Mauro Colagreco: “Es un gesto ser el primer extranjero con tres estrellas y me gusta representarlo”

Fuente: Clarín ~ El argentino volvió al país después de haber sido reconocido por la Guía Michelin en Francia. Dice que la cocina trasciende cualquier frontera. Y que su restaurante es una embajada argentina.

Es su regreso al país después de que en enero la guía Michelin lo convirtiera en el primer extranjero en ganar tres estrellas en Francia. Mauro Colagreco vino al país en un breve tour de tres días, que lo tiene como jurado de un concurso y lanzando una línea de aguas. Pero lo que determinó su agenda no fue eso, sino estar el domingo pasado en el 50° aniversario del Liceo Francés, donde estudia su hijo mayor. Le prometió que iba cocinar en el festejo. Y cumplió.

El argentino que llegó más alto en la gastronomía mundial dice que Lucca (10) y Valentín (5) son su cable a tierra. Que superan “cualquier estrella”. Que el mayor viaja mucho y que los dos juegan “con celulares y tablets”. Que no tiene TV y por eso no mira series ni sigue mucho a Gimnasia, (“Mejor no hablemos de Gimnasia”, pide tras el clásico), pero que ama el cine. Y las pastas.

Mauro Colagreco y su colega Laurent Petit, los dos chefs que este año ganaron tres estrellas Michelin (AP)

Mauro Colagreco y su colega Laurent Petit, los dos chefs que este año ganaron tres estrellas Michelin (AP)

Su historia podría ser argumento de una película. A la lista de reconocimientos se acaba de sumar el de ciudadano ilustre de Menton, donde está su restaurante Mirazur. Eso lo llenó de orgullo porque son sólo unos 15 «y todos grandes, como Jean Cocteau». Su día empezó temprano, con la presentación de la segunda edición del Prix Baron B, que lo tendrá otra vez como jurado para premiar el proyecto de un chef con un impacto social. Y terminará después de una maratón de entrevistas. Pero se toma el tiempo para explicar su mensaje. Porque entiende que la cocina puede decir mucho.

–¿En que te cambió en lo personal, en lo íntimo, la tercera estrella?

–Afirma aún más una elección en mi cocina y mi manera de trabajar. No lo reforzó en mí, pero sí decir ‘Qué bueno que se lo reconozca’. Y es una gran señal de Michelin que sea el primer chef no francés en tener tres estrellas en Francia, en un momento que los países se cierran. Es un gesto muy importante. Me gusta que me toque representarlo.

–Y es más fuerte que seas sudamericano.

–Sí, no se la dieron a un inglés… No hay fronteras en la cocina. A pesar de que Mirazur está sobre una frontera, la cocina traspasa toda barrera. Es como el agua, que se filtra por todos lados.

La cocina traspasa toda barrera. Es como el agua, que se filtra por todos lados.

Mauro Colagreco

chef

–¿Cuándo fantaseabas con esto?

–En la segunda estrella, uno dice  ‘Llegamos tan cerquita’. Pero nunca fue un objetivo. Es sano que no lo haya sido, porque si no, ¿qué habría después?

–Para algunos cocineros es una gran presión la tercera estrella. ¿Cómo lo manejás?

–Justamente el hecho de priorizar que el cliente lo pase bien hace que esa presión esté en otro lado y no en “cuidado, que nos pueden sacar la estrella”. Cualquier premio tiene que ser una recompensa.

Cocina de precisión: platos diseñados con el propio ADN–¿Cuál fue el llamado que más te sorprendió? ¿Te llamó el presidente?

–Fue muy emotivo el momento del premio, con todos los grandes cocineros, mis maestros… Me mandó un mensaje la mujer del presidente y fue muy lindo también. Pero lo más grande fue el cariño de toda la gente no conocida que se atrevió a escribirme.

Colagreco reconoce que los premios acercan oportunidades de negocios. El maneja tres restaurantes e indirectamente otros que dan trabajo a 600 personas. También lleva adelante proyectos con empresas, como las aguas saborizadas que acaba de presentar con Narda Lepes y Germán Martitegui para Villavicencio, o una línea de sushi para la cadena francesa Sushi Shop.

Incansable, Mauro Colagreco maneja tres restaurantes e indirectamente otros que dan trabajo a 600 personas.

Incansable, Mauro Colagreco maneja tres restaurantes e indirectamente otros que dan trabajo a 600 personas.

–Sos un empresario. ¿Cómo encontrás el tiempo para la creatividad?

–Ya es más incentivar a las tres o cuatro personas que trabajan conmigo en el proceso creativo, que propongan y les diga “No, esto con aquello”. Como los artistas, que tenían grandes talleres y ellos hacían tres últimas cositas. Sí me esfuerzo por meterme en la cocina, me apasiona. Es difícil, porque el chico que cocina el pescado todos los días ya lo hace mejor que yo. Bueno, todavía no (risas).

–¿Cuántos platos hacen por estación?

–Un montón. Hace poco quisimos calcular cuántos hicimos en los últimos 13 años y eran más de 10.000. Nos forzamos a cambiar y a renovar.

–Ahora con un genetista están trabajando en la “cocina del ADN”, que decodifica el patrón del comensal y arman un menú a su medida…

–Me pareció muy interesante dilucidar la preferencia de sabores que uno tiene en el ADN, la herencia que se forma de generación en generación. Esa transmisión es la verdadera vida eterna. Y trabajar lo que le hace bien al otro desde su alimentación. Al final la tecnología nos lleva a esa sabiduría del pasado que perdimos por querer ver todo individualmente.

"Mirazur es una embajada de la cocina argentina", dice Colagreco. Foto: Lucía Merle.

«Mirazur es una embajada de la cocina argentina», dice Colagreco. Foto: Lucía Merle.

–¿Cuánto te permite tu lugar promover la cocina argentina en el mundo?

–Un montón. Al darme la estrella dicen “cocinero argentino”. Mirazur es una embajada de la cocina argentina. Como los futbolistas en el extranjero.

–¿Cómo te ves a cinco años? ¿Proyectás o dejas que las cosas lleguen?

–Las cosas me fueron llegando y llevando… Ahora estoy muy abocado a los huertos de Mirazur. Cada vez estoy más, y más ganas me dan de seguir ahí. No en cinco, pero en 10 me veo más trabajando en la tierra que en la cocina. Quizás los huertos sean más importantes que Mirazur. Esa es mi ilusión. Que Mirazur sea una partecita de este compromiso con la tierra y la naturaleza.

Con carisma y sabor, youtubers argentinos conquistan Internet enseñando a cocinar

Fuente: Telam ~ La receta paso a paso del clásico pero sabroso chimichurri, una clase magistral para hacer viandas saludables y la posibilidad de aprender a hornear pizzas para celíacos forman parte de los videos más vistos de «youtubers» argentinos, que conquistan con carisma una de las categorías más vistas de esa plataforma: la cocina.

Son los fundadores de los canales «Locos X el Asado» (con más de un millón de suscriptores), «Paulina Cocina» (988.000) y «Soy Celíaco, No Extraterrestre» (casi 50.000), que empezaron en YouTube por el placer de cocinar pero hoy brindan un servicio a la comunidad.

De hecho, la «cocina» es una de las categorías más vistas en YouTube, elegida por casi el 50 por ciento de argentinos, según una encuesta reciente desarrollada por Google.

«Locos X el Asado (LXA) comienza allá por fines del 2012: con mi amigo y hoy socio, Kevin Chochlac, queríamos formar una comunidad que una a todos los amantes del asado como nosotros», recordó a Télam Luciano «Laucha» Luchetti, fundador del canal.

El paso a paso de cómo se prepara un costillar a pura leña inyectado al vino tinto, un chimichurri casero y una bondiola braseada a la cerveza son los videos más populares de LXA, con millones de visualizaciones, que convocan al público nacional e internacional interesado en la famosa carne argentina.

