El Gato Negro: un local de especias que se convirtió en bar notable y cumple 90 años

Fuente: Clarín ~ Símbolo de Buenos Aires, lo fundó un español en 1928. En su interior se conservan hasta las baldosas rotas originales y una historia familiar de novela. Mirá el video.

“Esta es una empresa familiar. Y se mantuvo todo este tiempo con todo lo que eso significa”, empieza la charla Jorge Crespo, sentado en una mesita al fondo de El Gato Negro. Todo este tiempo es mucho tiempo: 90 años. El bar notable los está cumpliendo este mes, en una fecha imprecisa, borrada por los pliegues de la historia de una familia que fundó Victoriano López Robredo. Este español fue quien, en 1928, abrió en el mismo lugar donde esta hoy, con el mismo mobiliario y hasta los mismos pisos (ni siquiera se reemplazaron las baldosas rotas) un local de especias que se terminó convirtiendo en un símbolo de la avenida Corrientes.

Victoriano vivía en Madrid y su café preferido en esa ciudad se llamaba El Gato Negro. El hombre «trabajaba en una empresa inglesa y viajaba a Oriente en el Orient Express. Una vez, en el tren, hubo una cena dedicada a los gatos, y él se guardó el menú», recuerda Crespo. El amor por una argentina lo trajo a Buenos Aires y abrió un local de venta de comestibles que se llamaba La Martinica, donde hoy está la heladería Cadore, cuando Corrientes era angosta. Tiempo después, se mudó al enorme salón de Corrientes 1669. Y ese gato dibujado en el menú del Orient Express se transformó en el símbolo de su nuevo negocio.

El cuadro con el gato que colocó Victoriano sigue dominando el salón. La mampara del fondo estaba cuando llegó, y él hizo construir todos los muebles emulando su diseño, donde entonces y hoy se guardan los frascos con más de 200 productos nacionales e importados, entre especias, hierbas, condimentos, semillas, sales, tés y cafés, entre otros.

«Lucía, mi mamá, tuvo un hijo con Benigno, el hijo de Victoriano. Lo conocí a los 15 años al padre de Diego, mi hermano, que nació cuando yo tenía 17», empieza con el relato de la saga familiar, que se entrecruza con la de la empresa. Era 1966… y Benigno estaba casado con otra señora que no era Lucía, una situación muy «compleja» para la época.

Para ese entonces, Victoriano había «habilitado», como se decía en esa época, cederle parte de una empresa a tres empleados, y él no frecuentaba su negocio, que estaba venido a menos. Benigno, el hijo, tomó las riendas. «Era un tipo brillante», recuerda Jorge a este ingeniero industrial que a fines de la década del 60 hizo «la segunda fundación del Gato Negro». Decidió sacar todos los productos de almacén y concentrarse en las especias. Los empleados «habilitados» pensaron que estaba loco y le vendieron su parte gustosos.

Benigno se convirtió en un alquimista. Jorge, que se dedicó toda su vida a la maquinaria para la construcción, cuenta que los sábados iba a visitarlo y que el hombre le hacía probar las mezclas de especias que inventaba. «Me hizo probar cada cosa», recuerda. Detrás de las mezclas del «especiero», como lo llama, la fama del local fue creciendo: las fórmulas que calculó Benigno son las mismas que se siguen usando hoy.

Pero en 1978, mientras estaba de luna de miel con su tercera mujer en Suiza, Benigno murió. Y se desató el huracán. Su primera y su tercera esposas, y el único hijo que tuvo con la segunda, quedaron como herederos. Diego tenía 11 años y su hermano mayor, de 29, se hizo cargo de administrar su parte. «Fue un proceso duro. Y yo terminé aglutinando a la familia del Gato Negro. Primero, le compré la parte a Lucrecia, después a May Moore», nombra Crespo a las dos esposas legales de Benigno. Le cuesta hablar de su hermano: Diego, que estaba más en el mostrador y la relación con la gente, murió de un infarto en 2001, a metros de la mesa donde él ahora está contando la historia.

Y la historia lo lleva a la tercera fundación del Gato Negro. En marzo de 1998, cuando ya el supermercadismo estaba consolidado y nadie necesitaba venir al centro para comprar insumos para su alacena, se le ocurrió empezar a servir café. Compró 6 mesas, 18 sillas y una máquina en un remate. Le costó cambiar el concepto del local, pero al año siguiente, en 1999, ya lo habían reconocido como uno de los primeros bares notables de la Ciudad. Siempre pensando en cómo innovar, puso un restaurante en el primer piso, donde originariamente estuvo la oficina de Benigno, que finalmente terminó cerrando y luego fue sala de shows y, desde hace unos años, un segundo salón que amplió la capacidad del café. También fue uno de los visionarios en incorporar el té gourmet en el 2000, en el arranque del boom: hoy ofrecen 19 variedades nacionales y nueve de India, China y Africa.

