Fuente: Andino – Este domingo se celebra el Día Internacional del Chef. Conocé cómo nació esta celebración y el motivo de su festejo.
Este domingo 20 de octubre se celebra el Día Internacional del Chef, con el objetivo de rendirle homenaje a los maestros de la cocina. Conocé cómo nació esta celebración y el motivo de su festejo.
Este día fue propuesto en el 2004 por la Asociación Mundial Culinaria para honrar y homenajear a todos los profesionales que crean imperdibles platos con el objetivo de generar en nuestro paladar una experiencia de sabores.
La palabra chef procede del francés y hace referencia al jefe de cocina. Son cada vez más las personas que estudian esta profesión. A su vez, hay que remarcar que incluso en la televisión han aparecido varios programas o reality de cocina que se convirtieron en furor, algo que no solía suceder años atrás.
Fuente: Argentina.gob – La 10ª edición de Bariloche a la Carta (BALC) contó con la presencia de grandes figuras de la cocina que desarrollaron su actividad en el interior del país promoviendo una perspectiva federal.
Con la colaboración del programa Gustar, llevado adelante por la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes, BALC profundizó su compromiso con la gastronomía identitaria del todo el país.
En esta ocasión concurrieron más de 40 mil personas que disfrutaron del evento en el que participaron más de 80 restaurantes, cervecerías, bares y cafés con menús a precios promocionales. Además hubo más de 150 expositores y participaron 500 asistentes a las clases magistrales.
Del 10 al 13 de octubre se realizó la tradicional Feria Gastronómica en el Centro Cívico, con 100 expositores que presentaron lo mejor de la producción local y regional, desde frutas y quesos hasta vinos y cervezas artesanales.
Se realizaron 14 «Pop Ups», que son cenas únicas donde los cocineros intervinieron con productos locales para crear un menú especial. Con el objetivo de fusionar sabores regionales, se integraron conocimientos de distintos chefs con sus pares locales para degustar diferentes platos típicos.
Entre los chefs que participaron se destacan: Gunther Moros, de Misiones, quien ganó el prestigioso Prix Baron B Edition Cuisine; Alina Ruiz, de Chaco y Agustín Kuran, de Santiago del Estero.
Fuente: ANB – El BALC fue determinante para que la ocupación hotelera durante el fin de semana largo supere el 90 %.
Este año, miles de personas participaron activamente en la votación, eligiendo a los mejores platos en varias categorías, demostrando el alto nivel gastronómico y productivo que caracteriza a la región, en la décima edición de Bariloche a la Carta.
El Plato de Oro fue para «Chimi Deli», una creación de trucha patagónica rellena con langostinos, crema de pistacho y espinaca, acompañada de caviar de cítricos y risotto de quinoa y remolacha. Este plato sorprendió por su fusión de sabores locales y técnicas innovadoras.
La Mejor Entrada fue para la propuesta del CET N°25 – Escuela de Hotelería y Gastronomía, que presentó un ravioli frito relleno de trucha ahumada, bisque de langostino y aire de remolacha.
El Mejor Postre fue una creación del Hotel Sheraton Bariloche, que con su sableé de hongos de pino, namelaka de chocolate Bariloche al 70%, y una combinación de frutas del valle, conquistó cientos de paladares .
En la categoría de Mejor Plato Cervecerías y Bares, Terraza Bar se llevó el premio con su «Lomo en el Limbo», un lomo de res acompañado de crumble de hongos y neblina de manzano.
El premio al Menú Punto Rio Negro, fue para Llao Llao Resort, Golf & Spa. Este menú inició con un delicado amuse-bouche, «Hide & seek en la costa», compuesto por un ajo blanco de anchoa, gremolata, pulpitos y vieiras escabechadas, acompañados de wakame mayo y pepino.
La entrada, titulada «Las damas del mar, el lago y el bosque», ofreció una exquisita combinación de trucha y merluza negra, infusionadas con perfumes de humos y algas, complementadas por buttermilk de frambuesas y moras, peras, y una emulsión de yemas con merken, culminando con un caramelo de wakame.
Como plato principal, el chef presentó «La secuencia del cordero y sus parejas», un recorrido por las distintas partes del cordero – cuello, paleta, bife, costillar, gigot y molleja – junto con acompañamientos cuidadosamente seleccionados como cheesecake de zapallo, royal de arvejas y pistachos, croqueta de papa y hongos, puerro encurtido, y más. El menú finalizó con un postre emblemático en honor a los 10 años de BALC: una mousse de limón con pop corn, acompañada de peras y bizcocho de rosa mosqueta y almendras.
En la Feria BALC, Rapa Nui se destacó como el Mejor Plato con su Bao de remolacha, una original combinación de hongo portobello, cebolla morada, mango, palta y otros ingredientes frescos que capturó la atención de todos los presentes.
La gente colmó las instalaciones de la Feria Gastronómica ubicada en el Centro Cívico, que se convirtió en un punto de encuentro para residentes y turistas.
El evento incluyó más de 70 restaurantes, cervecerías y bares que elaboraron menús especiales para la semana de la gastronomía a precios promocionales. Además, se sumaron propuestas plant based para vegetarianos y celíacos.
En el marco del fin de semana largo, más de 33.000 turistas eligieron los principales destinos de la provincia, generando un impacto aproximado de $9.857.520.432,32 en la economía rionegrina. (ANB)
Fuente: FEHGRA – Bariloche a la Carta presentó el mundo fungi con especialistas de distintas disciplinas, quienes revelaron detalles de lo que se viene en la temática. La conducción estuvo a cargo de la reconocida cocinera y conductora Ximena Sáenz, quien le dio un toque único a la tarde.
La primera clase estuvo a cargo de la doctora Carolina Barroetaveña (CONICET, Centro Forestal CIEFAP). En la exposición habló de los diferentes productos y escenarios de producción de los hongos comestibles. Hizo hincapié en los avances en el cultivo de trufas en Patagonia, describiendo las características y potencialidades de este producto nuevo en la región.
El cocinero que acompaño la charla fue Luis Maldonado, de Zoilo Cocina Gourmet (Choele Choel). El plato: Risotto trufado. Arroz carnaroli. Perfumado con trufa. Tostón silvestre. Huevo a 63° tomates secos. Rúcula. Y jamón crudo de jabalí. Una delicia.
