La renovada Confitería La Ideal cada vez tiene más público: qué comer y por cuánto en su café, restaurante y bar
Fuente: Clarín Gourmet by Silvina Reusmann ~ Volvió completamente restaurada. A la tarde siempre hay mucha demanda para probar sus clásicos y sus nuevas delicias.
Basta con franquear la puerta de la Confitería Ideal (Suipacha 384) para sentirse transportado a otra era. Cada detalle de los distintos espacios están meticulosamente diseñados, las empleadas de la tienda y los mozos visten uniformes retro y hay vitrinas con recuerdos originales de visitantes ilustres. Desde Carlos Gardel y Evita hasta Vittorio Gassman, Mick Jagger o Bilardo, todos visitaron este lugar único.
Buenos Aires recuperó con la Ideal un ícono de la Ciudad. Junto con el Café Tortoni y la Confitería del Molino, representa una época de esplendor que aún perdura en la memoria de los porteños y homenajea los tiempos de las tertulias que se extendían entre las damas de la alta sociedad alrededor del té con masas y los pitucos que se juntaban a departir sobre política con un whisky con hielo para bajarle el calor a la discusión.
Fundada en 1912 por el español Manuel Rosendo Fernández, la Ideal cerró luego de varios años de funcionar solo como espacio para milongas y recitales. En 2016 fue adquirida por un grupo inversor que encaró una faraónica restauración.
Cómo es ahora la Confitería La Ideal
El salón de la Confitería La Ideal. Foto Guillermo Rodriguez Adami.
Se cambiaron los vitrales de la cúpula; se limpió la boiserie original de cedro misionero; se recuperó el ascensor de época y se reabrió el óvalo del primer piso que permite que la luz natural llegue a la planta baja.
“El edificio estaba muy deteriorado y se restauró entero, se mantuvo todo el material original, los pisos son nuevos, inspirados en los palacios de esa época, se restauró el dorado a la hoja de los techos, es como si volviera a abrir en 1912”, cuenta Gustavo Nari, chef a cargo de la gastronomía de la confitería. Visitar la Confitería Ideal es como sentirse transportado a otra era. Foto: Guillermo Rodriguez Adami
La Ideal abre todos los días de 7 de la mañana a 12 de la noche y Nari es el encargado de armar el menú que combina elementos clásicos y nuevos, “fue un proceso muy lindo, empecé a cranear la identidad que iba a tener carta con el té de la tarde, las comidas diarias, el desayuno, la merienda y el vermú, respetamos esos tiempos así como la tradición de la confitería e incorporamos algunas cosas también”.
Qué comer y beber en La Ideal y por cuánto dinero
A la derecha de la entrada está la tienda donde se pueden comprar las facturas (hay tortitas negras y bolas de fraile, desde $ 150), los macarons ($ 450) y los bombones (desde $ 2.500 la caja de 6) junto con el té o el tinto de la casa, elaborado por la bodega Catena Zapata.
“Hay pan dulce ($ 3.800) y panettone para esta época aunque la idea es venderlos todo el año”, agrega, “los profiteroles siguen estando, también la torta Balcarce, nuestra Selva Negra y muchas cosas tradicionales”. Los macarons de Confitería La Ideal. Foto: Guillermo Rodriguez Adami.
Pasando la tienda y la gran escalera que lleva al primer piso, se encuentra el majestuoso y amplio salón donde ya pocos visten de traje y corbata y donde las zapatillas le ganaron a los tacos altos. Allí funciona, en continuado, el servicio de la Ideal.
No podía faltar el clásico té con masas que es una de las puestas más fotografiadas del lugar (desde $ 3.200). El té o el café llega con unas paquetísimas bandejas de tres pisos donde están ordenadas todas las delicias que preparan diariamente y que son el sello distintivo de la confitería. De yapa, por la tarde, hay un pianista que toca en vivo. Los sándwichs de Confitería La Ideal. Foto: Guillermo Rodriguez Adami.
Un poco más tarde sale el vermú, con una propuesta para dos que sale $ 7.000 e incluye además de la bebida, el tradicional triolet y una selección de 7 platitos.
“Hay fosforitos y sándwiches de miga como el clásico de jamón y queso o el de atún pero también hacemos otros como el de ananá confitado que a la gente le encanta”, recomienda Gustavo Nari. Y no faltan las míticas palmeritas ($ 250 la grande para llevar) que Hipólito Irigoyen mandaba a buscar desde Casa Rosada cuando era presidente. La pastelería de Confitería La Ideal. Foto: Guillermo Rodriguez Adami.
Para almorzar o cenar los principales van desde $ 3.000 los $ 3.800 y hay platos como el Ojo de bife con chauchas, papines andinos y tomates asados; las Milanesas de lomo con papas duquesa o la Lasagna de vegetales asados y salsa de tomate.
Desde su reapertura, muchos se acercan para revivir esos momentos que pasaron en familia, “mucha gente me mandó fotos de viejos recetarios, otros me contaron que venían con su abuela a escuchar la Orquesta de Señoritas y a tomar chocolate caliente con vainillas, y hasta me trajeron el menú de su despedida de soltero que festejaron acá y a mí se me pone la piel de gallina”, cuenta Nari. Gustavo Nari, chef de confitería La Ideal. Foto: Juano Tesone
Restaurar espacios tan simbólicos, que estuvieron olvidados durante años es también recuperar parte de la historia de esta Ciudad y la gente lo valora.
“Desde que abrimos está lleno, a la tarde hay una cuadra de cola y eso que solo el salón de planta baja tiene capacidad para más de 200 personas”, describe el chef, ”hay mucho turista pero también muchísimo público local, de Capital y del interior, todavía queda mucho por hacer pero la devolución ha sido increíble”.
Confitería La Ideal. Suipacha 384. Abierto todos los días desde las 8 de la mañana. IG: @confiterialaideal