«Desde el exterior nos piden que les indiquemos de qué manera pueden pedir los cortes argentinos en su país, de dónde provienen, cómo se cortan», contó Luchetti, que está terminando una serie en la Patagonia y tiene planes de hacer especiales en el norte del país y otros países de América.

Un pastel de papas fue la receta del primer video que publicó hace casi diez años «Paulina Cocina», quien empezó en YouTube para divertirse.

«Se me ocurrió jugar al programa de cocina con el concepto de que yo era una estrella mega famosa, pero no lo hacía para que lo viera alguien sino para saludar a mis amigos porque en ese momento vivía en Barcelona», dijo la cocinera en diálogo con Télam.

Sin embargo, con un crecimiento progresivo que la llevó a sumar hoy casi un millón de suscriptores, fue alcanzando popularidad y se dio cuenta de que «podía hacer un proyecto más grande».

«Todos los días recibo muchos mensajes del estilo ‘no cocinaba nada y ahora me animé porque me parece re fácil y me salió bien’, y para mí eso es lo mejor que me pueden decir», destacó Paulina, que este año planea sacar un nuevo libro de recetas.

Entre sus videos más populares están los llamados «meal prep», que les permiten a las personas organizarse con su alimentación: cocinar un día para comer toda la semana saludable o preparar viandas para llevar al trabajo, por ejemplo.

Desde Tucumán, Alejandra Budán y Gabriel Guanca Cossa, fundadores del canal «Soy Celíaco, No Extraterrestre», le contaron a Télam que «no es fácil tener celiaquía y mucho menos en el interior del país, donde los productos son mucho más caros y hay menos variedad de opciones».

Así crearon su canal en 2015 para «entretener, compartir experiencias y ayudar a las personas a cocinar sin gluten en casa, con ingredientes accesibles».

Lo que hacen es mostrarle a la gente cómo llevan su relación con la cocina sin gluten, en especial Gabriel que es celíaco, pero aclaran «sin ser profesionales de la cocina».

«Nuestra comunidad (personas con celiaquía, alergia e intolerancia al gluten) nos pide recetas que les permitan reemplazar los alimentos que comían antes del diagnóstico y que son muy costosos y no muy ricos en sus versiones sin gluten: por ejemplo, pizzas, facturas, medialunas, panes», describieron.

Sobre la respuesta que reciben de su comunidad, destacaron que «es muy fuerte ver que una persona, sin conocerte y quizá a miles de kilómetros, hizo algo que vos le propusiste en un video».

«Alguien está dedicándote su valioso tiempo, porque quiere hacer algo junto a vos. Encima le saca una foto y te dice «Che, mirá cómo salió. Gracias», concluyeron. (Télam)

Marcelo Roggio. «Queremos democratizar la cerveza artesanal»

Fuente: La Nación ~ «Por qué no ves un poco de qué se trata eso de la cerveza artesanal. Parece que es lo que se viene», recuerda Marcelo Roggio (33) que le dijo su padre hace algo más de una década, cuando todavía era un estudiante de ingeniería industrial y, en materia de cerveza, el panorama local no ofrecía mucho más que rubia, negra y, con suerte, roja.

Hoy Peñón del Águila, cervecería artesanal con sede en La Cumbrecita, Córdoba, produce 250.000 litros de esa bebida al mes, y Marcelo es su brewmaster. Pero más allá de su crecimiento, el emprendimiento familiar -del que participa junto a su padre y a sus hermanos- es uno de los que marcan tenencia en el mundo de la cerveza artesanal local. Su objetivo, afirma, es democratizar su consumo, y en ese camino, sus cervezas preferidas, las lagers, son su caballito de batalla

-¿Cómo empezaste a hacer cerveza?

-En 2006 estaba estudiando la carrera de ingeniero industrial, y mi viejo, que se había desligado de la empresa familiar, donde había trabajado toda su vida, empieza con un desarrollo turístico inmobiliario en La Cumbrecita. Un día me llama y me dice: «Marce, leí en una revista que se viene el tema de la cerveza artesanal. Vos que estás estudiando ingeniería industrial -y él sabía que me interesaba el tema alimentos-, ¿por qué no estudiás un poco de qué se trata el tema? Por ahí podemos empezar a hacer cerveza acá. En ese momento estábamos desarrollando un parque temático alpino, con un restaurante y un lugar de juegos de aventura. Empecé a averiguar lo que había sobre el tema, que no era mucho. Y empecé a hacer cerveza en casa. Desde ese momento me enchanché, y es algo que me atrapó desde ese día y hasta hoy,

-¿Eras un gran consumidor de cerveza?

-Como cualquier otro, común y corriente. Empecé a hacer las primeras pruebas de cocinar cerveza en La Cumbrecita, con un equipito de 50 litros, y le dábamos de probar la cerveza al público del restaurante del parque temático. A medida que me fue atrapando, empecé a especializarme. Tuve la posibilidad de viajar y estudiar en Inglaterra. Mi tesis de la carrera de ingeniería industrial fue la planta de cerveza artesanal de Peñón del Águila.

-¿Cuál es la definición de cerveza artesanal?

-Si nos basamos en el Código Alimentario Argentino, es artesanal si su proceso de elaboración es manual o semiautomático, si no utiliza aditivos ni conservantes. Pero preferimos tomar la definición de la Cámara de Cerveceros Artesanales de Estados Unidos, que se basa en tres parámetros: es artesanal si la cervecería es pequeña, independiente y auténtica. Yo lo resumo en que es auténtica cuando el líquido que uno elabora está basado en los mejores insumos, los mejores procesos y en no tomar atajos: no querer reemplazar insumos por alternativas más desarrolladas que son más económicas o procesos que permiten reducir los tiempos, lo que nos alejaría de la cerveza como lo fue en sus orígenes, un producto noble y natural. En cuanto a la independencia, en el caso de una cerveza artesanal, quien toma las decisiones estratégicas de la empresa somos los mismos que tomamos las referidas a las estrategias cerveceras: yo estoy viendo los números mes a mes y estoy también diseñando la cerveza con mis hermanos y con mi viejo. Por la pasión que tenemos nunca vamos a tomar una decisión que vaya en contra del producto. En cambio, en una cerveza con un grupo inversor del otro lado del mundo, quienes toman las decisiones estratégicas de la empresa no están empapados en el producto.

-¿Qué ofrece hoy la cerveza artesanal argentina?

-Se ha dado una evolución muy rápida y muy positiva, con una mejora en la calidad notoria en términos generales. Hace 3 o 4 años, vos ibas a un bar y si pedías una cerveza sin conocer o sin una referencia, había muchas probabilidades de que tomes una cerveza contaminada o muy fuera de balance o con muchos defectos. Hoy esa probabilidad disminuyó muchísimo: hay mucha más posibilidades de que al tomar una cerveza sin saber de quién es, tomes una buena cerveza.

-¿Qué camino recomendás para meterse en el mundo de la cerveza artesanal y no fracasar?

-He escuchado muchas veces decir: «No me gusta la cerveza artesanal, porque es muy fuerte». Pero depende de lo que uno busca. Nos gusta hablar de cervezas de transición, que hoy en día siguen representando el mayor volumen para todos los cerveceros artesanales; son livianas, sin contenidos alcohólicos demasiado elevados y sin demasiado amargor. Son un punto intermedio entre la cerveza industrial, muy liviana y con muy poca intensidad y sabor, para iniciar un camino que después va evolucionando hasta llegar a las cervezas aromáticas y amargas como la IPA, más intensas de sabores com las Stouts, o cervezas de 8, 10 o 12 grados de alcohol.

-Si hablamos de estilos, ¿por dónde empezar?

-Las lagers van a ayudar mucho. Suelen ser cervezas más delicadas, más fáciles de tomar, no tan intensas, más parecidas a lo que uno toma, pero percibiendo mucho mayor intensidad de sabores que en una lager industrial. En Peñón, nuestra gran fortaleza, elemento diferenciador y por lo que se nos reconoce es por las lagers. Arrancamos haciendo lager por dos motivos: uno porque estábamos en la zona alemana de Calamuchita y las lagers son las cervezas que predominan en el centro de Europa. Y dos, porque cuando arrancamos sabíamos que el mercado estaba mucho más verde que hoy, y las lagers son más fáciles de tomar. Desde siempre quisimos hacer cervezas para democratizar la cerveza artesanal y hacerla llegar al consumidor que no es fanático.