La segunda clase estuvo a cargo Diego Libkind, investigador del CONICET y director del (IPATEC). Lo acompañó la becaria doctoral del CONICET, Carolina Antuña. Ellos compartieron sus amplios conocimientos sobre el fascinante mundo de las levaduras y su papel esencial en la producción de alimentos fermentados, una temática de gran relevancia tanto científica como para la industria alimentaria con una mirada al futuro.
El cocinero a cargo fue Juan Manuel Lezcano de Foresta, quien deleito con sus creaciones.
Cabe destacar que los proyectos de estas dos clases cuentan con el respaldo del Gobierno de Rio Negro a través del Programa Federal de Innovación (PFI).
La tercera charla fue presidida por Juana Clement, quien llegó desde Buenos Aires y abordó la “Innovación Sostenible: Del Bagazo de Cerveza a la Mesa”. Explicó cómo aprovecha el subproducto de la industria cervecera para crear harina de bagazo de cerveza, un ingrediente nutritivo y versátil. El proyecto reduce el desperdicio, aporta valor a la gastronomía y promueve prácticas responsables con el medio ambiente, impulsando una cocina más saludable y consciente.
El cocinero Francisco Tamini del hotel Llao Llao elaboró galletitas crackers, pan, masa de tarta y pizza.
En tanto, “La Magia de los Hongos en la Mesa del Futuro. Micelio la verdadera opción vegana” fue la propuesta de Alina Greslebin, investigadora de CONICET y Francisco Kuhar. Durante su doctorado se especializó en la diversidad de hongos corticoides de los andes australes. Junto con su equipo, realizó hallazgos tales como el descubrimiento del agente causal de una enfermedad grave de los árboles del bosque andino y descubrió muchas especies endémicas de estos mismos bosques. En la actualidad estudia la transformación de subproductos agrícolas en alimentos funcionales a través del cultivo de micelio.
El cocinero fue Joaquín Facio de Nene Bar, y realizo biscochitos salados y muffins dulces.
Por último, tuvo lugar la clase “Del campo de futbol a la luna, una breve historia sobre La micoproteína”, a cargo de Martin Blasco. Él es fundador de Eternal, una empresa reconocida por su innovación en biotecnología aplicada a la producción de alimentos y materiales sostenibles. Ha liderado proyectos pioneros en la creación de alimentos a base de hongos y otros organismos, participando en competiciones de alto perfil como la NASA Deep Space Food Challenge y el XPRIZE Feed the Next Billion, donde su equipo fue finalista.
El cocinero de la clase fue Federico Dominguez Fontan del Hotel Sheraton aportando su magia creación en una jornada impregnada de conocimiento y futuro.
Fuente: Clarín Gourmet by María Florencia Pérez – ¿Cuál es la mejor empanada de la Argentina? A lo largo y a lo ancho del mapa son muchos los cocineros que se sienten habilitados para dar esa pelea gastronómica, cada cual con su receta. Es que se trata de una comida tan federal y tradicional que habilita muchas fórmulas (la riojana, la santiagueña, la salteña, la mendocina, etc) que por suerte, cada vez tienen mayor representatividad en los locales de Buenos Aires.
Las empanadas tucumanas en particular están en un buen momento. En Clarín Gourmet ya contamos el caso deLa Casa del Tafí, cuyas empanadas viajan 1.200 km desde su provincia de origen para vender hasta 4 mil por día en estas coordenadas. También degustamos y contamos cómo son las que hace menos de dos meses ofreceGladys “La Bomba Tucumana” en su emprendimiento de Recoleta.
Ahora la novedad se encuentra en el barrio de Chacarita, en un pequeño local sobre la calle Dorrego, donde Cristina Rojas Lazarte, una campeona nacional de la empanada cuya receta quedó registrada como la oficial de Tucumán, acaba de abrir “Las Rojas” junto a sus hermanas.
La historia de Las Rojas
Las hermanas Rojas son embajadoras del sabor tucumano pero también de una tradición: la de esos recetarios transmitidos de abuelas a madres y de madres a hijas, creaciones colectivas que pasan de generación en generación, a edad muy temprana, como ofrendas de amor.
El sentimiento de familia está en el aire cuando hablan con complicidad de la decenas de hijos y nietos que conforman el clan y también de Tina, la matriarca que quedó en el Famaillá natal, a 35 kilómetros de San Miguel de Tucumán.Los ingredientes de las empanadas tucumanas que hacen Las Rojas.
Ella aprendió los secretos de la empanada tucumana de niña, cuando murió su madre y tuvo que cuidar a sus hermanos. Y luego les transmitió a sus propios hijos, Cristina, Antonia, Verónica, Charo, Ana María y Beto -el único varón, fallecido hace unos años- la receta que llevaría a una de las chicas a convertirse en campeona nacional de la empanada en 2008.
“Ahora lo más normal es ir a una escuela de gastronomía pero nosotras aprendimos en casa de chicas, mirando a mamá. Yo a los 13 años ya les hacía los bizcochuelos a mis hermanos”, dice orgullosa Cristina que a sólo dos semanas de haber venido a instalar su negocio en Buenos Aires conserva intacta la cadencia reposada de la tonada tucumana.Cristina, en plena elaboración de las empanadas tucumanas.
Antes de su consagración nacional, Cristina y sus hermanos cocinaban empanadas en el horno de barro de su casa para vender en fiestas populares. Pero una vez que su don para esta comida trascendió en todo el país no sólo tuvo el honor de que su receta fuera registrada como la oficial de la provincia sino que empezó a ser convocada como referente de la verdadera empanada tucumana.
“Hace 16 años que vengo a la Feria Internacional de Turismo (FIT) de Buenos con mis empanadas. También he dado clases en la feria Caminos y Sabores”, cuenta. Y las cámaras del programa de televisión Maestros de la empanada del canal Gourmet viajaron hasta Famaillá para registrar la pericia con que Cristina ejecuta cada uno de los 13 repulgues -ni uno más, ni uno menos- que debe tener la empanada tucumana.Las empanadas de carne de Las Rojas. Foto: Emmanuel Fernández
La apertura de Las Rojas en Buenos Aires implicó la mudanza de Cristina, dos de sus hermanas y una sobrina, todo el equipo de mujeres tenaces que de lunes a lunes está detrás de este pequeño emprendimiento. Se levantan temprano para arrancar con la producción, a las once de la mañana abren las puertas del local y atienden al público hasta las 15.30. Pero no hay tiempo para siestas porque a la tarde vuelven a producir para levantar la persiana nuevamente a las 19.