Dice Crespo que más difícil que aguantar los embates de la economía y de las internas familiares fue superar la amenaza de desalojo de 2005. Recuerda que la misma mañana en que una nota de Clarín contaba que el dueño del edificio donde está el local iba a venderlo y por eso les rescindía el contrato, la vereda explotó de periodistas. Finalmente, el edificio se vendió con ellos adentro.

El 30 de octubre habrá un festejo por los 90 años, y la Legislatura porteña le entregará una placa por todo lo que significa El Gato Negro en la historia de Buenos Aires. Quizás eso que significa pueda resumirse en su olor, algo que se siente apenas se abre la puerta y que no existe en ninguna otra parte de la Ciudad.

«Sí, es cierto, hay un aroma al Gato Negro», admite Crespo. Y revela qué lo produce. «Compramos todas las especias enteras y las molemos acá, para garantizar la máxima calidad. Lo mismo que el café, que tostamos acá, y los blends de té, que también hacemos nosotros. Según lo que estemos moliendo y tostando cada día, se intensifica más el aroma en el local. Y cuando se abren los frascos, ese olor sale», explica, destapando uno de nuez moscada y acercándolo a la nariz de la cronista para mostrarle cómo este rinconcito de Corrientes es un lugar donde Buenos Aires se hace perfume.

La hotelera marplatense que desafía a las grandes cadenas internacionales

Fuente: La Nación ~ Los turista y los locales que se mezclan en la playa. Y, en medio del vaivén de las olas y de la gente, dos inmigrantes gallegos, María del Carmen y Manuel inauguran el primer hotel que permanece abierto en invierno -toda una novedad para una ciudad balneariae imaginan, así, que la metrópolis podría tener turismo todo el año.

El matrimonio originario de Galicia siguió con esa idea en mente firme durante años hasta que su apellido, Álvarez Argüelles, se convirtió en uno de los más fuertes en la hotelería nacional en la ciudad balnearia. Los hoteles en Mar del Plata fueron el comienzo, pero a partir de 1990 siguieron más hoteles en Salta, Neuquén, La Pampa, Posadas y Buenos Aires. Manuel Álvarez Argüelles falleció en 1994 y la cadena quedó a cargo de dos mujeres. Hoy la lidera Claudia Álvarez Argüelles (59), hija del matrimonio y CEO de la empresa, y María del Carmen sigue siendo presidenta a sus 84 años.

1 Mujeres power
Para desarmar a sus interlocutores y convencerlos, las Álvarez Argüelles mostraban sus mejores cartas: la vocación de servicio. «Buscamos que ser mujer fuera una fortaleza y nunca nos tiramos para abajo, por lo que nuestro género no significó un obstáculo», apunta.

2 Los eslabones más fuertes de la cadena
La empresa es familiar y quiere seguirlo siendo. «Siempre tenemos ofertas según los momentos económicos del país, pero siempre contestamos que esta no es una compañía que esté en venta. Tenemos una fuerte vocación de seguir creciendo en nuestro país y tenemos convicción de pertenencia: las ofertas se reciben y las vemos como un halago y un impulso para seguir por este camino», resalta Claudia Álvarez Argüelles.

3 Crecer con lo nuestro
Jugar de locales le sirvió a la familia para entender mejor a su cliente y adaptarse rápidamente a sus gustos, pero también tuvo sus desafíos: «Si nos comparamos con cadenas del exterior, tenemos la debilidad del acceso al financiamiento a valores competitivos para poder reinvertir y desarrollar nuestro negocio. También hay una restricción en las provisiones: un hotel es como una pequeña ciudad y necesita varios bienes de decoración, alimentación y cuidado personal, y en la Argentina hay menos acceso a la variedad de esos bienes», describe.

4 Gestión anticíclica
Por lo cíclico de las crisis, dice Claudia Álvarez Argüelles, la familia tuvo que desarrollar un pensamiento anticíclico y de largo plazo. «Mis padres impulsaron el turismo todo el año en Mar del Plata. Ellos querían diferenciarse y pensar el servicio desde el cliente y, aunque la mirada cortoplacista indicaba que no sería rentable tener un hotel abierto todo el año, la mirada de ellos siempre fue por otro camino: nuestro crecimiento no estuvo basado en determinados momentos en los que la hotelería tuvo un boom, sino que fue un camino de permanente progreso a pesar de los vaivenes», resalta.