-¿Qué nuevas tendencias ves hoy en la cerveza artesanal?

-Como todo, vamos un poco siguiendo la ola de lo que está pasando afuera. Pero cada vez nos llega más rápido. Sobre todo a los cerveceros, a los elaboradores y al grupo de consumidores, que llamo el nicho del nicho. Si estimamos que la cerveza artesanal representa alrededor del 4% del consumo de cerveza en la Argentina, capaz un 5% del 4% es el cervecero conocedor, que busca, que lee, que se mantiene al tanto, y que es el que consume la cerveza que nos gusta desarrollar más, y que generalmente vamos copiando lo que pasa en Estados Unidos, que es donde se da la mayoría de los desarrollos innovadores. Así como allá hace años que la cerveza más vendida es la IPA [India Pale Ale], acá ha ido creciendo, no es la más vendida, y no creo que lo sea. Pero sí
está llegando una nueva tendencia que son las cervezas ácidas. En Peñón hace un año que tenemos cervezas ácidas, frutadas, pero de entrada, no muy intensas, tratando de que sean para todo público. Después otra novedad es la New England IPA, que se caracteriza por ser muy turbia, muy aromática y muy frutada, pero no con el amargor típico de la IPA. Y la última tendencia es la Brut IPA, en la que se utiliza una enzima para que sea absolutamente seca como un champagne… es como un espumante de lúpulo. Es realmente una experiencia de consumo muy particular, muy de nicho, pero muy divertida.

-¿Hay espacio para que sigan abriendo nueva cervecerías?

-Hubo un crecimiento muy fuerte en algunas zonas determinadas -Palermo, ciudad de Córdoba, por ejemplo-, y es lo que pasa siempre cuando hay una veta de negocio rentable y en crecimiento. Pero hay también un fenómeno de selección natural, y en donde hay exceso de oferta se va a depurar y van a quedar los que ofrezcan un producto de calidad, una experiencia de calidad y, sobre todo, una experiencia de consumo superadora.

Verónica Zumalacárregui suma sabores argentinos a «Me voy a comer el mundo»

Fuente: Telam ~ La periodista española está en el país grabando la tercera temporada de su programa, que en la Argentina puede verse a través de la señal de cable El Gourmet y explora diversas culturas a través de la gastronomía.

La periodista española Verónica Zumalacárregui está grabando la tercera temporada de su ciclo «Me voy a comer el mundo» (El Gourmet) visitando por primera vez Buenos Aires donde ratica su teoría acerca de que «la gastronomía es la excusa perfecta para conocer la cultura de un país y a sus habitantes».

«Lo que siempre me interesó como viajera, más allá de ver monumentos, era ver cómo vivía la gente y la gastronomía habilita a que las personas te abran las puertas de sus casas y de sus vidas», arma Zumalacárregui durante una entrevista con Télam en la que se siente feliz por haber traspolado esa intención al programa.

Con esa satisfacción, la simpatiquísima y atractiva conductora señala que en «Me voy a comer el mundo», «pude retratar esta forma mía de viajar de una manera muy real y muy pura».

El programa que en la Argentina puede verse a través de la señal de cable El Gourmet explora diversas culturas a través de la gastronomía y aunque los destinos puedan ser exóticos o en ellos se hablen lenguas diversas, busca a personas locales que hablen en español para así generar un vínculo más cercano con el televidente.

Al repasar el tránsito del espacio, Verónica comenta que «en la primera tanda de 22 capítulos apuntamos a las grandes capitales del mundo, la segunda, de 10, fue para viajeros más ávidos como Jamaica y el Amazonas peruano y para la próxima ya grabamos Irlanda, Santiago de Chile y Buenos Aires y seguramente volveremos a Asia».

«La llegada a Buenos Aires estuvo demorada y fue muy esperada. Teníamos muchas ganas de venir y fue condición para la tercera temporada del programa», asegura su hacedora.

En la capital argentina la cronista nacida en 1988 que vivió en España, Francia e Irlanda y habla inglés y francés, está desde el sábado último y prueba tradiciones locales en materia de pizza, asado, empanadas, mate y milanesas.

Y más allá del tour de sabores, conesa que «la acogida no podía ser mejor. Estoy alucinada con el volumen de gente que me para por la calle y conoce el programa».

Desde esa misma sensación afectiva, Zumalacárregui destaca «que en la Argentina es donde tengo más seguidores en mis redes pero estoy fascinada con lo educados que son los argentinos a la hora de aproximarse de manera cero invasiva y muy cálida y muy hospitalaria».

Télam: ¿A qué atribuye ese vínculo con los televidentes?

Verónica Zumalacárregui: Hay muchos programas de gastronomía y viajes, pero nosotros lo retratamos de forma muy genuina porque nos relacionamos con personas locales que no solamente nos llevan a mercados y restaurantes sino que nos abren las heladeras de sus casas y muestran qué cocinan.

T: ¿»Me voy a comer el mundo» es también un alegato en favor de la comida real en medio de una industria alimentaria que apuesta por los ultraprocesados?

VZ: Nos interesa mostrar cómo se alimentan las personas a partir de los productos típicos de cada país y de qué manera la comida funciona como un lugar de unión y encuentro.

T: ¿Qué llamó más su atención de la gastronomía porteña?

VZ: He probado la pizza argentina que es súper diferente y lo que me resultó curioso fue lo de la fainá, ya que aunque puede resultar un poco grotesca comerla unida con la pizza que tiene una masa súper gordita y una cantidad de muzzarella increíble, vaya qué pega. Pero como soy una «cookie monster» por las mañanas disfruto muchísimo de las medialunas, los vigilantes y los alfajores.

Felicitas Pizarro, la chef millennial que preere las redes antes que el restorán

Fuente: Cronista ~ Saltó a la fama cuando ganó un concurso mundial de cocina en YouTube. Cinco años después publicó dos libros, lleva tres programas en El Gourmet y es jurado en un reality show.

El fuego encendido en la parrilla de fondo y una remera que decía “You had me at Merlot”. Así, hace poco más de 5 años, la cocinera y sommelier Felicitas Pizarro presentaba su bife de chorizo relleno con ensalada fresca y chimichurri, la receta con la que ganó un concurso mundial de cooktubers organizado por el chef súperestrella Jamie Oliver.

En ese momento despegó la carrera de esta joven sonriente que contagia entusiasmo y simpatía: publicó su primer libro (YouCook), lleva tres programas en El Gourmet (actualmente se emite ‘Cocina para mis amigos’), fue parte del equipo local de Tastemade, es jurado en el reality show ‘El gran premio de la cocina’ y sigue nutriendo de contenidos sus canales online.

En cada proyecto, Felicitas estampa su sello. Hace unos meses presentó su nuevo libro, ‘Cocina feliz’ (Sudamericana), en el que también abre una pequeña ventana a su vida diaria, tal como hace en las redes sociales. “Me casé, formé una familia, me fui a vivir a una casa con jardín, tuve un hijo y arranqué con mi huerta. Crecí, muté. Y lo mismo pasó con mi cocina”, dice en la introducción del libro en el que comparte recetas que hace para su hijo Ramón y junto a su marido, para amigos, para la familia.

“Cocinar hace bien, principalmente porque vincula”, agrega. “Para mí, la cocina tiene que ver con la felicidad. Mi nombre es así: no me puedo despegar de eso, por suerte”, se ríe. “En el libro les digo a mis papás ‘gracias’ por toda su generosidad, por el apoyo y la libertad siempre. Nunca pusieron un pero. Eso me dio la seguridad de decir ‘quiero cocinar, quiero ser cocinera’. Pero cuando les escribí la dedicatoria también les agradecí por elegirme el nombre:
evidentemente me marcó”, cuenta.