“Hay que pagar derecho de piso”, dice Cristina. En Tucumán quedaron sus sobrinas a cargo del local que pusieron hace unos años en honor al hermano fallecido, “El rancho de Beto”. Desembarcar en Buenos Aires, lejos del resto del clan, es una apuesta grande pero las impulsan expectativas del mismo tamaño: sueñan con abrir sucursales en otros barrios de Buenos Aires.
Cómo son las empanadas de Las Rojas
El relleno de las empanadas de Las Rojas.
Las Rojas dicen que cocinan como les gusta comer a ellas. Y basta conversar un rato con estas hermanas para confiar en ese paladar noble, hijo del cuidado y el amor de madre. Si hablamos de empanadas ese gusto se materializa en un relleno jugoso y con mucho huevo. La que más sale en el nuevo local es la clásica tucumana: a base de matambre cortado a cuchillo, cebolla, huevo, pimentón, ají molido y una pizca de comino.
El resultado es una empanada mediana de unos 90 gramos con un relleno muy sabroso y jugoso envuelta en una masa sequita. He aquí algunos de sus secretos: “El matambre no se desgrasa mucho y se hierve según su tamaño. Uno chico, durante una hora y uno más grande, un poco más. Así se tierniza. Y para que la empanada quede jugosa sumamos un poco del caldo de ese hervor al picadillo”, detalla Cristina.
Y la masa se hace con harina y grasa vacuna, las mismas que usaban en su local de Tucumán. Como todas las cosas buenas la empanada tucumana se hace esperar. El reposo del relleno pero también de la masa y luego de las tapas es fundamental. En Las Rojas los tiempos se desentienden del acelere de la Ciudad: cada componente de la empanada se elabora para armar el producto final recién el día siguiente.Las empanadas de Las Rojas.
La de pollo también es muy sabrosa, tal vez porque su método de elaboración y el resto de sus ingredientes son idénticos a la de carne. También hay de humita, jamón y queso, capresse y verdura. Por unidad valen $ 1.300. La media docena, $ 7.500 y la docena $ 15.000. Las hermanas Rojas también venden locro, guiso de lentejas y tamales tucumanos con carne de cerdo, harina de maíz y huevo.
Por ahora no trabajan con delivery, así que la única opción es acercarse a la avenida Dorrego para llevarse las empanadas a casa, aunque no faltan quienes las comen acodados en la pequeña barra de uno de los ventanales del local.Cristina y sus empanadas frente al local de Las Rojas. Foto: Emmanuel Fernández.
El detalle tierno son los alfeñiques que las Rojas regalan como gentileza a los clientes: unos tradicionales caramelos de azúcar de caña que ellas comían en su infancia. Golosina dulce como sus modos amables y dura como el tesón con que sostienen la nueva aventura lejos de casa. Un remate genuino de esta experiencia tucumana en Buenos Aires.
Las Rojas. Dorrego 1003. Abierto todos los días de 11.30 a 15.30 y de 19 a 23 horas. IG: @lasrojas.empanadas
Fuente: Clarín – El Teatro Colón es un micromundo enclavado en una manzana de San Nicolás. La gran sala lírica de la Argentina tiene vida propia: baila, canta y, también, se alimenta. No sólo metafóricamente: en el Colón, más de 500 personas comen todos los días. Y, desde hace un tiempo, no solo los empleados, porque el teatro también tiene una propuesta gastronómica para el público en general y este año sumó una novedad: un menú hecho en función de las obras que suben a escena.
La ingeniería culinaria del Colón es extremadamente compleja. Como el edificio es monumento histórico, no se pueden hacer modificaciones estructurales ni tampoco se puede encender ningún fuego. Un desafío enorme para cualquiera que quiera cocinar.
Actualmente, el Colón tiene varios espacios gastronómicos. Además del comedor del personal, se recuperaron las confiterías Viamonte y Tucumán, a las que puede ir el público en los intervalos de las funciones. Pero también se habilitó un café y restaurante en el llamado Pasaje de los Carruajes, que es literalmente un pasaje con entrada por Tucumán donde antiguamente ingresaban los carrozas para dejar al público. Y además se realizan eventos privados.
Gastón Storace (40) es el chef del Colón. Se lo puede ver en el restaurante –que lleva el nombre del pasaje– donde algunas veces sale a conversar con los clientes. El cocinero, que tiene una larga experiencia en gastronomía, disfruta de compartir el original trabajo que hace ahora: interpretar una ópera o un ballet en un menú.
Lo de Storace es una investigación meticulosa. Primero, lee una sinopsis de la obra. Busca videos en YouTube y las ve completas. Habla con la gente del teatro para saber de qué va esta puesta en particular. Y el research termina con el ensayo general, que es muy cercano siempre a la fecha de estreno, casi como una confirmación de lo que vino haciendo.Sociedad Entrevista con el Chef del Teatro Colón El chef Gastón Storace en la entrada del Colón. Estudia cada obra para diseñar un menú inspirado en ella. Foto Guillermo Rodríguez Adami
“Ver una ópera de tres horas no es algo a lo que estaba acostumbrado. Pero voy entendiendo y a veces un sonido o el nombre de un protagonista me dispara cosas en la cabeza y voy anotando. A veces tiene connotación con el origen, con la historia, con los músicos”, cuenta el chef. También dibuja todo el tiempo en sus cuadernos y más de una vez se despierta a las 2 de la mañana, baja al living de su casa en zona norte, abre la computadora y se pone a trabajar. “’¿Qué hacés?’, me pregunta mi mujer. Y, estoy estudiando, estoy creativizando la ópera”, se ríe.
¿Cómo se construye gastronómicamente una ópera o un ballet? Storace trae algunos ejemplos. “En Carmen, la protagonista era una de las gitanas y trabajaba en una cigarrera. La ópera está situada en Sevilla, entonces tomé conceptos y técnicas españolas. Yo quería un cigarrillo en la mesa, pero le di una vuelta: un cigarro de hongos envueltos en masa filo con polvo de aceitunas en la punta y cúrcuma para generar una colilla”, describe.
