sus declaraciones, Narda se preguntó: “Pero de vuelta ¿vos le vas a dar lo que quiere?”. Y ella misma se respondió: “No, flaco, porque las cosas no son así. Entonces, que todo sea a demanda, me parece que está mal”.

Al desarrollar su explicación agregó: “Si todas las decisiones que se toman, las toma un pelotudo de marketing sin un input filosófico está mal. ¿Entendés? Está mal”.

Por lo que llamó a los consumidores “a pensar varias veces” ante de usar las app de delivery. “¿Está bien o no está bien? ¿Está bien que… no, que sea tan pajera no me pueda levantar y bajar y comprar empanadas a alguien que las hace a dos cuadras de mi casa?”, relexionó sobre el final de la conversación.

En Argentina, el mercado de repartos on line se distribuye entre una docena de empresas que en la actualidad entregan a domicilio el 67% de los productos comprados por canales electrónicos, según un informe de Kantar y la Cámara Argentina de Comercio Electrónico correspondiente a 2022.

Hoy en día no existe una regulación para estas empresas a nivel estatal y solo la ciudad de Buenos Aires logró incroporar en 2020 alCódigo de Tránsito y Transporte la figura del “operador de plataforma digital”, que permite a las empresas calificar a los repartidores como autónomos.

Esta figura obliga a los repartidores a establecer un procedimiento eficaz para solucionar reclamos y proveer seguros de accidentes de trabajo. Además, les prohíbe implementar sistemas de incentivos o sanciones que fomenten los riesgos a la seguridad vial y de enviar notificaciones mientras los repartidores están haciendo la entrega.

En la provincia de Buenos Aires, en tanto, hubo tanta polémica al respecto que se pospuso un debate para regular a los trabajadores de estas app.

Es la mejor sommelier de la Argentina y esto recomienda a quienes quieran aprender más de vinos

Fuente: Iprofesional – Se trata de Andrea Donadio, que fue elegida como la sommelier número 1 de la Argentina en el último certamen, organizado en Mendoza

Nació en el barrio de Caballito, en la Ciudad de Buenos Aires, hace 34 años y, a fines del año pasado, su rostro acaparó las redes sociales y las portadas de los medios online dedicados al mundo del vino: tras una reñida y trabajosa final, y luego de enfrentar a 35 colegas, Andrea Donadio se convirtió en la mejor sommelier del país, en el concurso nacional que cada año organiza la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS).

En cuanto a su formación, Andrea egresó del Centro Argentino de Vinos y Espirituosas (CAVE) en 2011 y desde ese año es docente en esa institución en la cátedra Apreciación Gastronómica, además de contar con 10 años de experiencia en reconocidos restaurantes.

En paralelo, Andrea fue certificada como Certified Sommelier 2015, Court of Master Sommelier y es co creadora de Tinte Vinos, una tienda online, y es capacitadora en aceite de oliva para la marca Oliovita.

Cuando se le pregunta si se nace o se hace un experto en vinos, Andrea es precisa: «Buena sommelier se hace y requiere de mucho estudio y dedicación. Durante la formación académica se debe entrenar mucho el olfato y el gusto. De esta manera se pueden elaborar patrones y parámetros en relación a determinados componentes que se describen cuando catamos un vino, ejemplo: descriptores aromáticos, nivel de acidez, nivel de alcohol, textura de taninos».

En diálogo con Vinos & Bodegas iProfesional, también afirma que «no es necesario tener una capacidad innata» para ser un experto en vinos. «El olfato como el gusto se van desarrollando con la práctica», agrega.

Andrea Donadio, mejor sommelier de Argentina

-¿Cómo definirías a un/a excelente sommelier? ¿Qué herramientas debe tener?

-Una excelente sommelier debe ser hábil comunicadora, empática y amable. Debe tener mucho conocimiento sobre el mundo del vino pero debe saber transmitirlo de la manera más amena posible.

-¿Cuántas horas por día y durante cuántos meses hay que prepararse antes de un certamen como el Concurso Mejor Sommelier de Argentina?

