Fuente: Cronista ~ Tiene más de 250 empleados, 19 sucursales en el Gran Buenos Aires y la Ciudad y factura por mes en una de las tiendas más transitadas, en Las Lomitas, $ 1,14 millón, incluso, en años difíciles como 2018. Así lo reconoce Livio Martín, hijo de Iginia -la fundadora de La Veneciana- y presidente de la cadena. Una combinación de crisis económica y condiciones climáticas adversas para la venta de helados hizo que, el año pasado, las ventas cayeran entre un 10% y 15% en volúmenes, sobre una producción anual de 60.000 litros al año.
Sin embargo, el dueño de la marca tiene buenas proyecciones para 2019. Para acompañar esas expectativas, la cadena inaugurará un nuevo punto de venta bajo el modelo de franquicias en Adrogué, donde incorporará el sistema de «autohelado», que ya está en funcionamiento en dos tiendas de la zona sur (Lomas de Zamora y otra en Adrogué). Este concepto de drive thru fue importado por Martín de los Estados Unidos y lo hizo una marca registrada de la empresa.
A la hora de definir las locaciones que contarán con este sistema, Martín afirma que es clave el espacio, ya que requiere de grandes metros cuadrados. Por eso, todos los autohelados se encuentran en el Gran Buenos Aires, donde cuenta con locales de mayores dimensiones y entradas en las principales avenidas, en las que se dispone de mayor circulación de vehículos.
Para el presidente de la cadena, esta modalidad de venta sirve para traccionar volumen, ya que, desde el auto, los pedidos son principalmente de kilo. «En los Estados Unidos, está mucho más desarrollado que acá. Tienen todo para ir en auto: bancos, gastronomía, tintorería. Ahora, vemos que, a la gente joven, le gusta mucho porque tiene poco tiempo para comprar», menciona sobre este método que, en el país, se usa principalmente en cadenas de comidas rápidas.
En tanto, la compañía compite en un segmento premium -el kilo de helado cuesta $ 430- en medio del auge de las cadenas low cost, con Grido como principal abanderado. Esa evolución hizo que de un promedio de 3 kilos por persona en 2000 se pasara a 7 kilos per cápita en 2018, según datos de la Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados y Afines. Para una cadena como La Veneciana, que opera en la zona sur del GBA hace más de 60 años, la competencia fue tanto un desafío como una oportunidad.
«El año pasado fue complicado, un año atípico en cuanto al clima, a lo que se sumó la crisis», dice Martín. Aunque tiene mejores perspectivas para 2019, las matiza: «Para las pymes, en general, no sólo para las heladerías, se hacen difíciles los costos de comercialización porque se elevaron tremendamente». Además, menciona los juicios laborales y la carga tributaria como dos grandes obstáculos para la inversión.
Más allá de las trabas coyunturales, la familia tiene una tradición heladera que hace que siga con el negocio. Hoy, cuenta con heladerías en Italia, cerca de Mestre, bajo el nombre de Baires. «Justo al revés», bromea Martín sobre la elección de poner los nombres invertidos. En Europa la familia también tuvo heladerías en Alemania, donde Martín trabajó hasta 1989 y adquirió experiencia en la línea de helados para invierno, productos que se lanzaron a nivel local en 1993 para desestacionalizar el consumo.
Con café, pastelería y línea de helados para todo el año, La Veneciana crece bajo un selectivo sistema de franquicias, a pesar de que sobre las 19 tiendas solo tres son propias. «Somos muy prudentes. Se las damos a conocidos de la familia. Es complejo el tema de la franquicia por la baja en la rentabilidad», explica Martín. Así, el proceso de expansión es paso a paso, dice. Su producción ronda los 60.000 litros por año.