En la “Suite en Blanc”, una de las piezas del elogiado «Programa Mixto» que subió a escena a fines de agosto, eligió la vichyssoise, una tradicional sopa de papas y puerro francesa, para representar lo blanco y lo simple, lo puro y lo complejo inspirándose en este homenaje al ballet académico de Serge Lifar.Pureza, simpleza y complejidad: una sopa «interpretando» una pieza de ballet del «Programa mixto». Foto Blue Catering – Grupo L
Antes, en “Turandot”, había representado sus enigmas de varias formas, desde galletas chinas con un mensaje como el entrante hasta una granita de de lychee (una fruta asiática) unas piedritas de ácido cítrico que explotaban en la boca como postre.
O en “Aurora”, la primera ópera patria que acaba de bajar de escena, cerró el menú con un flan con dulce de leche en versión moderna, con crema de hierbas y nibs de cacao, expresando la libertad del acto final.
Este 2024, Storace y su equipo harán 11 menúes, que se suman a los platos a la carta del restaurante y el servicio diario del comedor, todo bajo la concesión de Blue Catering del Grupo L. El chef cuenta que cuando le ofrecieron ese puesto, hace ya más de un año, sintió que era la oportunidad de unir los dos mundos que siempre lo atravesaron: la gastronomía y el arte.
El chef privado
Al contar su historia, Storace viaja hacia antes de su nacimiento, en Uruguay. De algún modo, la comida estuvo en sus orígenes. Su papá, de familia uruguaya-italiana cristiana, vivía separado por una medianera de su mamá, de familia judía y argentina. Los tanos tenían una higuera y ella un día se robó uno de los higos. El la descubrió y llegaron a un acuerdo: él le daba los higos a cambio de que ella le hiciera una tarta.
“No había muchas chances de que estuvieran juntos, pero el amor todo lo puede”, explica sobre una época con otros mandatos. Los papás de Gastón se casaron y tuvieron cinco hijos. En su primera infancia se vinieron a la Argentina, y él se crió en esa familia con cuatro hermanos donde había una libertad absoluta, donde “el dar y la comida siempre fueron un lenguaje de amor”, y donde todavía hoy los almuerzos de los domingos los reúnen alrededor de una mesa en la que lajmashin y ravioles conviven en armonía.Storace en la cocina del Colón. En el teatro no se puede encender fuego. Foto Guillermo Rodríguez Adami
En ese ambiente libre, el joven Gastón escribía y pintaba, y también aprendió a cocinar. Su abuelo, a quien reconoce como “un luchador de la vida” que de la nada armó su empresa, fue bastante directo: “Como pintor, te vas a cagar de hambre. Por favor, estudiá algo”. El abuelo le dio esa oportunidad de estudiar y él se graduó el Ott College, y continuó su formación con masters y cursos y también en las cocinas donde trabajó, de las que agradece a otros cocineros que lo nutrieron de conocimientos y experiencias.
“Hay que ir a las bases y al ABC. Una vez que lo tenés, podés empezar a crear, pero entendiendo las técnicas y dentro de un límite. Si no, es un cocoliche”, explica. Arrancó en un catering en San Isidro y también ahí trabajó en Lo de María, donde el hijo de la dueña y un chef peruano le enseñaron muchísimo. Después se fue a Brasil, donde vivió varios años y se entrenó como pizzaiolo y también muy fuerte en el manejo de los pescados y en el mundo de las pastas.
Estuvo en Ilha Grande, el principal hotel de Jureré Internacional y siguió su camino en Perú, donde aprendió sobre aprendió un montón sobre trazabilidad de producto y en Portugal, donde recuerda que se subía a una balsa a las ocho de la mañana para ir a buscar ostras.
De vuelta en Argentina, trabajó varios emprendimientos (desde su propia panadería orgánica a un restaurante en el que inventó una “hamburguesa” de sushi), pero en lo que más se explaya es en uno que despierta muchas fantasías: ser chef privado.
Cuenta su experiencia con un importante empresario, que vivía solo en un piso en una de las torres más imponentes de Núñez y le alquiló el departamento de arriba para transformarlo en cocina y depósito. “Trabajaba todo el día y los jueves me pedía que me reuniera con él para contarle los proyectos de la semana, mis viajes, a dónde iba a ir a buscar la mercadería. Le encantaba el dulce de batata y lo hacía con batata orgánica y agar agar que iba a buscar a la Patagonia”, cuenta.
Tal era la obsesión de su jefe con la trazabilidad que le pidió que hiciera investigaciones sobre el agua y, después de enviar las muestras al laboratorio, determinaron que la mejor era una marca uruguaya que se hacía traer especialmente por cajones.El chef en Pasaje de los Carruajes, el restaurante del Teatro Colón que está abierto a todo el mundo. Foto Guillermo Rodríguez Adami
Con su jefe, iban a comer a los mejores restaurantes por pasos para reproducir esa investigación y aprendizaje en casa. Pero también Gastón le preparaba, por ejemplo, sus propios panes y hasta las bebidas isotónicas. “Iba de la mañana a la tarde de lunes a viernes y le dejaba todo listo. Hacía lo que me gusta, que es cocinar”, afirma.
Trabajó también muchos años como chef privado en los veranos en Punta del Este, estuvo en TV en ESPN Playroom y hoy disfruta de una experiencia nueva en el Colón. Destaca a Silvina Del Grande, la gerenta de Gastronomía y Eventos, que acompaña todas sus ideas locas y que es “una generadora de emociones a la que le encantan esas cosas creativas”.
Y se guarda en su memoria un momento hace solo un par de semanas, en el cierre del menú del “Programa Mixto”. Con el postre, un mil hojas de manzanas y peras que expresaba en el plato esa imagen impactante de los bailarines de Bolero X, sonaba en el restaurante el Bolero de Ravel y, de pronto, la gente empezó a aplaudir. “Fue espontáneo y me quedé shockeado. Una cosa es que te aplaudan en un evento o en un asado, pero que de repente los comensales se levanten y aplaudan fue muy fuerte”. Una forma de recibir, de regreso, el amor que aprendió a poner en cada plato.
Fuente: La Nación – El chef Antonio Bachour enfrentó un complicado diagnóstico de salud a los 16 años pero su pasión por la pastelería “lo curó”: su historia inspiradora y su desembarco en la Argentina.