5 Volver a las raíces
Mientras tanto, la ejecutiva se prepara para una temporada de turismo interno fuerte por el año de devaluación. «Somos muy conscientes de que esta debería ser una buena temporada, pero también de que depende de nosotros que así lo sea. No queremos ser una elección circunstancial, pero sí sería bueno que sea una oportunidad de redescubrir la ciudad y que se sorprendan con servicios e inversiones nuevas. Es decir, que la opción sea la mejor que podrían haber hecho», concluye.

Minibio
Industria nacional
Los Álvarez Argüelles llegaron de Galicia, España. Aquilaron un primer hotel en Mar del Plata en 1954, y en 1958 adquirieron el Hotel Iruña

Sucesión
En 1994, con la muerte de Manuel Álvarez Argüelles, uno de los fundadores, su mujer, María del Carmen y su hija, Claudia, se hicieron cargo del negocio

Expansión
En 1995, tras cinco años de obras, la familia inaugura el hotel Costa Galana, hoy un ícono marplatense

Cadena argentina
En 1990 el grupo salió por primera vez de Mar del Plata e inauguró un hotel en Neuquén. A inicios de 2000 puso un pie en Buenos Aires con el hotel Bel Air. Diez años después llegó Posadas y, entre este año y el anterior, la cadena desembarcó en Santa Rosa y Salta

Firme en Capital y Córdoba, ahora Rappi prepara su desembarco en La Plata y Rosario

Fuente I Profesional ~ La compañía permite hacer compras en supermercados y restaurantes con entrega inmediata en el hogar. Proponen una demora inferior a los 35 minutos

Rappi, la plataforma que permite hacer compras en supermercados y restaurantes con entrega inmediata en el hogar, sigue expandiéndose en la Argentina. A su estructura de distribución en menos de 35 minutos en Buenos Aires y Córdoba, ahora la compañía está a un paso de sumarle servicios en La Plata y Rosario.

Con el firme objetivo de cerrar el año con una facturación del orden de los 5 millones de dólares, la compañía también avanza en el desarrollo de un “hub” en Argentina para brindar soluciones y servicios similares a toda la región.

En diálogo con iProfesional, Matías Casoy, manager general de Rappi, brindó detalles de la empresa y explicó cuál es el diferencial de esta opción de delivery “on demand”.

iProfesional (iP): ¿Cómo y dónde surge Rappi?
Matías Casoy (MC): Rappi nació en 2015, en Colombia. Fundada originalmente por Simón Borrero, Sebastián Mejía y Felipe Villamarín, de ser una aplicación colombiana hoy Rappi está presente en 6 países.

iP: ¿Qué características tiene el servicio que presta?
MC: De ser una “app” para pedir antojos a restaurantes de la ciudad, se volvió una plataforma multivertical latinoamericana que está cambiando el mundo del delivery “on demand”.

Rappi propone otra forma de interactuar con nuestras compras cotidianas, todos los días, en todas las horas.

Un cliente puede pedir comida a sus restaurantes preferidos, realizar las compras del supermercado, comprar comida para su mascota, o solicitar un “Rappifavor”. Todo en tiempo récord, y con los mismos precios que encontrará en las tiendas.

iP: ¿De qué forma está delineada su estructura en la Argentina?
MC: En Argentina tenemos un equipo de 100 empleados en áreas como finanzas, comercial, marketing, operaciones.

Y estamos armando un “hub” de tecnología, con ingenieros y desarrolladores que desde Argentina brindan servicio a toda la región.

Tenemos 3 oficinas en Buenos Aires y una oficina con equipo local en Córdoba.

iP: ¿Cuál es su área de cobertura en términos de negocio?
MC: Cubrimos una importante zona de Capital Federal, Zona Norte y Córdoba Capital. Planeamos abrir Rosario y La Plata en las próximas semanas.

iP: ¿Con cuántos repartidores opera?
MC: Repartimos todo lo que venden nuestros aliados, desde pizzas hasta pañales. Pasaron por nuestra charla informativa más de 2.000 repartidores que luego son libres de conectarse y desconectarse a la plataforma.

iP: Rappi hace entregas de supermercados, entre otros aspectos. ¿Eso es por acuerdo con las empresas del rubro?