En el libro insistís con el “comé como quieras, comé bien” , hablás de usar las manos, de compartir, de estar al aire libre.

¿Esos son los ejes que te definen?

Sí, me gusta la informalidad a la hora de comer, dándole importancia al producto, a con quién lo comemos. No es que siempre tengamos que comer acompañados: es lindo cocinarse para uno. Pero muchas veces el comer tiene que ver con momentos en que compartís. Mi familia me enseñó mucho a través del sentarnos a la mesa. La cocina es comunicación. Te hiciste conocida a través de un concurso mundial y siendo muy joven.

¿Te costó encontrar el mensaje que querías dar?

Cuando gané el concurso de Jamie Olivier, ahí me agarró Soledad Barruti, que es la editora del libro, y me dijo: “Ahora que tu cocina va a ser pública, tenés que saber qué querés contar”. Yo era nueva, no tenía una trayectoria. Me quedó eso: ahora cuento la historia que yo quiero. Sé que puedo tener un impacto, generar una motivación, despertar un interés. Eso es lo que más me gusta: ver que alguien compra el libro, lo usa, lo enchastra, me manda las
fotos de lo que preparó. En la calle me paran y me preguntan cómo es la receta de tal cosa porque me vieron en la tele. Eso es re lindo: estás en sus casas. Después de tenerlo a Ramón empecé a subir videos de lo que le preparo, así que ahora también me consultan muchas madres, me mandan videos de sus hijos probando algo por primera vez… Me cuido mucho en las cosas que digo: no soy médica ni nutricionista. Mientras más real y natural sea, mejor.

En ‘Cocina feliz’ y en Instagram (NdE: 114 mil seguidores) recomendás consumir carnes de pastura y huevos orgánicos, aunque equivalga a hacerlo menos veces por semana por su alto costo.

¿Creés que los cocineros famosos pueden ayudar a cambiar más hábitos de alimentación que las políticas públicas?

Soy re carnívora, me crié así. Siendo cocinera, creo que los consumidores podemos poner las reglas. Siento que pongo un mini granito de arena contando que puede haber otra manera de alimentarse. Muchos replican que la carne de pastura, los huevos de granja y los alimentos orgánicos son más caros. Y es verdad. Pero entre comer cuatro veces a la semana un pollo malo, elijo comer una vez uno mejor. Soy consciente de que puedo elegir, disponer de dinero, decidir en qué gastar. Sé que no todos pueden, que hay gente a la que no le alcanza para comer. Pero hay gente que se queda con “el huevo orgánico es re caro”. ¡Pero
también es caro tu teléfono o tu auto último modelo! Se trata de prioridades.

Jimena y Mariano: “El 50% de nuestra producción está en el mercado mendocino”

Fuente: Los Andes ~ El matrimonio a cargo de la marca de tortillas y productos gastronómicos de origen mexicano, cuenta cómo comenzaron y qué proyectan.

Hace cinco años que Jimena Moyano y Mariano Nanclares, el matrimonio responsable de la firma “El Jalisqueño” y, recientemente de “Mexicanitas”, se encontró con la oportunidad de comprar una empresa que producía las tortillas para tacos que ellos consumían y disfrutaban.

Ella es chef y administradora de empresas, y él contador y MBA en negocios. El espíritu emprendedor es algo que comparte el matrimonio, y aunque venían de rubros que no tenían que ver con lo gastronómico, la idea de incursionar en este y con los conocimientos de Jimena, la oportunidad parecía perfecta.

“La marca tenía diez años en el mercado cuando la adquirimos, la cuñada de un amigo era la dueña y la puso en venta, y nosotros como éramos consumidores del producto, y nos parecía bueno, además de no existir tanta oferta al respecto en Mendoza  decidimos comprarla”, cuentan  Jimena, y Mariano, quienes reunieron sus ahorros, sacaron un crédito e hicieron el esfuerzo para “nacionalizar el producto” y ponerle su impronta para en el futuro seguir sumando artículos “ a la “canasta” de productos mexicanos en la provincia.

-¿En estos cinco años, desde que se hicieron cargo de la marca, cómo ha evolucionado la producción? 

Jimena: Lo medimos por bolsa de harina, empezamos haciendo casi cuatro bolsas de harina y hoy estamos produciendo con 15. En cinco años cuadruplicamos la producción diaria, creemos que más allá de los cambios de Gobierno, se trata de ponerle ganas y tratar de sortear las situaciones adversas.

El mendocino aceptó bien la marca, excepto una muy conocida y otra que se sumó hace poco, no hay mucha competencia en el rubro. Igualmente, la comida latinoamericana ha marcado mucha presencia, hoy se ofrecen tacos en los locales gastronómicos en la misma carta en la que hay lomos y pizzas.

Mariano: Hoy, más del 50% de nuestra producción está en el mercado local, vendemos a restaurantes mexicanos, bares del centro, en el mercado minorista, mayoristas y supermercados. También hacemos unas tortillas de 50 gramos, un 60% más grandes que las de venta al público que se utilizan en restaurantes para wraps (envueltos o burritos).

-¿Le pusieron su impronta a la marca? 

M: La masa es bien mexicana, pero estamos desarrollando una línea de picantes y ajíes que argentinizamos, manteniendo la esencia mexicana. Buscamos matices.

J: Se trabaja en tres escalas de picante, hasta la más fuerte, para que haya gusto para todos.

-El año que pasó fue un desafío para la mayoría de las industrias, especialmente las que trabajan de manera intensiva con los servicios de luz y gas. ¿Cómo fue para ustedes?

M: Nuestra impronta es mantener la calidad de los insumos, hubo que garantizar eso, aun resignando rentabilidad. Nos afectó la suba de las tarifas, casi todas nuestras máquinas utilizan gas o electricidad, y algunas,  las dos. Pero así y todo aumentamos la producción, y compramos “Mexicanitas”, que es la otra marca nuestra.

Apostamos a incrementar la capacidad de producción para reducir costos fijos.

Empezamos con cinco trabajadores y hoy tenemos 15, que son 15 familias que tienen trabajo,   operamos al 100% de nuestra capacidad en casi tres turnos.

J: 2016 también fue bastante complicado, pero hicimos el esfuerzo y mantuvimos la planta aún perdiendo plata durante algunos meses. Esto es artesanal y creemos mucho en el valor de las personas porque producimos un alimento, entonces mantenemos la calidad del producto y la capacitación de la gente.

-¿Cuál es el diferencial de sus productos?

M: Esto es artesanal y buscamos el equilibrio entre producir a escala y mantener el sabor que muchas veces se pierde con lo industrializado, es más caro de esta forma, y tiene menos rendimiento, pero sería otro producto diferente al nuestro si no lo hiciéramos así.

Desde que adquirimos la marca mantuvimos la receta a rajatabla, incluso en 2017 hubo problemas con el abastecimiento de aceites por la denominada tasa Trump, y faltaba la marca de aceite hidrogenado con la que nosotros trabajamos, no venía en cajas de 20 kilos, tuvimos que salir a recorrer supermercados y comprar de a medio kilo en mayoristas. Eso aumentó mucho los costos, pero no podíamos cambiar la receta, porque

El Jalisqueño es apto para veganos y vegetarianos, entonces la opción de usar grasa animal no existe, y porque el sabor hubiera cambiado mucho.

Con las Mexicanitas hicimos lo mismo, respetamos la receta para que quien las adquiera esté comprando el mismo producto que ya conoce, y para que cada marca tenga su propia identidad, consumidor y mercado.

J: Es un producto versátil, no necesita una receta específica, las tortillas pueden utilizarse para acompañar lo que quedó de asado, se pueden convertir en quesadillas (con  jamón y queso), quedan muy ricas con un salteado de verduras, y mis hijos se las comen hasta con dulce de leche. Es un comodín para tener guardado.

-¿Se adaptaron a las nuevas necesidades de los consumidores?