“Tengo 50 años y desde los 13 trabajo en la pastelería”, comienza la charla Antonio Bachour, el reconocido chef de origen puertorriqueño que en los últimos años obtuvo importantes reconocimientos: el Mejor chef pastelero del mundo por The Best Chef Awards, y este año el Pastry Innovation Award de la prestigiosa La Liste France. Sus palabras transmiten no solo la trayectoria de una carrera exitosa, sino también el amor profundo por la cocina, pasión heredada de su mamá que arrancó durante su infancia. Para Bachour, los dulces no son solo una profesión, sino una forma de vida que ha definido su existencia a pesar de los desafíos que la salud le impuso a lo largo del camino de su vida.
Nacido en una familia de origen libanés en Puerto Rico, Antonio creció rodeado de la cocina. “Mi mamá siempre preparaba postres para los nueve; éramos siete hermanos, mis padres y yo. Siempre había baklava, mamul, tres leches y flan en nuestra mesa familiar”, recuerda con una sonrisa. Así, desde temprana edad, el gusto por lo dulce fue tomando forma en su vida, hasta convertirse en una pasión.
Pero lo que verdaderamente marcó la historia de Bachour es cómo esa pasión lo ayudó a superar uno de los momentos más difíciles de su vida: a los 16 años, le diagnosticaron un tumor en la glándula pituitaria, lo que lo obligó a enfrentar una dura recuperación que incluyó aprender a caminar y hablar nuevamente.
LA NACION le consultó sobre cómo se dio cuenta de su condición: “No crecía mucho, a diferencia de mis hermanos, que eran todos altos”, explicó. Bachour recordó que un día le apareció un tumor en la lengua, un tumor sanguíneo que aún conserva. “Fui a ver a un cirujano oral y maxilofacial, quien intentó reducirlo con inyecciones, pero no tuvo éxito”, detalló. Ante lo inusual del caso, le realizaron una tomografía y una resonancia magnética. Fue entonces cuando detectaron el tumor, que apenas estaba empezando a desarrollarse”, añadió el chef y siguió el relato: “lo agarraron a tiempo. Me extirparon toda la glándula y salí con un tratamiento ordenado. Luego tuve que adaptarme, ya que, al perder la glándula, era como volver a empezar y tuve que aprender a hablar y a caminar de nuevo con terapia”, recordó con una serenidad que sorprende.
En aquel momento, los médicos le daban solo un 10% de probabilidades de sobrevivir a la operación. Sin embargo, a pesar de la gravedad de su condición, Bachour siempre mantuvo una actitud positiva. A los ocho meses hospitalizado, se inscribió en una escuela culinaria en Nueva York, donde comenzó a forjar la carrera que, años más tarde, lo llevaría a ser uno de los pasteleros más influyentes del mundo.
Disciplina y resiliencia
Lo que hace única la trayectoria de Bachour no es solo su talento innato para la pastelería, sino también su capacidad para sobreponerse a las adversidades. “El trabajo era mi refugio”, confiesa. En los inicios de su carrera, mientras cursaba sus estudios culinarios trabajó en el International Culinary Center: “Estaba todo el día en la cocina, a veces hasta 18 horas diarias entre la escuela, las pasantías y otros trabajos”.
La exigencia de su rutina no era ajena a su condición médica. A pesar de depender de medicamentos para equilibrar sus hormonas y mantener su salud bajo control, Bachour nunca dejó que su diagnóstico se interpusiera en su camino. “Cuando te enfocas en lo que amas, todo lo demás queda en segundo plano”, asegura. Y eso fue precisamente lo que hizo: concentrarse en su pasión por la pastelería, lo que le permitió superar las barreras físicas y emocionales.
La consagración internacional y la pasión por enseñar
El esfuerzo inquebrantable de Antonio Bachour lo llevó a convertirse en un referente en la alta pastelería internacional. Hoy, a sus 50 años, sus creaciones son un sinónimo de perfección y sofisticación, y sus técnicas son admiradas por los mejores chefs de todo el mundo. Además de dirigir su propia pastelería en Miami, Bachour también se dedica a enseñar y compartir sus conocimientos con jóvenes talentos. “Trabajo mucho, pero también disfruto de mi tiempo. No bebo, no fumo, ni voy a discotecas. Prefiero disfrutar de un buen restaurante o dar un paseo con mi esposa. Eso es lo que me gusta”, comparte. A pesar de todo, trabaja entre 15 y 16 horas diarias, demostrando que su amor por la pastelería y su vida personal son igualmente importantes.
“La pastelería es un arte que nunca deja de evolucionar”, reflexiona. Desde los sabores hasta las texturas, pasando por la presentación, Bachour ha logrado fusionar influencias de distintas culturas, desde la cocina puertorriqueña hasta la libanesa, en un estilo que ha roto moldes y sigue sorprendiendo a los paladares más exigentes.
Innovación en la pastelería contemporánea
En los últimos años, la pastelería ha dado un giro hacia propuestas más saludables y sostenibles, con un fuerte énfasis en reducir el uso del azúcar y explorar ingredientes inesperados. Bachour ha liderado esta tendencia. “En los últimos 10 años, todos los chefs de pastelería han reducido el azúcar en un 50%. Nosotros prácticamente no usamos azúcar en los postres”, explica. “Utilizamos el azúcar natural del chocolate y las frutas, y solo empleamos azúcar invertida para darle cremosidad a los postres”, agrega..
Además de reducir el azúcar, Bachour ha comenzado a incorporar verduras como remolacha, zanahoria y calabaza en sus creaciones. “Me gusta mucho esta tendencia”, dice. “Creo que en 10 o 15 años veremos más postres con vegetales, porque la gente está más consciente de la sostenibilidad y busca reducir el consumo de productos animales”.
El chef también ha trabajado en la sustitución de productos de origen animal. “Hace tres años, di una clase en Estados Unidos para chefs de restaurantes como Per Se, sobre cómo sustituir productos animales en postres plant-based”, comenta. “Usamos fibra de cítricos para reemplazar la textura que normalmente aportan la yema de huevo y la mantequilla. También hemos utilizado inulina, de la raíz de achicoria, para montar nata con proteínas de papa, logrando una textura similar a la nata sin grasa”.