MC: Entregamos pedidos de supermercado y ese es uno de nuestros diferenciales.

En Rappi podés encontrar todos los productos de los supermercados más reconocidos, y recibirlos en 35 minutos (si es una compra “express”), o programar la entrega en franjas horarias.

Lo más interesante de la propuesta de supermercados no sólo es el tiempo récord para recibirlas: los precios son exactamente iguales a los que encontrarías en las tiendas físicas.

iP: ¿A cuánto asciende el costo del servicio? ¿Cómo son los tiempos de entrega?
MC: Hacemos entregas desde restaurantes, supermercados y todo tipo de tiendas especializadas en 30 minutos.

De hecho, nuestra propuesta de valor es “35 o gratis” para aliados exclusivos: si llegamos en 38 minutos tu pedido es gratis.

Los clientes pueden optar por pagar con tarjeta de crédito o en efectivo contra entrega.

El costo del envío ronda los 40 pesos, dependiendo de la distancia. Muchos de los usuarios optan por adquirir la membrecía de Rappi Prime, que otorga envíos gratis ilimitados por un monto mensual de suscripción que hoy está en 99 pesos.

iP: ¿En qué se diferencia del servicio de delivery conocido?
MC: Por un lado, los tiempos de entrega son completamente superadores a los que conocíamos hasta ahora: en lugar de esperar 60 o 90 minutos por una pizza, la recibís en 35 minutos… o la entrega es gratis.

Por otro lado, en Rappi encontrás una propuesta multivertical: no sólo tus restaurantes preferidos, sino también supermercados, tiendas especializadas, y hasta se puede pedir un “antojo” a cualquier lugar que el cliente conozca.

iP: El contexto macroeconómico del país ¿qué efecto viene teniendo en el negocio de Rappi?
MC: Los clientes argentinos nos siguen acompañando y nuestro crecimiento se sostiene semana tras semana.

La propuesta representa una fuente de ingreso adicional para nuestros aliados, así como para los repartidores.

iP: Por último ¿Cómo les está yendo en términos de facturación en Argentina?
MC: Esperamos llegar a fin de año con ventas por US$5 millones. La intención es multiplicar por 5 las ventas durante 2019.

Pablo Rivero: “La gastronomía es afecto, no egos”

Fuente: Noticias / Perfil ~ Es el dueño de la parrilla Don Julio. Reconocimiento internacional, espíritu de barrio y clientes famosos como Bono, Hollande y Pacino.

“La gastronomía es afecto, no egos”, sentencia Pablo Jesús Rivero después de casi dos décadas de transitar ese mundo. Es sommelier y empresario, dueño de Don Julio, la parrilla de Palermo reconocida internacionalmente.

Nació y se crió en Rosario. Su abuelo era carnicero y su padre, productor ganadero. Ya en Buenos Aires, la familia vivía justo arriba de lo que hoy es la parrilla. Allí había otro restaurante que no funcionaba. Los rosarinos tomaron la posta y el 26 de noviembre de 1999 abrieron Don Julio, una parrilla barrial. Al principio estaban los padres, la abuela y Pablo. Con el tiempo los mayores se retiraron y desde hace unos años, lo dirige el heredero.

El restaurante lleva el nombre de un amigo de la familia. “Julio era un gran amigo y un personaje de Palermo, miembro de la murga Atrevidos por Costumbre. Le pusimos su nombre porque él simbolizaba la unión entre amigos, el asado y el vino”.

 

En este caso la fama no es puro cuento. La guía San Pellegrino ubicó a Don Julio en el puesto 13 entre los 50 mejores restaurantes de Latinoamérica (2017) y la revista británica Restaurante lo consagró número 1 de Argentina y 55 entre los 100 mejores del mundo (2018). Por allí pasaron Bono, Bill Clinton, Benicio del Toro, Al Pacino, Martín Losteau, Horacio Rodríguez Larreta, Tinelli, Suar, Francella y Darín, entre otros.

“La gastronomía es pasión, amor. La vocación de dar de comer, de recibir en tu casa, de hacer sentir bien. Empecé con mis padres cuando tenía 19 y enseguida me enamoré. De alguna manera somos responsables de la felicidad de las personas cuando están en el restaurante. Es un trabajo difícil pero súper satisfactorio”, asegura. Antes había trabajado en carpintería, organización de matinés y en el Servicio Meteorológico Nacional. También tuvo un kiosco, donde daba de almorzar. Su primer emprendimiento gastronómico.