-La preparación para un concurso requiere de una larga planificación, que en general lleva más de 6 meses aproximadamente. En el último concurso estudié 2 horas por día durante 8 meses. Armé un calendario con todos los temas que quería estudiar e intenté llevar el ritmo con mucha disciplina pero también con mucha flexibilidad. Puse pocos temas por día, con objetivos pequeños para poder lograrlos y así mantener viva la motivación.

-De la profesión, ¿qué es lo que más amás y qué es lo más tedioso?

-Me encanta comunicar un producto que data de miles de años. Siento una gran responsabilidad al ejercer mi profesión porque detrás de cada botella de vino hay muchas personas que trabajan día y noche. ¿Algo tedioso? Creo que la poca disponibilidad de vinos importados en nuestro país es una gran desventaja si nos comparamos con colegas de otras partes del mundo.

-A un consumidor que le gusta el vino, pero se maneja más por intuición, ¿qué tips útiles le sugerirías para ampliar su visión del vino?

-Hacer algún taller inicial es una buena idea para incorporar conceptos más sólidos. Además aconsejo ir a degustaciones o catas en vinotecas o restaurantes para probar vinos de diferentes bodegas y productores.

-¿Cuál es tu postura frente al histórico clásico debate del maridaje?

-Objetivamente existen reglas fijas para lograr un maridaje equilibrado pero también hay combinaciones de productos que responden a ciertas costumbres y están muy arraigadas a nuestra cultura. Las combinaciones que elegimos de manera individual responden a gustos muy personales.

-¿Qué maridaje original, simple y que te encanta podrías proponer a los lectores?

-Hace unos meses probé queso Brie con sake (bebida fermentada de arroz) y fue una experiencia superadora. La combinación de estos dos productos crea una sensación muy untuosa y envolvente en el medio del paladar, resaltando el umami, el quinto gusto básico.

Andrea, al consagrarse como mejor sommelier de Argentina el año pasado

-En lo personal, ¿qué vinos, estilos o regiones te gustan especialmente?

-Mi gusto personal mutó a vinos ligeros y frescos. Pero soy una persona muy abierta a probar de todo. Muchas veces me sorprendo con los vinos que le gustan a mis amigas sommeliers y termino sumando nuevas etiquetas a mi lista de preferidos.

-¿Cuál fue el último vino que te voló la cabeza y por qué?

-Hace muy pocos días tuve la posibilidad de probar Montchenot 15 años de Bodegas López y realmente fue extraordinario. Es un vino con una complejidad de aromas muy alta y una textura muy delicada en el paladar. Bodegas López es una empresa familiar que lleva más de 100 años elaborando vinos bajo la misma receta. Eso habla de una gran personalidad y constancia.

 -En otro histórico debate, como es el que existe entre vinos maduros y con madera versus los vinos desnudos y filosos, ¿dónde te ubicarías?

-Por suerte nuestro país produce un amplio abanico de estilos de vino. La diversidad atrae diferentes tipos de consumidores, incluso crea nuevos consumidores. Más allá de mi gusto personal, tengo que probar todos los estilos posibles, para estar al día con las novedades del mercado y así acercar nuevas etiquetas a los consumidores.

-¿La Inteligencia Artificial algún día reemplazará a los sommeliers?

Sinceramente, nunca me había hecho esa pregunta. Fui al chat GPT, le pedí su opinión y coincido 100% con su respuesta, que es la siguiente: «Es poco probable que la Inteligencia Artificial reemplace completamente a los sommeliers en el futuro cercano o lejano. Si bien la IA puede ser muy útil para recopilar y analizar grandes cantidades de datos sobre el vino, la evaluación sensorial y la comprensión del contexto cultural y social en el que se consume el vino, son habilidades que los sommeliers humanos poseen y que aún no pueden ser replicadas por la IA. Además, muchos consumidores prefieren interactuar con un sommelier humano, especialmente en situaciones sociales, y valoran la experiencia sensorial completa que solo un sommelier humano puede proporcionar».