Otra de las áreas donde Bachour ha encontrado inspiración es en los sabores de cócteles, incorporando licores en sus postres. “Me gusta jugar con sabores como piña colada o mojito, aunque no bebo alcohol”, admite. “Recrear esos sabores en un postre es divertido”, comentó. Por ejemplo, explicó que un postre inspirado en la piña colada es fácil de hacer combinando coco y piña en un cremoso o mousse, añadiendo un toque de ron para capturar el sabor característico. Lo mismo ocurre con el mojito, señaló, ya que los licores aportan un toque especial que complementa perfectamente las texturas dulces.
Lecciones de vida entre azúcar y cacao
El legado de Antonio Bachour va más allá de los premios o los títulos. Su historia es un recordatorio de que, con pasión, esfuerzo y una actitud positiva, es posible transformar los obstáculos en oportunidades. “Dejé de pensar en que estaba enfermo, y eso fue lo que más me ayudó”, concluye. Con una mezcla de humildad y resiliencia, Bachour nos deja una lección invaluable: las dificultades de la vida no solo se superan, sino que pueden convertirse en la fuente de inspiración para crear algo bello.
Su legado como inspiración
Bachour no solo es un maestro en el arte de la pastelería, sino también en el arte de la vida. Cada uno de sus postres cuenta una historia, no solo de sabores sino de superación, dedicación y amor por lo que hace. “No hay desafío que no pueda ser endulzado con pasión”, comenta con humildad. Y es esa mezcla de resiliencia y creatividad la que lo ha llevado a transformar no solo su vida, sino también el mundo de la pastelería.
Bachour es dueño de cuatro reconocidos establecimientos en Miami, entre ellos “Habibi”, un restaurante de cocina libanesa moderna, el “Bachour Café”, especializado en pastelería con una amplia oferta de bollería y panes, y “Bachour Bistro”, un lugar dedicado al brunch diario.
Con el objetivo de expandir su legado, ahora planea abrir un local insignia en Argentina, probablemente en Palermo. “Este ‘flagship’ no solo se dedicará a la venta de productos, sino que también permitirá a los clientes observar la producción en tiempo real, creando una experiencia única y cercana con la pastelería”, indicó el pastelero. Además, destacó que el concepto se enfocará en un modelo de bistró con influencias mediterráneas y árabes, lo cual considera que podría tener una excelente recepción en el país.
Su recorrido es un recordatorio de que, al igual que los mejores postres, las vidas más extraordinarias son el resultado de un delicado balance entre lo amargo y lo dulce. En cada nuevo desafío, Antonio sigue encontrando la oportunidad de crear algo aún más delicioso. Y así, su legado no es solo un referente culinario, sino una inspiración para quienes buscan convertir sus propios obstáculos en fuentes de belleza y éxito.
Fuente: Nota al Pie – Su versatilidad en la cocina le permitió conocer a famosos como Madonna y Woody Allen. Además, actuó en la aclamada serie “El encargado”. En la actualidad forma parte del staff de “Cocineros Argentinos”. Para conocer más sobre su carrera, Nota al Pie dialogó con él.
Roberto Ottini, conocido como “Rorro” (apodo que le puso su esposa argentina, Daniela Carrara), es un profesional multifacético dedicado al universo de la gastronomía. Moderniza el concepto de la comida italiana en Argentina y, en esa línea,asesora a los emprendimientos gastronómicos más importantes. Siempre alegre y divertido, muestra las nuevas tendencias culinarias sin olvidar el tono costumbrista y regional, como años antes lo hizo en la televisión estadounidense.
Por otro lado, también dicta cursos virtuales y presenciales. Además, tiene su canal de Youtube, donde enseña de manera fácil y rápida cómo preparar platos deliciosos.
Ottiniy una carrera de ensueño
El chef italiano nació en Soresina, a 25 kilómetros de Cremona. Estudió en el Instituto Gastronómico italiano, San Pellegrino de Lombardía. A lo largo de su carrera trabajó en los más prestigiosos restaurantes de Italia y Nueva York; entre ellos, el President Hotel, Paper Moon, Pevero Golf Club y Harry Cipriani. A su vez, cocinó paracelebridades como Arnold Swarzeneger, Silvester Stallone, Bette Midler, James Brown, Mickey Rourke, Kate Moss, Bono, Michael Schumacher, Naomi Campbell, Woody Allen, Sharon Stone y Mick Jagger.
El artífice de la buena mesa, llegó a Buenos Aires en 1998 y se desempeñó como primer chef de cocina del reconocido restaurante Harry Cipriani (en la calle Posadas, barrio de Recoleta). Luego, comenzó su carrera televisiva en el canal de cable Utilísima. Tiempo después logró su propio ciclo llamado “Nova Italia”,en El Gourmet. Posteriormente, estuvo en “Cocinando para vos” en América TV junto a Maru Botana. También pasó por la pantalla de NET TV con el programa “Como Todo”, con Mariano Peluffo y Jimena Monteverde. Asimismo, acompañó a Carina Zampini y a Paula Chávez durante los tres ciclos del reality gastronómico “Pasaplatos”, que emitió El Trece. Actualmente, forma parte de “Cocineros Argentinos” en América TV.
Como si fuese poco, Ottini también plasmó su arte en el mundo de la actuación. Fue parte del elenco de “Soy Luna” (Disney Channel) y tuvo unrol en uno de los capítulos de laexitosa serie “El Encargado” (Disney+), y en la comedia “Los Protectores” (Star+).
En la actualidad tiene su restaurante GIRARDI, además de la focacceria GIRARDINO, en el barrio porteño de San Telmo.
Roberto Ottini y su amor por Argentina
Nota al Pie dialogó con el cocinero sobre su historia y vida en el país.
¿Qué sentiste cuando supiste que Argentina sería tu nuevo destino?
Viví en Estados Unidos, pero me encontraba un poco cansado de estar ahí y, además, no tenía ganas de regresar a mi país. Cuando me propusieron venir a Buenos Aires para abrir el restaurante Harry Cipriani me gustó la idea, aunque tenía cierto desconocimiento de Argentina. Sabía de la figura de Diego Maradona, que jugó en el Nápoles, y conocía que un buen porcentaje de argentinos son de origen italiano. Vine con muchos deseos de conocer todo, de vivir una nueva experiencia y enriquecerme de nuevas costumbres. La gente me acogió muy bien con un abrazo abierto y fue como llegar a casa.