M: Antes teníamos paquetes por doce unidades nada más, y hoy sumamos de 6,  porque hay un nicho de jóvenes, personas solteras, o parejas, que prefiere comprar en menor cantidad. Igualmente, tienen una duración de 40 días y de 6 meses en el freezer.

Además, incluimos el cierre hermético para que se mantenga mejor una vez abierto.

Ambos en sus tempranos 40, se prepararon ella en marketing y gastronomía y él en comercio.

Son un matrimonio que desde hace cinco años están al frente de la marca  El Jalisqueño, y desde hace tres meses,  compraron “Mexicanitas” (también de tortillas para tacos, aunque con otra receta), y actualmente se encuentran desarrollando una “canasta de productos mexicanos”, que incluye saborizadores y nachos.

Birreras Argentinas: quiénes son las maestras de la cervecería artesanal en el país

Fuente: La Nación ~ Un grupo de mujeres, algunas investigadoras, otras biotecnólogas, publicistas, cerveceras o dueñas de bares, todas amantes de la cerveza, decidió formar un colectivo. Además, crearon juntas una cerveza para ayudar a poner en pie una oficina de atención a la víctima de violencia de género en la costa bonaerense. Se llaman Birreras Argentinas y se iniciaron hace dos años gracias al impulso de Pink Boots, una organización estadounidense de mujeres cerveceras.

Megan Garrity, una estadounidense radicada en Perú, llegó a la Argentina a dar un taller en el festival BirreArte que se hizo en Mar del Plata en 2017. Se organizó una cocción colaborativa en BrewHouse de la que participaron varias mujeres.

«En la charla con Megan, nos recomendó ingresar a la asociación Pink Boots y que conformáramos el capítulo Argentina. Los requisitos eran estar formalmente vinculada a la actividad y hacer algún desarrollo técnico o científico. Nos registramos Gisela Rodríguez (de Villa Gesell), Emilia Vidal y yo (de Mar del Plata)», contó a LA NACION Vanina Calvo.

Según su web oficial, las Pink Boots son «promotoras y agitadoras femeninas en la industria de la cerveza». «Conseguimos la cerveza elaborada y fermentada con la mayor calidad posible. También somos dueños de cervecerías, empaquetamos la cerveza, diseñamos cervezas, servimos cervezas, escribimos sobre la cerveza y cubrimos casi cualquier aspecto de la cerveza, y todas somos mujeres», define.

Vanina no es cervecera ni dueña de un bar. Vanina es investigadora. Y como tal, durante el BirreArte en que conocieron a Megan, presentó, junto a su hermana, los 10.000 años de ciencia y tecnología que hay detrás de esta bebida y una perspectiva de hacia dónde va la investigación con relación a la cerveza artesanal.

Gisela, Emilia y Vanina son parte esencial de Birreras Argentinas, pero hay más mujeres de todo el país: Tucumán, Santiago del Estero, Paraná, Bariloche, Mar del Plata, Villa Gesell, La Plata, Rosario. Son casi 80 mujeres organizadas en tres comisiones: encuentros y cocciones, desarrollo de conocimiento e investigación, implicancia social y vínculos interinstitucionales.

Antes de que se creara la comisión, ya habían empezado a hacer actividades se implicancia social. A fines del año pasado crearon Azurduy, una cerveza que cocinaron en Bronx, un bar de la Ciudad de Buenos Aires. Ya vendieron los mil litros que hicieron ese día, y queda muy poco sólo en Villa Gesell y en Capital.

Lo recaudado con la cerveza Azurduy será destinado a la agrupación Mujeres en Lucha, de Mar Chiquita, que vienen trabajando para la apertura de la oficina de atención a la víctima en la ciudad de Santa Clara del Mar, un lugar donde no hay comisaría de la mujer.

A partir de la difusión del lanzamiento de Azurduy, muchas mujeres se sumaron a Birreras y el municipio de Mar Chiquita empezó a poner en condiciones el lugar. Apenas se anuncie la apertura de la oficina, muchas mujeres cerveceras estarán ahí. Para el 8 de marzo ya planean una nueva cocción colaborativa y también poder donar el dinero recaudado a otra causa social que aún no tienen definida.

Las Birreras Argentinas también están unidas para capacitarse. Esta semana se reunieron en un local de Capital para hacer un curso de análisis sensorial. Muchas no se conocen cara a cara. Hay cerveceras que se dedican exclusivamente y hay home brewers: cerveceras caseras, que hacen sólo para pocas personas. Hay una chica que tiene un laboratorio de levadura, otra un lupular (plantación de lúpulo) en Pilar.

Fernanda Merola (40) estaba estudiando la carrera de Historia en la Universidad Nacional de La Plata, pero cuando conoció el mundo de la cerveza quedó fascinada y decidió cambiarse a Química. «Mi idea es enfocarlo a la cerveza: hacer análisis de agua, de la cerveza, hacer bancos de levadura. Si hacés tu propio banco de levadura vas clonando tu propia cerveza. Tenés que estar con microscopios, reactivos. La cerveza es todo química», cuenta fascinada en su nuevo local de Willgeri, la marca que tiene con su marido y otro socio en La Plata. Hacen unos 550 litros por semana y venden sobre todo
a particulares.

Hace 5 años que Fernanda está en el mundo cerveza. Antes tenía la fábrica en su casa de City Bell, pero se mudaron al local porque ya no había lugar para nada más que todo lo que tuviera que ver con la bebida. Aunque esa no es su actividad principal: ella y su marido son peluqueros.

Francisca Gotari, de 33 años, empezó en 2011 con su hermano. «Hacíamos para nosotros 20 litros. Pero hacés 20 y querés hacer 50, hacés 50 y querés hacer 100», explicó Francisca, que ahora produce cada semana en su casa los 400 litros de Gotari Gotari ella sola. Vende en dos cervecerías de la capital bonaerense, pero sobre todo la transporta a Trenque Lauquen, de donde es oriunda.

Cuando su hermano se fue de la ciudad, ella decidió que seguiría con la fábrica. Pero se dio cuenta que le faltaba aprender: «El primer mes me mandé una cagada atrás de otra. Tuve que sentarme a leer y estudiar», se ríe.

Francisca no cree que el mundo de la cerveza sea un lugar machista. «No puedo decir que es un ambiente machista. Pero sí es un ambiente de muchos varones. Está copado por los hombres. Entonces está bueno unirse más y ser más visibles», explicó en relación a su integración en Birreras Argentinas. Y contó que en muchas ocasiones cuando su hermano viene de visita y van a vender cerveza a fiestas siempre le hacen preguntas a él, cuando ahora es ella la que produce y la que sabe.

Martín Cabrales: “Hay mucho verso alrededor de lo gourmet”

Fuente Noticias ~ Abogado y empresario, es la tercera generación de una familia dedicada al café. Tradición, religión y amigas famosas.

Cuesta atraparlo, porque –aunque lo niegue– pasa bastante tiempo arriba de un avión. Va y viene y –sobre todo en verano– reparte sus días entre Punta del Este, Buenos Aires y la Patagonia, un sitio que adora. Espera a NOTICIAS puntual y de punta en blanco en uno de los tantos lugares que llevan el apellido de su familia. Este queda justo frente a la plaza Vicente López y en sus estanterías hay bastante más que blends y granos venidos de Kenia o de Nicaragua: hay pastas llegadas de Italia, dulces patagónicos, papas fritas gourmet elaboradas en Balcarce con sal marina y pimienta negra por la cuarta generación de la familia, mostazas de otro mundo… La lista de delicias es casi interminable y él se mueve en ese escenario con paso seguro. De conocedor. Recibe, muestra, hace probar cada cosa y, cada tanto, corta la charla con una carcajada. Parece un hombre feliz. Feliz y bronceado, en su pequeño reino de sabores y exquisiteces. “Paso la mayor parte del tiempo en Buenos Aires. Pero los Cabrales, mi familia, son de Mar del Plata. Viven todos ahí menos yo, que a los diecisiete me viene a vivir acá para estudiar. Y me quedé”.

Noticias: ¿Qué estudió?
Martín Cabrales: Soy abogado.