Noticias: Don Julio comenzó como una parrilla de barrio y ahora es un restaurante consagrado internacionalmente. ¿Cómo fue ese salto?
Pablo Rivero: Fue un crecimiento, cambiaron nuestros gustos y esto coincidió con el gusto de mucha gente. En gastronomía tenés que hacer lo que te gusta. No te podés mentir porque es un trabajo tedioso, muchas horas, mucho cuerpo y corazón. Igual, Don Julio sigue siendo una parrilla de barrio. No va a cambiar por más premios o reconocimientos.

Noticias: ¿Cuánto le importan los premios?
Rivero: Es un reconocimiento, pero creer en eso como un símbolo de calidad es un error. Conozco muchos restaurantes que no están en estas guías y los prefiero a otros. El que tiene que sentirse feliz es el comensal. La gente que llena el restaurante y lo disfruta. Ese es el premio.

Noticias: ¿Por qué a tanta gente le gusta tanto?
Rivero: Crecimos, profesionalizamos el equipo, investigamos, buscamos los orígenes de nuestra cocina, un camino de trazabilidad. Sólo tenemos carnes de pastura Hereford y Aberdeen Angus, de 450-480 kilos en pie, que maduramos en nuestra cámara con una maduración especial de 10 a 28 días, dependiendo el corte. Trabajamos con huertas que siembran nuestras semillas, por ejemplo, tomates y ajíes, y también los quesos con diferentes productores. Además, tenemos al maestro parrillero Pepe Sotelo y al chef Guido Tassi que desarrolla los embutidos, las guarniciones, los postres, los helados.

Noticias: Entre los clientes hay celebridades, empresarios, políticos.
Rivero: Sí, pero tratamos a todos por igual. Tenemos clientes que vienen desde el primer día, otros habitués y turistas. Acá el famoso es el cliente, más allá de quién sea.

Noticias: Es un trabajo demandante. ¿Cuánto tiempo le dedica?
Rivero: El necesario para trabajar en la dirección, disfrutarlo y compartirlo con mi familia. La gastronomía es a tracción sanguínea, hay que ponerle el corazón y que lata fuerte. Necesita de tu vida. Con el tiempo fui delegando y construyendo un equipo sólido, hoy son 69 personas, y ahora puedo tomarme mis días.

Noticias: ¿Qué le gusta hacer fuera del trabajo?
Rivero: Juego al fútbol en GEBA, de número 5; y me gusta viajar con mis hijos, Facundo (13) y Juan Martín (11). Estuvimos en Europa y ahora planeamos un viaje a California.

Noticias: Debe tener muchas anécdotas en el restaurante. ¿Alguna que recuerde especialmente?
Rivero: Una noche vino François Hollande siendo presidente de Francia. Lo trajo mi amigo Mauro Colagreco. Cayeron a las once y media con una comitiva y un ejército de custodios y policías. Nos tomaron el restaurante por asalto y hasta bailaron tango y recitaron. Cuando Hollande se fue caminando, un grupo de franceses que estaban en el balcón empezaron a cantar La Marsellesa, él se paró y se puso a cantar con ellos. Fue un gran momento.

Noticias: ¿Cuáles son los cortes más pedidos y el precio promedio del cubierto?
Rivero: Entraña, aunque no figura en la carta porque hay poca, bife de cuadril, bife de chorizo ancho, vacío del fino. El precio promedio es de 1.000 pesos con vino.

Noticias: Usted es sommelier y otro punto importante del restaurante es la cava. ¿Cuántas etiquetas y botellas tienen?
Rivero: Tenemos unas 1.000 etiquetas y 13.000 botellas. Todos son vinos argentinos. Valorizamos lo nuestro. Hacemos una cata anual a ciegas de 1.400-1.500 etiquetas y elegimos.

Noticias: Los clientes escriben en las etiquetas, ¿no?
Rivero: Después de tomar el vino, le acercamos una fibra para que exprese su sentimiento. Es una manera de atrapar el momento.

Noticias: ¿Quiénes son sus referentes argentinos?
Rivero: La gastronomía argentina está en un gran momento, súper floreciente y con muchos cocineros talentosos. Admiro a Emilio Garip, un gran referente; Germán Martitegui; Dolli Irigoyen, la gran madre; Narda (Lepes), una gran emprendedora; Mauro Colagreco, la inspiración, el argentino modelo, se fue con una mano atrás y otra adelante, logró todo y nos ayuda desde su lugar de prestigio.