Bariloche: premian en Londres este gin que tiene una versión para cada estación del año


Fuente: Río Negro by @athos.ginAle Philbert, detrás de «Athos», el gin recién premiado en Londres.

El dólar tocó los $425 el pasado martes y Alejandro Philbert (40) estaba ahí, como miles de entusiastas creadores, trabajando en Bariloche para que el mundo, el país, la Patagonia y cada uno de nosotros siga su marcha teniendo en la cabeza un mundo mejor.

Afuera la economía parece explotar y acá dentro, en su microdestilería -ubicada en la RN 40 km 2046, en la rotonda de circunvalación del aeropuerto-, él junto a sus dos socios siguen buscando hacer el mejor gin posible. Desde “Athos gin”, la empresa.

La idea es tener en un gin todas las versiones todo el año, pero cada una representando esa estación. Que en tu casa estés tomando ese momento de la Patagonia.

¿Cómo se hace para abstraerse de esta locura política? “Creo que uno es emprendedor por naturaleza, por enseñanza de nuestros padres, porque siempre en una crisis salen oportunidades y más en nuestro país”, confía el entrevistado, como si nada, sereno. Eso sí, no pide nada excepcional, solo que “quisiéramos tener más apoyo y facilidades burocráticas para poder realizar nuestras actividades de forma más profesional y así competir con las marcas más poderosas”.

Alejandro Philbert, hacedor, entusiasta… un emprendedor 100% cordillerano.

Esta onda tirando a zen se vio compensada estos últimos días porque “Athos”, el gin que producen en la cordillera rionegrina, fue distinguido en Londres por los popes de la industria mundial de esta bebida.

Quién es él. Qué hay detrás de este gran producto patagónico. De esto va la entrevista que le hicimos a este técnico en gastronomía mientras nos presentaba los dos gin ya creados que representan al verano y el otoño y nos adelantaba los que vienen versión invierno y primavera.

¿Por qué un gin para cada estación del año?

La idea es tener todas las versiones todo el año, pero cada una representando esa estación. Que en tu casa estés tomando ese momento de la Patagonia.

¿Hace cuanto que vivís en Bariloche?

Vinimos desde Avellaneda, Buenos Aires. Mis abuelos hace 30 años vinieron para acá y mis viejos hace 15 años que tienen cabañas para alquiler turístico. Siempre vacacionamos acá hasta que nos mudamos hace 10 años con mi mujer.

¿Por qué te decidiste a crear gin?

Porque podés experimentar con ingredientes (en este caso botánicos) como la cocina, conseguir una receta a base de conocimiento y práctica y replicarla para generar experiencias.

Athos Gin se creó en 2021 con pruebas y dedicación con un alambique de cobre importado de 10 litros, ahora contamos con uno de 70 litros por arrastre de vapor y próximamente vendrá uno de 200 litros. El arrastre de vapor es la forma en que se destila, donde los aromas y sabores son más delicados.

El nombre se debe a la mitología griega, Athos el Dios de la montaña, que es lo que vemos desde nuestra casa (NR: están situados en una chacra con alojamiento turístico con vista al Nahuel Huapi y las montañas), la etiqueta de la botella muestra una acuarela de lo que vemos, donde las lavandas son protagonistas. Nosotros las cuidamos todo el año y en marzo/abril las cosechamos para luego secarlas y destilarlas.

Escena de la distelería de «Athos gin» en Bariloche.

En esto no estás solo.

Somos un equipo de tres amigos/socios. Los tres destilamos y cada uno realiza distintas actividades. Ellos son Sebastián Peirano y Nicolás Garbarino; también nuestras respectivas familias que nos ayudan y apoyan para seguir adelante.

Nuestra misión es primero disfrutar el camino que estamos haciendo, es fundamental, y luego que Athos Gin sea un producto asociado con nuestra Patagonia, con Bariloche.

Queremos hacer cuatro versiones, cada una representando cada estación del año, sus colores, aromas y sus diferentes botánicos (algunos de estación). Cada versión cuenta con su pintura representativa del lugar.
Nuestra evolución es constante, leyendo, aprendiendo de colegas, en el mundo de las bebidas artesanales todos te ayudan, negocios locales también, ven el esfuerzo y también muy importante el trabajo qué hay detrás.