Noticias: ¿Por presión familiar o por gusto?
Cabrales: Por gusto. No me gustan los números, soy más de palabras que de números. Estudié Derecho en la Universidad Católica, en la antigua UCA que estaba en Defensa y Moreno. Nunca ejercí la profesión pero me gustó la carrera para estudiarla. Después estudié Dirección (de Empresas) en el IAE, hice cursos y postgrados pero siempre me gustó mucho la empresa familiar.

Noticias: Pero sabrá que para muchos eso es pesadillesco.
Cabrales: Sí, pero me gustó desde siempre. En asados y comidas familiares estaba presente el tema del café. Con mis hermanos jugábamos dentro de la empresa con las bolsas de arpillera, nos trepábamos… Yo era el preferido de mi abuela Inés. Fui muy pero muy mimado.

Noticias: ¿Lo prepararon para hacerse cargo de la empresa?
Cabrales: En casa sentíamos hablar de “el negocio” y mis hermanos Germán y Marcos empezaron a trabajar antes que yo. Ellos terminaron el colegio y se metieron en la empresa. Yo no. Me vine acá.

Noticias: ¿No fue una manera de escaparse?
Cabrales: No sé, puede ser, seguramente. Me gusta el psicoanálisis (de hecho, estuve casado con una psicoanalista) y con el tiempo, uno también ve eso. Que necesita, no sé si rajarse o despegarse, pero sí tomar una distancia. Y venirse en ese momento a Buenos Aires era poner una distancia porque tampoco existían los medios de comunicación de ahora. ¡Si todavía se escribían cartas! Vine y me anoté en la UCA, porque como venía de un colegio chico, quería algo bien ordenado. Eso me ordenaba un poco el sistema de vida.

Noticias: ¿Es caótico?
Cabrales: Soy más caótico que ordenado. Me gusta crear, soy más disperso, vuelo con la imaginación. Estoy en varios temas a la vez y me gusta todo: ventas, marketing, dirección. Son cosas que he visto mucho en mi padre.

Noticias: ¿Y cómo es su padre?
Cabrales: Una persona con un carácter fuerte, con sentido de la responsabilidad. Un gran emprendedor. Creo que Germán, Marcos y yo formamos un equipo en donde mucho tiene que ver mi madre, que ha hecho una buena crianza. Sinceramente creo que las empresas familiares subsisten gracias a las mujeres. Así no trabajen en la empresa, juegan un papel particular: unen a la familia. Lo cumplió mi abuela, lo cumplió mi madre. Y para la unión se necesita paciencia, además de liderazgo. En su momento el liderazgo lo ejerció mi abuelo, luego mi padre y en este momento, mis hermanos y yo.

Foto: Marcelo Escayola (desde Punta del Este).

Noticias: ¿Cuál sería su rol en ese terceto?
Cabrales: Soy la imagen, la cara visible de la empresa. Lo soy gracias a ellos. Por eso este último año, cuando recibí el Premio Konex, se los agradecí en primer lugar a ellos, porque puedo hacer lo que hago porque tengo ese respaldo. Son los que sostienen desde lo afectivo y desde lo profesional.

Noticias: ¿Eligió hacer lo que hace hoy en la empresa o lo llevaron las circunstancias?
Cabrales: Las dos cosas. Fueron las circunstancias pero también me gusta que la empresa tenga una cara, sobre todo cuando la familia está en el paquete y la marca es nuestro apellido. Hoy es una empresa 100% familiar. Para mí es importante que el consumidor sepa y conozca quién está atrás. Que vea que somos gente real, de Mar del Plata y que estamos en la empresa desde hace 78 años. A mis hermanos no les interesa ese perfil, a mí me gusta más.

Noticias: ¿En qué se considera bueno para ese rol?
Cabrales: En estar en contacto con la gente y en comunicar. En eso soy bueno: en transmitir un mensaje. Porque también me gusta ser parte de las organizaciones empresariales y gremiales. Y además, como Cabrales no tiene una fundación propia, toda esa tarea que también es empresarial se canaliza a través de otras fundaciones. Formo parte de la Fundación del Hospital de Clínicas, la Fundación de la Policía Federal, la Fundación de Amigos del Teatro General San Martín, etc. Estoy aprendiendo pero me gusta mucho el tema de ayudar. Y es real que el que puede ayudar se siente muy bien.

Noticias: Mirtha Legrand le suele mandar saludos en su programa.
Cabrales: Chiquita es del grupo del té de los domingos. Somos amigos, la quiero mucho y también a Marcela. Admiro que a la edad que tiene siempre está tan activa y vigente, es una gran profesional.

Noticias: Veo que tiene la foto de Graciela Borges sobre su escritorio.
Cabrales: Graciela es como una hermana. Es muy buena para los consejos. Es una persona a la que busco siempre porque tiene un crecimiento humano enorme, más allá de ser la mejor actriz del cine argentino, lejos. Como amiga, está en los momentos más importantes de mi vida. Siempre está cerca.

Noticias: Parecería ser que ahora todo debe ser “gourmet”. ¿Qué le pasa con eso?
Cabrales: Me parece que es positivo y de hecho, estamos trabajando también en eso. Estos son lanzamientos nuestros: cafés de Kenia y de Nicaragua. Creo que hay un consumidor ávido de recibir estas propuestas y que eso está muy bien. Pero creo, también, que cada una de esas cosas debe tener sustento. Debe ser real y para que sea real debe tener un aval, tiene que tener certificados de origen y ser parte de lotes de, por caso, café tostado y elaborado en lugares propios y adecuados. Porque alrededor de lo gourmet hay mucho humo. ¿De dónde es esto? ¿Cómo fue elaborado? ¿Cómo se trae? Todo eso importa y mucho porque el alimento no es un artículo de limpieza. Y es algo que deberíamos cuidar especialmente porque es algo que va dentro de nosotros. Ahí es donde no tenemos que permitir la informalidad. Y en la Argentina todavía hay muchos procesos que son informales. Entonces, no se puede esconder detrás de lo gourmet procesos informales. Y para ese control se necesita del Estado. Hay mucho verso también en todo esto.

Noticias: ¿Y qué hace para profesionalizar el tema del café?
Cabrales: Estamos dando clases y estamos creando escuelas de baristas. Los baristas son los que están detrás de la máquina de café y hay hasta competencias mundiales de ellos. Entonces estamos trabajando en eso como una salida laboral. Hoy en las escuelas de gastronomía es importante que esos chicos aprendan a hacer café, porque de ser así tienen una salida laboral segura y gracias a Dios hoy ese puesto es muy valorizado. Porque a pesar de que hoy todo se ha tecnificado y hasta nosotros hacemos cápsulas de esas que te permiten hacer un café riquísimo y rapidísimo, todavía el café tiene un aspecto artesanal que exige la mano del hombre. El hombre sigue siendo algo importante en la elaboración del café.

Foto: Marcelo Escayola (desde Punta del Este).

Noticias: Me recuerda a las torcedoras de cigarros, en Cuba.
Cabrales: Sí, hay un mundo también detrás de eso. Ya no fumo, pero llegué a fumar mucho. Muchísimo: tres atados por día. Fumar era lo último que hacía al acostarme y lo primero que hacía al despertarme. Me interné con los adventistas para poder dejar. Tardé un mes pero dejé a pura fuerza de voluntad. Fumaba desde los quince años, mi hija en un momento me pidió que dejara de hacerlo y lo hice. Hoy lo que me gusta es comprar cigarros para mis amigos y regalárselos.

Noticias: ¿Es creyente?
Cabrales: Sí, creo en Dios. Es un dios bastante clásico. Tengo una familia bastante religiosa y me gusta ir a la iglesia. Soy una persona ansiosa y a mí ir a la iglesia y escuchar misa me calma. Hay curas a los que quiero mucho y escucharlos me enseña y me calma, me baja. Recibo el sermón en el teléfono, mi madre me lo manda. Ella es una persona muy religiosa y es un sermón muy bueno. En los momentos más difíciles de la vida creo que eso te ayuda. Ayuda saber que hay algo superior a vos.