Noticias: Le tocó vivir varias crisis económicas. ¿De qué manera logró transitarlas?
Rivero: El objetivo es salir adelante. En las crisis se gana menos, se achica lo que hay que achicar, pero no se pierde calidad. Si perdés calidad, perdés todo. La única manera de salir adelante es siendo buenos.

Noticias: Si tuviera que darle un consejo a un emprendedor gastronómico, ¿qué le diría?
Rivero: Que la gastronomía es afecto, no egos. Que si siente afecto por recibir gente y brindarle lo mejor que tiene le va a ir bien. Que no es un negocio, es un modo de vivir, y que lo disfrute.

Noticias: ¿Los cocineros son muy egocéntricos?
Rivero: Todos somos egocéntricos. Ellos tienen ese mote, pero en poca gente confío más que en los cocineros. Transforman un producto que luego se va a transformar en vos. Alguien que hace eso no puede ser mala persona.

Luis Morandi, curiosidades y anécdotas del primer wine bar porteño, que cumple 20 años

Fuente: Clarín ~ Gran Bar Danzón abrió en 1998 y fue el primero en servir vinos de alta gama por copa. Cómo sobrevivió a las modas y las crisis económicas.

Buenos Aires, 1998. El vino de mesa argentino, ése de las publicidades de los ‘80 que hoy muchos recuerdan con nostalgia, tiene los días contados. Todavía lo sirven en los restaurantes, lo sacan de algún estante donde lo guardan a temperatura ambiente, sea invierno o verano, y nadie se queja cuando lo descorchan así, ni pregunta qué varietal es (¿Malbec, Chardonnay? Basta saber si es tinto o blanco)

Pero la industria vitivinícola nacional está en pleno proceso de reconversión y hay un hombre que intuye lo que se viene, por eso se la juega con una propuesta gastronómica innovadora. Junto a su socia Patricia Scheuer, Luis Morandi abre Gran Bar Danzón en un primer piso de la calle Libertad, a metros de la Avenida Santa Fe. Una discreta puerta sin cartel con una escalera, en una cuadra residencial de Barrio Norte. Se presenta como el primer wine bar de la ciudad, el único que promete servir “vinos de calidad, y por copa”. Y, en los estertores de la década menemista, el Danzón -donde siempre hubo música, pero, curiosamente, nunca se bailó- se convierte en un éxito inmediato.

“Creo que salimos a la cancha en el momento oportuno. La industria estaba en plena transformación y la gente estaba preparada para el cambio”, rememora hoy Morandi en el mismo local al que ahora vienen los hijos de aquellos primeros clientes.

-Después los bares de vino se pusieron de moda y empezaron a abrir por todos los barrios. Como pasa ahora, con las cervecerías artesanales.

-Sí, hubo un momento en que cualquiera ponía un wine bar, supuestamente. Me acuerdo de haber visto el cartel de wine bar donde había una panadería, al lado de la bandeja de medialunas.

«Hubo un momento en el que cualquiera ponía un wine bar. Llegué a ver que servían vinos por copa en una panadería, al lado de la bandeja de las medialunas».
Luis Morandi, dueño de Gran Bar Danzón

Sonríe Morandi al recordar a todos los que quisieron subirse al boom y quedaron en el camino. Y destaca que el suyo no fue un proyecto improvisado ni un golpe de suerte. Él, que supo ser músico de la Filarmónica Nacional, comenzó a interesarse por la gastronomía a principios de la década del ‘90, cuando tomó clases de cocina con Dolli Irigoyen. Después, con el Zorrito Fabián Von Quintiero fundó el emblemático Soul Café, restaurante ícono de Las Cañitas.

“En el Soul yo ya había empezado a vender vino por copa, pero ahí no funcionó porque ese lugar tenía otro ADN. Era una cantina funk donde te caía Andrés Calamaro con diez personas más a la madrugada y a veces terminaban zapando ahí mismo. Fue una idea disparatada de dos delirantes”, dice.

-¿Por qué elegiste irte de Las Cañitas, que en ese momento era un circuito gastronómico en pleno apogeo?

La barra de Gran Bar Danzón, en Recoleta, tiene 12 metros de largo. Además de vinos, sirven coctelería de autor. (Foto: Marcelo Carroll).

