El Café de París, en una tradicional esquina de Vicente López, no cerrará sus puertas definitivamente como se especuló en las últimas horas, pero tendrá nuevos dueños
El Café de París, en una tradicional esquina de Vicente López, no cerrará sus puertas definitivamente como se especuló en las últimas horas, pero tendrá nuevos dueños Fuente: Archivo – Crédito: Facebook Café de París
El emblemático Café de París que se estableció en la pintoresca esquina de Azcuénaga y Melgar en el barrio de Vicente López en 1932 dejó de funcionar en marzo cuando comenzó la pandemia, pero no cerrará sus puertas para siempre, confirmaron sus dueños a LA NACIÓN.
Las versiones sobre el cierre definitivo del tradicional café ubicado a pocos metros de la estación Vicente López corrieron fuerte este martes, luego de un tuit que compartió el director de cine Juan José Campanella pidiéndole al intendente municipal Jorge Macri por el rescate del edificio para convertirlo en «café ilustre».
Sin embargo, la dueña del Café de París, Marina, confirmó a este diario que si bien el local permanece inactivo desde el inicio de la cuarentena, no cerrará por siempre como se dijo, sino que cambiará de dueños. Lo que está por verse, destacó, es si el comercio continuará con la marca «Café de París».
«El café va a abrir próximamente con nuevo dueños, estamos todavía en charlas por el tema del traspaso y de la marca, pero va a seguir siendo una cafetería«, destacó Marina, y desmintió además los rumores según los cuales se haría cargo una cadena internacional de café o una franquicia. «Es un proyecto familiar«, confirmó sobre la identidad de los futuros propietarios.
«Decidimos vender porque, la verdad, y por suerte, todavía no tenemos deudas y creemos que es el momento. Fueron 20 años muy lindos y de mucho trabajo», expresó. Además, comentó que los tres empleados decidieron no seguir vinculados con el proyecto: «Los últimos años fueron muy duros y tuvimos que reducirnos. Éramos pocos».
Café de París, un emblema de Vicente López
El Café de París funciona desde hace más de 90 años en esa icónica esquina con aires europeos donde, hasta marzo, se solían hacer exposiciones de arte y presentaciones de tango y jazz organizadas por Marina con apoyo municipal.
En la casona de estilo neoclásico funcionó originalmente la lechería La Martona, luego se transformó en un bodegón llamado El Popular y poco después tomó su nombre definitivo. Más acá en el tiempo, durante los años ochenta, sus propietarios fueron un grupo de españoles ligados al negocio de los cafés de la zona norte de Buenos Aires, quienes le vendieron el fondo de comercio a Marina y a su hermano cuando comenzaba el nuevo milenio.
«Y sí, por un lado tengo nostalgia, pero también fueron 20 años de trabajo sin parar, sin sábados, domingos ni feriados libres, estando al frente todo el tiempo», confesó Marina, y añadió que ella «impulsó la movida cultural los fines de semana cuando en el paseo no había nada abierto».
Durante estos años, el café abría muy temprano para los madrugadores y seguía hasta el anochecer. Además del buen café espresso, ofrecían comidas caseras al mediodía y por las tardes, picadas y cerveza tirada. Su mesitas sobre la vereda se ocupaban rápidamente y muchas veces los clientes esperaban parados largo rato hasta encontrar un lugar.
El paseo comercial de Vicente López
Fuentes del municipio de Vicente López confirmaron que el Café de París volverá a abrir y se manifestaron entusiasmados por el hecho de que el tradicional paseo recupere pronto el brillo prepandemia. «El Café de París es un ícono cultural de Vicente López que funciona en una esquina emblemática. Nos alegra que el cierre no sea definitivo y que vuelva a abrir muy pronto, para nosotros es muy importante», dijeron.
Todavía más, el intendente Jorge Macri respondió al tuit de Campanella y le agregó condimento político con una crítica directa al gobierno de Axel Kicillof: «Sin dudas, el haberle impedido a los pequeños comercios barriales trabajar durante tanto tiempo, fue una política errada del gobierno Provincial y devastadora para la clase media trabajadora».
Frente al Café de París hay otro sitio también histórico, aunque quizás no cuente con la misma alcurnia. Se llama Bola de Oro y es una pizzería con aires de bodegón que volvió a abrir luego de varios meses de cuarentena.
«Nosotros abrimos de nuevo con el delivery y algunas pocas mesas afuera. Pero es muy difícil, no llegamos a cubrir los gastos«, explicó Gustavo, que trabaja desde 2006 en el local y ahora es encargado. Aseguró que los afectó principalmente el cierre de las oficinas de la avenida Libertador y el paseo costero del Río, donde miles de personas trabajaban a diario en tiempos sin coronavirus. «Ojalá pronto vuelva la normalidad, toda la zona está muy golpeada«, finalizó.