Noticias: ¿Es soberbio?
Cabrales: Creo que no. Pero si dijera “No”, sería soberbio así que (risas)… Igual, cuando soy soberbio me bajan a tierra mi hija Camila, mi madre y mis amigos.

Noticias: ¿Con quién vive?
Cabrales: Solo, desde hace cuatro años. Estuve casado muchos años pero me separé y hoy estoy solo, solo. No tengo ni animales ni plantas, porque no estoy nunca y se me morirían.

Noticias: ¿Y cómo lleva esta etapa de loco soltero?
Cabrales: Bueno, tampoco diría que “De loco soltero” (risas). Cada etapa tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. No me arrepiento de nada pero tampoco volvería a nada del pasado. Sería otra etapa nueva, en todo caso. Y disfrutando, porque me gusta mucho el cine, sobre todo el nacional, la literatura, la filosofía. Me gusta el ritual de ir al cine, así sea solo. Veo muchas películas solo. Llego al cine, me siento bien al final y veo cine solo. En Mar del Plata, cuando era chico, también iba mucho al cine. Me gustan las películas viejas. Tengo un costado muy melancólico, sí.

El cocinero argentino que es la nueva promesa de la cocina francesa

Fuente La Nación ~ A los cinco años, Marcelo Di Giacomo ya amaba la cocina. Por ese entonces preparaba con sus pequeñas y enchastradas manos la masa de galletitas que luego horneaba su mamá. A los doce preparaba las tortas de los cumpleaños familiares. A los 15, apenas volvía del secundario, prendía la TV para ver Cocina de clase mundial, en Discovery Channel. Más tarde entró en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) y empezó también Arquitectura en La Plata, carrera que abandonó a los cuatro años para dedicarse a la cocina. Hoy, el diario del lunes demuestra que hizo bien: esta misma semana, Marcelo recibió su primera estrella Michelin, uno de los grandes reconocimientos de la gastronomía mundial, siendo el quinto argentino en lograrlo.

La estrella la ganó por el restaurante parisino Virtus, que comanda junto a la japonesa Chiho Kanzaki, su pareja y coequiper en los fuegos. «Es una locura, una felicidad absoluta», cuenta por teléfono desde París, en medio de un día ajetreado. «Mi rutina es más o menos así: hoy me levanté a las 6:30, a las 7:30 fui al gimnasio, a las 9:15 entré al restaurante para comenzar a trabajar la mise en place. A las 12:00 abrimos para el almuerzo y me quedé ahí hasta las 15:00. Ahora estoy en casa, hablando con vos. A las 17:30 volveré al restaurante, para el turno de la noche, y me quedaré hasta la 1:00. Y mañana, a volver a empezar».

-¿Imaginaban esta primera estrella Michelin?

La verdad es que es estábamos buscándola. La entrega fue el lunes pasado y recién nos avisaron el sábado anterior. Ya creíamos que no lo habíamos logrado. La buscábamos en el trabajo cotidiano, fortaleciendo las tres cosas principales que exige la guía. Primero, la calidad de producto, la base de todo. Luego, las cocciones, que cada materia prima esté en su punto ideal. Por último, el detalle, ser cuidadoso y exigente. Para una segunda estrella, hay que ir más allá; la búsqueda del detalle se torna milimétrica, también es crucial el servicio, y cosas como ir pensando en la huerta propia…

Marcelo y Chiho se conocieron en Mirazur, el restaurante de Mauro Colagreco , que acaba de entrar en la historia grande de la cocina mundial al recibir su tercera estrella Michelin. Al principio, la relación entre ambos no era buena. «Ahí había llegado yo, el argentino, para enquilombar las cosas. Era una guerra. De pronto le sacaba alguna herramienta y se pudría el rancho. Pero ambos vivíamos en el mismo restaurante , en unas habitaciones que había al lado, y con los meses nos fuimos haciendo amigos, hasta convertirnos en pareja», dice Marcelo. Hoy ambos manejan la cocina de Virtus: él a cargo de la pastelería y de las carnes; ella de las entradas y de los pescados. «Nos conocemos mucho. Trabajamos cinco años juntos en Mirazur, hace cuatro estamos en París, compartimos las 24 horas del día. Pensamos el sabor y la combinación de productos de manera muy similar».

-¿Cómo se llevan con Chiho en la cocina?

Yo tuve dos grandes maestros en mi carrera. Jean Paul Bondoux, con quien trabajé en La Bourgogne. Y, especialmente, Mauro Colagreco en Mirazur. Con Mauro aprendimos que, para llegar a este tipo de cocina, tenés que ser objetivo, no te podés mentir a vos mismo. Si algo que hacés no está bien, debés admitirlo y ver cómo mejorarlo. No esconderte. Con Chiho mantenemos esa sinceridad. Si algo no nos gusta del otro, nos los decimos en el momento. De todas maneras, sí, me llevo mejor con ella en casa, fuera de la cocina, donde no es tan exigente.

-Los cinco cocineros argentinos con estrellas Michelin trabajan en Europa: ¿es posible lograr esta calidad en Argentina?

Acá es más fácil por la calidad de producto que ves en cualquier mercado. Pero en los últimos años, Argentina mejoró mucho. Cuando me fui, era muy difícil conseguir buena materia prima; y cuando fuimos con Chiho a cocinar al país en 2016 (un viaje organizado por la sommelier Paz Levinson junto a Bodega Trapiche), el cocinero Guido Tassi me consiguió unas ostras increíbles, pescados de Mar del Plata, verduras de una huerta fantástica. Todo cambió un montón, si bien, por lo que me cuentan amigos de allá, todavía falta. Muchos buenos productos hay que hacer que te los envíen por micro desde el interior, a pulmón. Acá es simple, vas a un mercado y todo lo básico es bueno. Y luego tenés cosas excepcionales, productores que son bio (orgánicos) y que trabajan con los restaurantes, tenés lácteos únicos, la manteca es fabulosa.

A pocos días de haberla recibido, la estrella ya se hace notar, con más reservas anticipadas. Virtus trabaja con público parisino (apenas un 20% son turistas), y eso les permite tener habitués que vuelven semana a semana. El valor es, para la calidad ofrecida, best value: el menú degustación cuesta 65 euros; al mediodía ofrecen uno más simple (entrada, plato, postre) por 35. La carta se imprime cada día, según lo que llega del mercado. Y cuentan con un archivo de clientes, que les permite personalizar el servicio: «Si hoy reservó alguien que ya vino hace unos días, y uno de los pasos se repite, se lo cambiamos».

-¿Cómo están cambiando los restaurantes de calidad en Francia y en el mundo?

Creo que se están relajando. Ya el mantel y el servicio acartonado, donde el camarero se te acerca, te interrumpe para explicar un plato y todos hablan en susurros, eso pasó. La nueva generación de comensales quiere buena comida, tomar ricos vinos -muchos orgánicos o naturales, no necesariamente caros- en un lugar donde se la pasa bien. Cuando venís a Virtus es como ir al living de una casa, las lámparas que cuelgan, el piso viejo de 1930, las mesas de madera bruta. Queremos que te sientas confortable. El camarero te habla normal, amigable. Eso no quita la excelencia en vajilla, en cristalería,en las materias primas.

Un argentino, una japonesa y una gran tradición gastronómica, la francesa. Todo eso es Virtus, además del trabajo meticuloso del pastelero -también argentino- Emiliano Fernández Chiri, que según Marcelo, fue clave para conseguir esta estrella. «Chiho aporta la técnica japonesa en los pescados, lo argentino lo traigo yo en el trabajo de las carnes, con piezas enteras. Pero acá hacemos una cocina francesa, en el sentido de respetar las técnicas y saberes franceses, que son únicos y no deben perderse. Todo reinterpretado, bajando la materia grasa. Es una cocina muy depurada, máximo tres o cuatro sabores en un plato, precisa, delicada, sabrosa», explica Marcelo. Unos ejemplos que hacen agua la boca: la ostra con crema de echalote y granita de ananá; o el plato signature, el tartar de vieiras con variedad de coliflores (los hay de todos los colores) y sopa de manzana verde. Pura delicadeza, con mirada global, en el corazón gastronómico de Europa.