Tenemos en nuestra Patagonia (para mi) el mejor enebro del mundo, muy buen alcohol y ahora excelentes alambiques que antes había que importarlos sí o sí.

Esto les permitió ser premiados días atrás a nivel internacional.

Con respecto a la distinción, que fue en the IWSC Londres 2023 (international wine & spirit competition), es el certamen más antiguo, desde 1969 que se realiza, se hace una cata a ciegas por medio de profesionales y se da un puntaje. Grandes marcas año a año envían sus productos y en nuestro caso 91/100, medal silver, tercer mejor puntaje de Argentina y primeros en nuestra categoría Mejor Gin Contemporáneo de Argentina. Fue una felicidad enorme cuando leímos el email de felicitaciones, orgullo por lo que logramos (primer gin barilochense en lograr una medalla en este certamen) y responsabilidad para seguir brindando un producto de calidad.

Las botellas llegaron por una amiga (Fernanda) que vivía en Bariloche y ahora vive en Londres.


“Actualmente Argentina tiene excelentes destilados, cada uno con sus características.
El gin es bien particular: es un destilado que puede crearse con un sin fin de botánicos (siempre debe tener enebro como ley), puede ser dulce, picante, astringente, cítrico, aceitoso, lo que comenté antes, como la cocina, es un producto para todos los paladares”, refresca Alejandro pedagógicamente.

Y agrega: “para hacer nuestro gin primero nos tiene que gustar a nosotros, los botánicos que usamos y que queremos representar, luego algunas pruebas y así lo vamos definiendo, mientras que usemos ingredientes de calidad”.

Esta minipyme tiene ahora Athos N1 (premiado) representando el verano y Athos N3 representando el otoño (con pera, canela y roble). Más adelante saldrán Athos N2 representando al invierno (con más graduación alcohólica y picante) y el Athos N4 primavera (más frutal y floral). “La gente nos dijo desde el primer momento que estábamos haciendo algo rico, representativo de la zona y que sigamos adelante”, enfatiza.

¿El desafío de ahora en más?

Nuestra idea es poder ser una microdestileria 100% sustentable. Ahora separamos residuos (plásticos), nuestro alambique se enfría con agua recirculada y los botánicos que se descartan se compostan. Más adelante quisiéramos sumar energía renovable. También seguir enviando botellas a otros certámenes para si es posible poder conseguir más distinciones, poder abrirnos a otras provincias y quien dice al exterior en algún momento.
“Athos se hace íntegramente en nuestra microdestileria, se macera, destila y embotella aquí en Bariloche. Un gin 100% patagónico, como nosotros”, despide Alejandro.

En @athos.gin se los puede conocer aún más.

Llega a Pilar la hamburguesería argentina que está entre las 5 mejores del mundo

Fuente: Pilar Diario – La Birra Bar abre en el K50. Tiene 13 sucursales en el país, una en Miami y dos en Madrid. Su creador, Daniel Cocchia, afirmó: «Nuestro único secreto es haber trabajado en familia con muchísima pasión».

Quizás fueron los años aquellos en que las tardes transcurrían atrás de un mostrador y al calor de la cocina donde se preparaban los pollos al spiedo más famosos de Boedo, los que moldearon la mirada lúdica que Daniel Cocchia (47) tiene sobre su desarrollo gastronómico.

Esa visión es la explicación que baraja al hablar del crecimiento de La Birra Bar, nacida en el 2001 con un pronóstico tan incierto como la coyuntura económica y social de entonces, en un local lindero a la rotisería de sus padres.

Allí con su mujer Roxana y más tarde junto a su hijo Renzo gestaron el espíritu de una empresa que ya hizo pie en Estados Unidos y en España cosechando reconocimientos internacionales, y que nunca abandonó el espíritu familiar ni la búsqueda incansable por conseguir la hamburguesa perfecta.