-Yo tenía claro que buscaba un espacio por el centro, con otro perfil, otro ambiente. Y lo encontré en los clasificados de Clarín, mirá vos. Después hicimos un trabajo laborioso de ingeniería para construir un local adentro del otro, con vidrios dobles en las ventanas para lograr el aislamiento acústico y evitar quejas de los vecinos por el ruido. También se proyectó la barra de 12 metros, porque queríamos rescatar la buena coctelería, que en ese momento con tanta discoteca estaba caída.

-Conseguir vinos diferentes de lo que había en el mercado no era tan fácil entonces, ¿no?

-No, claro, era todo un trabajo. Ahora hay mucho para elegir, pero en ese momento no era sencillo traer las perlitas que nosotros teníamos, porque no tenían distribución comercial. A veces los enólogos nos mandaban por encomienda a Retiro los vinos que hacían en sus propias casas.

-Fuiste un cazatalentos, porque el Danzón fue un semillero de bartenders y sommeliers que ahora tienen nombre propio (Tato Giovannoni, Andrés Rosberg). ¿Cómo armaste el equipo?

-Nuestra manera de trabajar es darle espacio a aquél que tiene vocación de trabajo. Ellos crecieron porque tuvieron talento y dedicación.

-¿Cambió el público que viene al lugar en todos estos años?

-Se fue renovando. Tuvimos distintas épocas. Después de la tragedia de Cromagnon, con el cierre de muchas discos, notamos que venía un público que no era el habitual. ¡Veíamos pibes que se traían cervezas escondidas en la manga! Pero fue una etapa. Ahora tenemos clientes que no pagarían 4.000 pesos por una botella, pero sí son capaces de pagar 800 pesos por una copa súper premium.

«Con el que viene al bar se genera como un romance. A vos te puede empezar a gustar un vino antes de probarlo por la manera en que yo te hablo de él. Todos somos influenciables».
Luis Morandi, dueño de Gran Bar Danzón.  ~ Suscribir aquí para acceder a los beneficios de Info Gastronómica Premium!

Venden helado «aspiracional» en el Conurbano y facturan $107 millones

Fuente: La Nación ~ Estos son los pasos para hacer del helado un producto aspiracional para la clase media del Conurbano bonaerense según dos emprendedores argentinos. Primero, abrir locales en esquinas de José C. Paz , Grand Bourg y Moreno, pero también en los barrios porteños de Cañitas y Palermo .

Segundo, pelearse con los proveedores para que entreguen las mismas sillas y mesas para todos los locales, sin importar la ubicación

Tercero, hacer verdadero helado artesanal, cobrar el kilo solamente $60 menos que las principales cadenas para un público de mayor poder adquisitivo, pero compensar con locales abiertos 16 horas al día y compartidos con los sándwiches de Subway para aumentar la oferta.

Los primeros esbozos del plan para desacralizar el helado artesanal comenzaron cuando, a través de sus esposas, Esteban Wolf y Gustavo Tonietti se conocieron. Tonietti había fundado Chocorísimo con un local en Zárate en 1998, y en 2013 contaba con dos sucursales más.

Ese mismo año, Wolf abandonó Progen, la distribuidora de medicamentos genéricos que había fundado una década atrás y se sumó al proyecto. En menos de cuatro años, la cadena de heladerías llegó a 25 locales, de los cuales 12 son franquicias.

El avance en Capital Federal y el Gran Buenos Aires llevó una inversión de más de US$4 millones. Este año, la facturación proyectada será de $107 millones y Chocorísimo abrirá locales en Bahía Blanca, Villa Ballester y Olavarría.

«Somos el Starbucks de cada lugar donde vamos. Ponemos locales tan lindos como las cadenas más top en Grand Bourg, San Miguel y José C. Paz. Nos preguntan: ‘¿A quién se le ocurre poner esto acá?’, pero a nosotros nos interesa poder darles a todos los clientes la misma calidad», dice Wolf.

El emprendedor asegura que es muy común que sus sucursales se encuentren con un Grido enfrente, la cadena cordobesa de helado low cost que es la mayor del país en cantidad de locales, pero que, a pesar de que comparten ubicación, no compiten por público.

El kilo de Chocorísimo está más cerca de los $300 que de los $400, como las marcas más caras, explica Wolf. En otras palabras: son más baratos, pero no tanto como la oferta que apunta a quienes quieren gastar mucho menos. Y añade que el contexto y la competencia obligan a hacer promociones agresivas para darse a conocer. «Nosotros consideramos que el público de clase media y media baja debe poder acceder a una calidad artesanal», señala.

La adversa coyuntura local no va a frenar sus planes de expansión, dicen, a pesar de que espera que hasta octubre no haya un buen nivel de ventas por la estacionalidad del invierno y las tarifas de luz y gas que llegarán en los próximos meses.