Cocinar para gente famosa en Nueva York te dio experiencia…
Fue algo inesperado, un salto enorme con muchas horas de vuelo. Pude cocinar para gente que siempre había visto en la televisión, lo cual era inalcanzable y un sueño que se hizo realidad.
Mi primera experiencia en el restaurante fue sentarme a comer con Bette Midler, porque ella buscaba alguien que la acompañara durante la cena. Por otro lado, la previa a la llegada de Madonna, con su dieta a base de arándanos. Y estuve con otras estrellas de cine, televisión y la música que me dieron estímulo y deseo de seguir creciendo. Lamentablemente en esa época no existían los celulares y no pude sacar fotos.
En 1998, en Buenos Aires, vi en el restaurante a todos los grandes de Fórmula 1 y conocí a Michael Schumacher, Giuseppe Cipriani y muchos más. Para mí, era tocar el cielo con los dedos.
Más allá de que el mundo los ve como celebridades, ¿Qué percibiste de ellos?
Quizás que estaban un poco solos y encerrados. El que no pudiesen salir libremente por ser reconocidos y si lo hacían tenían que tener cierto cuidado por su popularidad. Me di cuenta que tienen mucha sensibilidad y son humanos.
Retomando tu historia, ¿en tu infancia, viste a tu mamá o abuela amasando la pasta? ¿o tu amor por lo culinario llegó con el tiempo?
Probablemente en mi hogar hubiesen preferido tener un hijo médico o ingeniero, con trayectoria universitaria. Sentí que no podía serlo. Deseaba sentirme libre de poder volar. Entonces, la gastronomía fue una alternativa. Lógicamente algo en la sangre tengo que tener porque mis abuelos fueron grandes reposteros y mi madre y abuela grandes cocineras.
Fue una época en que las mujeres cocinaban a tiempo completo, dando mucho amory de una manera más organizada que ahora
Sí, porque crecí con la buena mesa del domingo. La lasaña del sábado o el osobuco. Había platos que me inspiraron y me gustó ir por el camino de preparar para otros, apreciar y amar la gastronomía.
Vos también sos empresario gastronómico. En estos tiempos, ¿es difícil asumir este rol?
Ser un empresario gastronómico es vivir un momento complicado a nivel económico. Hay que afinar el lápiz y prestar mucho más atención a los números. Como chef, necesito una persona que me lleve a la realidad porque al cocinar es el sabor mi prioridad y no me cuestiono el valor de las cosas.
El sobrenombre de “Rorro” te lo puso tu esposa que es rosarina
Fue un amor a primera vista y nos complementamos. Ella es abogada y periodista. Me pone las cosas en mi cabeza como corresponde. Me siento afortunado, porque encontré el amor hace muchos años y hoy sigue firme.
¿Cómo vivís la nueva temporada de “Cocineros argentinos” en América TV?
Me gusta mucho disfrutar en pantalla, estoy muy cómodo en ese espacio y con tantos años en este país digo afectuosamente “Cocineros argentanos”. Me gané esos derechos. Me tratan divinamente y estoy recontento con todos los compañeros y con la conductora, Maju Lozano. Disfruté de todos los programas donde estuve.
En uno de los programas de Cocineros Argentinos estiraste una masa de más de diez metros. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue un desafío que propuse, no pensaba lograr semejante cosa. Lo importante era que no se rompiese y efectivamente en la mesada se fue cortando. La cocina no es solo arte y amor, es también placer, divertirse con creatividad. Lo más importante es poner amor al plato porque para algunos que lo hacen como pasatiempo eso es perfecto, pero hay muchas madres, chefs, cocineros que tienen que poner tres, cuatro plato, cinco, seis platos a la vez, todos los días, y hay que hacerlo con un toque esencial que es el amor.
¿Sos de responder los mensajes que te hacen en las redes sociales?
Tengo una excelente Community Mánager que se ocupa de poner fotos y hacer todo para que se vea mi trabajo, pero sin duda me encanta responder todos los mensajes. Me tomo el tiempo y esto es en agradecimiento a ellos. Los seguidores valoran lo que hago. Es obvio poner un granito de arena y demostrar el cariño hacia ellos.
Como conocedor de la buena comida y haber probado platos de muchos rincones del mundo, ¿que te cautivó de la comida argentina?
Soy de un paladar muy abierto. Me encanta el asado y las anchuras me enloquecen. Aprendí a comer mollejas y morcillas, pero como buen italiano sigo siendo amante de la pizza, la pasta, del risotto y el pan, cómo así también de la albahaca, los tomates y la cocina mediterránea. Pero me gusta probar platos de la cocina japonesa, china, árabe, vietnamita.
El costo de alimentarse cada día es más caro. ¿Qué recomiendas para poder tener una buena comida a pesarde la crisis?
Lo importante es tratar de variar y no desperdiciar comida. Evitar las gaseosas y tomar más agua. Comprar verduras de estación y las básicas como cebolla, zanahoria, zapallitos. Utilizar huevos y cortes de carne más baratos como el cerdo. Siempre acompañar la proteína que se pueda comprar con arroz que da más volumen al plato. Si no se puede usar aceite de oliva puede ser de maíz o de girasol, pero no para cocinar sino para darle un toque al final de la comida.
Otro consejo es que siempre hay que cocinar la cantidad que se va a comer. No tirar nada, porque hay gente que lo necesita. Investigar mucho cómo podemos ser más creativos a la hora de comprar y elegir los alimentos.
Por ejemplo, yo suelo hacer de las pencas de acelga, bocaditos o aprovechar las flores de la remolacha. Las papas se lavan bien y cocinan con cáscara. Usar semillas, tratar de aprovechar todo lo que se pueda.
¿Cómo te sentís con todo lo que has logrado en tu vida? ¿Qué te falta por hacer?
No sé si me falta algo, porque lo mío es un crecimiento constante y no va a parar. Tengo todo lo que me hace bien. Además el amor de mi vida y la felicidad de que vivo en un país hermoso como es Argentina.
Fuente: TN – El reconocido chef con una trayectoria impresionante en el mundo de la gastronomía, conquistó con su enfoque innovador y su dedicación a la cocina de autor. Ahora, de regreso en su provincia natal, lleva adelante “Flor del Pago”.