En los próximos días, La Birra Bar llegará al complejo Pilar Walk en al kilómetro 50 de la Panamericana a un espacio con capacidad para 200 personas. Un nuevo local que se suma a los 13 que funcionan en la Argentina, al de Miami y a los dos de Madrid (donde se sumará otro par). Y a los que llegarán próximamente a Portugal y a Chile.

El empresario creador de la mejor hamburguesa de Estados Unidos consagrada en el South Beach Wine and Food Festival 2022 de Miami y dueño de la quinta mejor hamburguesería del mundo, habló con El Diario sobre su inminente arribo al distrito.

“Hubo muchos requerimientos de la gente de Pilar que siempre ha manifestado que un concepto como el nuestro no existía en esta zona”, afirmó Cocchia para quien “fue cuestión de que se alineen un poco los planetas y aparezca un local interesante”.

-Hace unos años desembarcaron en Miami y ya obtuvieron el premio a la mejor hamburguesa, justamente en el país que es la meca de ese producto

¿Cómo vivieron ese reconocimiento?

– Desde que comenzamos acá en Buenos Aires fuimos cosechando premios a nivel nacional y fuimos pensando en la expansión internacional. Comenzamos con un local en Miami donde al poco tiempo de llegar empezó a hablarse mucho de la marca y terminamos ganando el premio a la mejor hamburguesa de Estados Unidos en el 2022. Eso nos catapultó a ingresar al top five de las mejores hamburgueserías del mundo. Nunca antes lo había logrado una marca argentina. Hoy entre las mejores 50 hamburgueserías del mundo no existe ninguna otra argentina y nosotros estamos muy contentos de estar en el quinto puesto.

-¿Cómo crees que llegaron a eso a eso?

– Hoy con la velocidad de las redes sociales y el acceso a la información que tiene cualquier persona hay muy pocos secretos técnicos que puedan existir sobre un producto. No hay otra cosa que el trabajo incesante con una pasión desmedida por hacer las cosas de una manera que es la que consideramos que funciona, muy familiar. Nunca nos creímos empresarios por más que de alguna manera lo seamos. Siempre fuimos amantes del producto, de tener un contexto donde se pueda utilizar mucho la creatividad y de esa manera fuimos logrando crecer de una manera bien artesanal. Nuestro único secreto es haber trabajado en familia con muchísima pasión y de manera constante. Nunca parar de mejorar el producto.

-Arrancaron en el 2001 en un contexto adverso ¿se te cruzó bajar los brazos?

– No, jamás porque nuestra visión fue bastante lúdica del asunto, es algo que alimentaba esa pasión, entonces nos proponía desafíos permanentes que queríamos cumplir a nivel personal. No hacíamos ese fino proceso de evaluación de mercado para hacer una inversión sino que tenía que ver con esta parte más emocional, más visceral. Y nos dio muy buenos resultados hasta hoy, que después de tantos años seguimos apostando al mercado local sin descuidar la expansión internacional.

-¿Qué es lo que aprecian los extranjeros del producto?

– El hilo conductor en las opiniones es que es un producto diferente. Es algo totalmente artesanal, diariamente se confecciona el pan en cada uno de los lugares, la salsas, el sabor de carne asada es muy argentino. La gente siempre termina diciendo: “es la mejor hamburguesa que comí”.

-¿Alcanzaron la hamburguesa perfecta?

– Nunca, nunca se alcanza la perfección, siempre es algo a lo que querés llegar y eso también te motiva muchísimo.

“Hubo muchos requerimientos de la gente de Pilar que siempre ha manifestado que un concepto como el nuestro no existía en esta zona… fue cuestión de que se alineen un poco los planetas y aparezca un local interesante”. DANIEL COCCHIA.

La Birra Bar Pilar

En los próximos días La Birra bar hará pie en el distrito en un local ubicado en el complejo Pilar Walk (Panamericana Kilómetro 50). El lugar en el que trabajará una docena de empleados cuenta con capacidad para albergar a entre 150 y 200 personas, incluyendo sus espacios exteriores. La nota de color está dada por la calidez del patio interno realzado por su cuidada vegetación, pérgolas y una fuente.