«La Argentina nunca tiene un buen contexto para invertir, si uno va a esperar a que la economía de este país cambie nunca va a hacer nada», concluye. ~ Suscribite a Info Gastronómica aquí

La historia de SushiClub: del plan antiesnobista a la alianza con Carlos Slim

Fuente: La Nación ~ En 2001, los fundadores invirtieron US$ 18.000 para abrir la primera sucursal y para este año proyectan facturar $ 550 millones. Los planes a futuro.

El primer local, abierto en octubre de 2001 en Martínez, no tenía gas ni cocina, comentó Juan Martín Ferraro, uno de los socios fundadores, a APERTURA en 2006.

Hoy, la compañía cuenta con más de 30 locales –ocho son franquicias– y cadenas en el exterior. En sus comienzos el negocio era de volumen: con una propuesta de sushi libre, la compañía buscaba ampliar la porción de consumidores. Hoy, el hábito está adquirido entre los argentinos y las cadenas del segmento crecen. “Antes el sushi era más esnobista y nosotros lo hicimos voluminoso”, dice Ferraro....ver más

 

Ernesto Lanusse, el cerebro de Masticar

Fuente: Río Negro ~  Ernesto Lanusse es el cerebro detrás de la nave madre. La nave madre es Masticar, uno de los eventos gastronómicos más relevantes del país que cuenta con siete ediciones encima y no para de mejorar sus versiones año tras año.

Ernesto es hijo de la gran Dolli Irigoyen. Desde pequeño fue estimulado por el mundo gastro. A los 15 años su madre lo llevo a New York para que absorba todo ese costado fascinante y el tiempo lo encontró en proyectos de vanguardia con una visión de la cocina y el entorno desarrollada desde pequeño.

En la actualidad logró renovar la idea de las ferias de comida, que, si bien tenían una presencia importante años atrás, con el tiempo fueron desapareciendo.

Hoy, Masticar en Buenos Aires es sin lugar a dudas una de las ferias más relevantes de Latinoamérica. Ernesto no da notas muy seguido, labura mientras los demás se divierten, esta en todos los wines de la feria antes, durante y después. Es un ninja, silencioso y omnipresente. Tiene un Handy y una cartuchera repleta de respuestas instantáneas y está todo el tiempo escuchando como suena la orquesta durante los 4 días de Masticar para que nada desafine....ver más

 

Martín Cabrales: «Veo meses difíciles para el consumo, pero soy optimista»

Fuente: Infobae ~ El vicepresidente y accionista de la empresa familiar marplatense habla de la coyuntura económica y de cómo se trasforma la industria y el consumo de café.

«Hay sectores afectados y cadenas de pagos complicadas. Las pymes, por ejemplo», le dice Martín Cabrales a Infobae.

El empresario, tercera generación y vicepresidente de la empresa que lleva su apellido y es sinónimo local de café, hace un repaso de la coyuntura económica y de los fuertes cambios, de consumo y estratégicos, que impactan el eje de su negocio. Además, habla de lo complicado que puede ser el traspaso generacional en empresas familiares y de los cambios en el sector cafetero.

«Veo meses difíciles para el consumo, pero soy optimista», asegura el empresario. En ese sentido, destaca que confía en que la administración de Mauricio Macri puede encauzar la economía.

– ¿Qué medidas habría que tomar para reducir esos impactos?  ...ver más

La ola #metoo llega a los restaurantes: sexo, acoso laboral y propinas

Fuente: La Nación ~ «La sensación que me da el negocio de los restaurantes es la misma que me daba Wall Street en 1996», dice la CEO de OpenTable, Christa Quarles.

Ese fue uno de los motivos por los que Quarles se sintió compelida a organizar hace unas semanas una cena de tono familiar en Shuka, un restaurante de comida mediterránea en Nueva York, con mujeres que han hecho de la comida su negocio.

El evento fue la segunda cena de su ciclo «Conversaciones Abiertas de OpenTable», una serie de encuentros que comenzó este año en San Francisco, luego de que una oleada de denuncias por acoso sexual inundara el sector

«El primer objetivo de estas cenas era realmente crear un espacio y foro para conversaciones. Y a partir de allí creo que todas quieren saber que no se trata solo de una conversación catártica. Si bien eso es superimportante y francamente muy necesario, también se trata de crear un espacio para lo que está por delante», explica Quarles.....ver más ~ Volver a Títulos