Nacido en Lozano, Jujuy, Daniel Hansen comenzó estudiando medicina pero su pasión siempre fue la cocina. Empezó a cocinar a los 14 años y luego se perfeccionó en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) en Buenos Aires. Continuó su formación en el New York Culinary Institute, donde se especializó en cocina italiana. Su experiencia internacional incluye trabajar en el restaurante Sette Momma en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
De vuelta en la Argentina inauguró Sette Bacco en Buenos Aires, un restaurante que rápidamente ganó reconocimiento por su enfoque innovador y su dedicación a la cocina de autor. Este éxito consolidó su reputación como uno de los chefs más prometedores del país. Despupes abió La Pecora Nera y La Pecora Nera Grill. Pero la pandemia lo llevó a instalarse “unas semanas” con su mamá en su Jujuy natal: “Vine por dos semanas. Me quedé nueve meses y después no pude volver. El entorno es mágico”.
En su provincia natal, abrió Flor del Pago, “fue idea de ella”, -dice con una sonrisa señalando a su mamá- un restaurante que combina la cocina ítalo-colonial con ingredientes locales y de temporada. Este proyecto no solo busca ofrecer una experiencia gastronómica única, sino también rendir homenaje a la biodiversidad y la cultura de la región. “Descubrí que estar acá es un lujo. Yo vivía muy bien en Buenos Aires, pero estar acá… te levantás y tenés este marco…”
Su mamá jugó un papel funamental en su desarrollo como chef. “Porteña nacionalizada jujeña”, tuvo mucho que ver en el aprecio de Hansen por los ingredientes locales y las tradiciones culinarias de Jujuy. “Hay muchas cosas que yo tomé de de esta casa. Todo lo que se sirve en Flor del Pago, muchas recetas es lo que comíamos cuando éramos chicos”.
“Hay recetas que son de ella. Los ñoquis a la romana (muy buenos), el pan”. El helado ambrosía, los struddles, el pastel de choclo… “Es que son recetas de aquí, del norte”, acota la madre.
Hansen demuestra un profundo respeto por la cocina regional y la sostenibilidad, capacidad para fusionar técnicas tradicionales con enfoques modernos y el uso de ingredientes frescos y locales en sus platos.
Cómo se prepara la ambrosía del Flor del Pago
Hansen cuenta que muchas recetas de las que preparan se comían “solo en las fiestas”, como la ambrosía. Así que acá está el secreto de la ambrosía de Flor del Pago.
Qué es Flor del Pago
Flor del Pago es un restaurante que sirve almuerzos, cenas y servicio de té. La carta Hansen la define como “ítalo-colonial”.
Qué se come en Flor del Pago
Además de tener una tienda que vende productos artesanales, piezas únicas, tejidos de fibras naturales y creaciones de artistas locales y la línea original de aceite de Oliva, mermeladas, blends, mieles y conservas creadas por Daniel Hansen.
El lugar cuenta con salones techados, galerías, un quincho y mesas en el jardín. También pueden celebrarse eventos privados.
Flor del Pago se encuentra en Lozano, a pocos minutos de Jujuy Capital y de camino a la Quebrada de Humahuaca.
Fotos: Gabriel Rocca, en el marco de la campaña de promoción de turismo gastronómico de FEHGRA “HOLA! Argentina”.
Fuente: FEHGRA – El equipo de Basilico Ristorante es el primero clasificado para la próxima edición del certamen organizado por la Federación para impulsar la gastronomía argentina y el trabajo de los cocineros.
La Ronda Clasificatoria Tandil del Torneo Federal de Chefs de FEHGRA ofreció un espectáculo extra en la nueva edición de Mercado Gastronómico Tandil, la gran experiencia gourmet de la ciudad bonaerense, organizada del 20 al 22 de septiembre, por la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y Afines de Tandil.
El intendente municipal Miguel Ángel Lunghi encabezó el encuentro, junto al vicepresidente de la Federación, Carlos Mellano, y el presidente de la Asociación local, Nicolás Funaro. Estuvieron presentes el vicepresidente del Banco De Alimentos de Tandil, Alejandro Arhex; y el asesor gastronómico de FEHGRA, Luciano Nanni.
El ganador del concurso en su etapa local fue el equipo de Basilico Ristorante, en el Mulen Hotel de la ciudad de Tandil. El chef Maximiliano Magnanini y el ayudante Giuliano Valor Pinna viajarán a la Gran Final del Torneo Federal de Chefs FEHGRA 2025, que se desarrollará en el marco de HOTELGA, con la participación de los mejores equipos de todo el país.
Basilico Ristorante cocinó en vivo:
• Entrada: Esferificación de yogur natural, queso Pecorino, menta y albahaca con crocante de carbón activado y falso caviar de tomates.
• Principal: Bondiola rellena con espárragos, puerros y panceta ahumada.
• Guarniciones: Spanakopita de queso manchego con espinacas y un risotto de arvejas y hongos girgolas.
• Salsa: Reducción de crema de lima y limón, y aceite de albahaca.
La receta tenía como requisito incluir a productos locales. Había productos de Cabaña Las Dinas, Quesos Produlac, Tambo Ovino 4 Esquinas, Hongos Girgolas Strupp, el yogurt natural de Bosco y los espárragos de la Escuela Granja.
Los equipos que clasificaron para la Ronda fueron: Casa Pardo, Bello Abril, Cerro el Centinela, Armando Cocina y Basilico Ristorante.
El Torneo Federal de Chefs de FEHGRA tiene como eje la promoción y difusión de la cocina argentina, la mejora continua de la calidad y el compromiso por el perfeccionamiento profesional. Tandil organizó la primera Ronda Clasificatoria de la edición 2025.
Más de 30 propuestas gastronómicas participaron del Mercado Gastronómico de Tandil, organizado por la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y Afines de Tandil, acompañada por la Subsecretaría de Turismo de la Nación. Declarado de interés turístico Municipal, Provincial y Nacional, se trató del encuentro solidario del año a beneficio de Banco de Alimentos Tandil. Durante las tres jornadas, se presentaron seis opciones de cocineros de distintos restaurantes, que prepararon un menú identitario y de picadas con diferentes productos regionales, entre los que se destacaron la Denominación de Origen del Salame de Tandil, el Clúster Quesero de Tandil y la Asociación de Cerveceros Artesanales de Tandil. Se presentaron productos locales de emprendimientos de KM 0, tragos de autor de destilería Campo, cerveza tirada, la mejor cafetería y postres.
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