Un mapa visibiliza a las «barmaids», las mujeres del otro lado de la barra

Fuente: Ambito ~ Se trata de «Mapa de Barmaids y Afines de Argentina» que, con un enfoque federal, agrupa a las chicas abocadas a la bebida. Además de difundir sus tareas, busca capacitar, incorporar hábitos saludables entre las gastronómicas y debatir cuestiones de género.
La coctelería es un fenómeno que crece. En todo el país, cada vez abren más bares donde se ofrecen tragos de autor, así como también bebidas autóctonas. El público masivo de a poco sale del mojito y el daiquiri para probar las opciones exclusivas de cada lugar y rescatar clásicos más complejos como el old fashioned. Desde hace tiempo el barman pasó a conocerse como bartender y cobró cierto status al no sólo preparar sus mezclas, sino también explicarlas al público general, que prefiere la barra antes que una mesa para tenerlo cerca y ver cómo quema ramas de canela o elige shrubs de elaboración propia.

¿Pero cómo se les dice a las mujeres del otro lado de la barra? Ellas son las barmaids y a pesar de que aún son minoría, crecen en número. Ahora, un nuevo sitio web con enfoque federal busca agruparlas para visibilizar sus tareas y fomentar la igualdad de oportunidades. Pero no sólo está abocado a las chicas de la coctelería, sino también a todas las que estén vinculadas a las bebidas: sommeliers, enólogas, baristas, tea blenders, destiladoras, dueñas de establecimientos y embajadoras de marcas. Se trata de Mapa de Barmaids y Afines de Argentina, un proyecto impulsado por la periodista especializada Laura Marajofsky y realizado en conjunto con la diseñadora Mercedes Moltedo.

El mapa, que buscará tener inscriptas en todo el territorio argentino, ya cuenta con referentes en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, Buenos Aires y la Capital Federal. Pero además de difundir donde trabaja cada una de ellas, el sitio recopila historias y abre un debate sobre género que toca a la sociedad toda: qué situaciones de desigualdad todavía persisten y cómo se puede barrer con ciertos prejuicios asociados a la mujer y la bebida.

Por otra parte, sus integrantes dictarán charlas y organizarán eventos para que las mujeres del rubro incorporen hábitos saludables y a futuro apuntan a realizar el Primer Encuentro de Mujeres Gastronómicas del País. Ámbito.com habló con Marajofsky, quien sostiene que hay mucho por hacer para que se tejan redes en lo presencial y lo virtual y que todo el país conozca a chicas que pisan fuerte.

Periodista: ¿Cómo surgió la idea de armar Mapa de Barmaids y en cuánto tiempo lo hicieron realidad?

Laura Marajofsky: Todo empieza a raíz de mi blog, Drink me, que lo llevo hace cuatro años por puro placer. Más tarde cubrí noticias de género vinculadas con gastronomía y coctelería. Cuando viajé por el interior del país en 2017, quedé flasheada con el ambiente gastrocultural de las ciudades de Córdoba y Rosario, con el circuito floreciente de bares y cómo se movía la coctelería, además de notar bastantes chicas del otro lado de la barra. En Agosto cubrí el World Class en México DF, que es como el mundial de la coctelería y de ahí volví con la idea de que había que hacer algo a nivel local vinculado con la representación femenina en barras, tras ver que afuera eso es un estándar y que hay mujeres no sólo haciendo cosas maravillosas, sino también en roles de poder e influencia. En septiembre presenté el proyecto en el BAC Inspira (encuentro sobre bebidas para profesionales gastronómicos) y a partir de ahí ya arrancamos, subimos el cuestionario online y las chicas se empezaron a anotar, a recomendarse en las redes, a difundir el mapa en construcción. Todo 2018 estuvo destinado a la elaboración de la plataforma y a conseguir los sponsors hasta su estreno, en diciembre.

P.: Tras escuchar a las chicas, ¿cuáles son las principales situaciones asociadas al género que atraviesan las mujeres en gastronomía?

L.M.: Depende del área donde trabajen, porque una cosa es la cocina y otra es la barra o el salón. Igual, te diría que el sexismo está en todos los ámbitos y que la gastronomía es un ambiente difícil para las mujeres por diversas circunstancias, más en la cocina, por la demanda física y horaria, además de la competencia intrínseca. Pocas mujeres llegan a los lugares de mayor influencia y poder- al fijarse en el ranking de los restaurantes que están en el Top 50 del mundo (World’s 50 Best Restaurants) de 30 había una sola mujer. Estadísticas muestran que el 93% de los roles de chefs ejecutivos son ocupados por hombres, mientras que diversos estudios internacionales documentan que hay harassment (acoso) en estos ambientes. En Argentina esta situación se vive más desde la violencia o abuso laboral, muchos empleados están en negro y las condiciones suelen ser bastante precarias. Los dueños especulan con que gran parte del sueldo de los gastronómicos provienen de las propinas, y si las mujeres tienen un problema con un superior o alguna situación de abuso, la situación económica precaria dificulta que hagan valer sus derechos. En la barra o el salón las chicas ‘zafan’ un poco más, y las situaciones que se viven tienen que ver más con los comentarios machistas más o menos “esperables” si se conoce al cliente masculino promedio, que por prejuicio le cuesta reconocer que puede encontrarse con una mujer que sabe de bebidas, que te puede preparar muy bien un cóctel y explicarlo a la vez.

P.: ¿Recordás anécdotas específicas que te hayan contado?

L.M.: Una anécdota recurrente es que muchas chicas me cuentan que en sus primeros trabajos iba un cliente y les decía “estoy esperando al barman”. Esas cosas por suerte cada vez pasan menos. Pero los comentarios de chicas que están en el ámbito de la bebida tienen más que ver con el cliente y en el trabajo del día a día que con otra cosa. Las cuestiones más heavy de comportamiento indebido en ámbito laboral me parece que se dan más en cocina, donde puede haber maltrato psicológico y se dan situaciones de asimetría de poder.

P.: Al explorar el mapa, llama la atención que no haya tantas inscriptas en Mendoza, la tierra emblema del vino, si el mapa incluye también a sommeliers…

L.M.: A nosotras también nos sorprendió. Hasta ahora Mendoza estaba muy copada también con la movida de la cerveza y recién ahora aparece más la coctelería de autor. Uno inferiría que hay más sommeliers o enólogas, pero este es un público que nos está costando llegar porque ellas están menos en las redes. Hacemos un gran esfuerzo para sumar más chicas del vino, que desde hace muy poco comenzaron a comprender que el Instagram es una excelente estrategia de promoción, con excepción de figuras muy conocidas como Agustina de Alba, que es una excelente comunicadora de esta bebida. Y en el mapa, gran parte de las inscriptas llegaron a conocernos por las redes y decidieron inscribirse.

P.: ¿También ofrecen charlas para las chicas en gastronomía?

L.M.: Sí, dimos charlas cuando arranco el proyecto y este año trabajaremos en tres líneas: la de género, la de formación y la de healthy hospo o healthy hospitality, para introducir hábitos saludables en la industria gastronómica, que se caracteriza por proveer momentos epicúreos y de placer al público, pero es bastante ingrata para con sus propios empleados. De hecho, hubo una clase de yoga con meditación guiada en nuestro evento inicial que se hizo en Puente G, el espacio de la referente y madrina de este proyecto Mona Gallosi. La gastronomía es una profesión que demanda mucho tanto desde lo físico como desde lo mental y hay muy poca conciencia del cuerpo como herramienta de trabajo. Pero ademá de estos ciclos, iremos haciendo “takeovers”, es decir “tomar” distintos bares de la ciudad, capacitando, dando charlas y ofreciendo clases. Hay mucho por hacer y nos entusiasma.