Para quienes se asomen por primera vez al universo de las hamburguesas que ya son un verdadero plato de culto en el género de la comida rápida “se van a encontrar con un producto que a diferencia de la competencia, es muy artesanal”, afirmó su creador, Daniel Cocchia

“Hoy en día hay una tendencia mundial de comer a una hamburguesa más grasosa, más pesada, acá se van a encontrar con la sensación de estar comiendo un producto natural y bastante liviano, la gente puede comer y seguir su vida. Tiene un equilibrio en la grasa que provoca que no sea tan pesada, y el mejor pan que se puede fabricar para una hamburguesa de manufactura propia”, concluyó el empresario.

El chef creador de uno de los restaurantes éxito del momento va por su segunda apuesta

Fuente: La Nación – Franca es el último emprendimiento de Julio Martín Báez, el cocinero detrás de Julia –para muchos, el mejor restaurante de la ciudad–, donde destacan la nobleza del producto y el ingenio para combinar sabores.

Si se sientan en la barra, de cara a la cocina, van a poder comprobar el clima de actividad ardua pero tranquila que reina en este lugar. Y si se instalan en el salón, también: los fuegos y el ritmo del equipo están a la vista. Franca es como su nombre y como Julio Martín Báez, el talento que mueve los hilos de este y de su primer restaurante Julia –para muchos, el mejor de la ciudad–, con una solidez y una filosofía que lo convirtieron en el cocinero del momento. “Soy un chef indie, trato de generar equipos inclusivos, apostar a una gastronomía más directa, saludable y horizontal,” dice, como declaración de principios. Pero Báez es más que un chef indie. El año pasado su reconocimiento le valió cocinar en San Francisco y en Noruega, figurar en la lista de los 100 Best Chefs Awards, y terminar el 2022 a todo trapo, abriendo este segundo local que triplica el espacio del primero.

Pepinos al rescoldo con salsa vitel toné, alcaparrones, huevo de codorniz y botarga.
Pepinos al rescoldo con salsa vitel toné, alcaparrones, huevo de codorniz y botarga.Mariana Eliano

Julio cuenta que el lugar iba a ser un wine bar, pero en el camino fue mutando a restaurante con parrilla de más de tres metros, barra; salón amplio; veredita; y una ambientación gobernada por el cristal, los tonos oscuros, la iluminación que alumbra sin encandilar.

Los fuegos y el vino componen la receta de su éxito. La cocina está a cargo de Mercedes Ferraro, y la selección de vinos en manos de la head sommelier Delvis Huck, que antes trabajó en Aramburu, en Elena, en Palacio Duhau: del tema sabe. En la carta hay 95 etiquetas de Argentina divididas por estilos –”Versátiles y equilibrados”, o “Profundos y amplios”, entre otros– y un plus de 14 opciones por copa, un guiño para los que más que tomarse una botella, prefieren probar.

Iba a ser un wine bar, pero fue mutando a restaurante con parrilla, barra, salón amplio y mesas en la vereda.
Iba a ser un wine bar, pero fue mutando a restaurante con parrilla, barra, salón amplio y mesas en la vereda.Gentileza Franca

Igual que en Julia –que desde 2022 figura entre los 50 Best Latam–, el origen y la nobleza del producto cuentan y a las técnicas depuradas se suma el ingenio para combinar sabores. Prueben el paté con ceniza de lima, emulsión de limón asado y ensalada de hojas; la longaniza de Chacabuco –los pagos de Julio– con los pickles de coriandro y mostaza y chimichurri de hierbas; y el ojo de bife fermentado en koji, imán para carnívoros.

Y háganle un lugarcito a los postres, como el helado de maíz y pochoclo, poco obvio y con un punto dulce que no abruma. Franca marcha a ritmo de locomotora y se llena. Reserven si no quieren perderse este tren.

En la ambientación dominan el cristal, los tonos oscuros y la iluminación que alumbra sin encandilar.
En la ambientación dominan el cristal, los tonos oscuros y la iluminación que alumbra sin encandilar.Mariana Eliano