Bodegones, fondas y cantinas, los clásicos de Buenos Aires: dónde comer los mejores platos

Fuente: IProfesional – Epicentro de encuentros familiares, con el tiempo los bodegones perdieron su reputación. Pero aparecieron cocineros para devolverle su antiguo esplendor.

Los bodegones siempre estuvieron cerca del corazón de los porteños. Epicentro de encuentros familiares con el correr de las décadas fueron perdiendo su reputación. La calidad de la comida bajó, los platos que emulaban aquellos preparados por las manos expertas de abuelas y madres se fueron perdiendo y, aunque mantuvieron su condición de accesibles, ya no eran lo que alguna vez fueron.

Pasó el tiempo, y empezaron a aparecer cocineros dispuestos a devolverle su antiguo esplendor a los bodegones. Así aparecieron El Preferido de Palermo y Los Galgos. Más tarde surgieron otros como El Octavo Bar; Yiyo el Zeneize y hasta Copetín Fiat en Caseros.

En los últimos años, otros se suman a esta lista. Van algunos de los que más nos gustan.

Los mejores bodegones de Buenos Aires y sus precios

Condarco

Hace rato que Chacarita viene picando en punta. La nueva gastronomía encontró allí un barrio virgen de propuestas, de alquileres accesibles y con mucha gente con ganas de comer bien. A una cuadra de Av. Corrientes y Dorrego, en un antiguo bar de barrio venido a menos, después de una importante remodelación manteniendo el estilo, nació Condarco.

Las tortillas

Las tortillas de Condarco, bien babé

La carta reúne una tortilla, obviamente, bien babé con platos de leberwurst; pejerrey tipo boquerón o pesca curada; tartare de lisa y gírgolas a la plancha. Cuenta con una muy buena selección de etiquetas de productores chicos y medianos, ideal para descubrir nuevos vinos, con precios que arrancan en $13.000. La gente empieza a llegar a las 18 y, vermú en mano, comienzan a salir los platitos como antesala de alguno de los platos fuertes que no superan los $15.000.

Desde que abrió, el lugar se llena, y en verano, la vereda estalla de ávidos comensales tomando una copa mientras esperan mesa. Definitivamente, una de las grandes propuestas del barrio. Av. Dorrego 901, CABA.

Cantina Mandía

Inspirada en las viejas cantinas italianas de los inmigrantes, Mandía recupera el espíritu de época con un menú de formato moderno donde todo se elabora con producto fresco y la estacionalidad, manda.

La especialidad son las pastas, con recetas heredadas de la nonna de las dueñas, dos hermanas con pasado gastronómico que volvieron a sus raíces. Hay fusilli al fierrito con salsa fileto y tortellini de queso con manteca y espinaca; milanesa con fideos, y polenta para combatir el frío. Adaptado a los tiempos que corren, Mandia también cuenta con una sommelier que hizo una interesante selección de vinos desde los $14.000 y que van muy bien con los platos de la carta (donde los principales oscilan entre $8.000 y $12.000 aproximadamente).

Un gran lugar, muy acogedor, con un patio ideal para disfrutar cuando mejore un poco el clima. Zapiola 1218, CABA.

Pastas de La Mandía

Las pastas son la especialidad de La Mandía

Puchero

En Villa Luro, a principios de año, abrió Puchero, un bodegón moderno de sabores tradicionales. La carta es un poco más larga de lo que suele verse en las nuevas cantinas, con una completa selección de cazuelas, carnes, pastas y minutas.

En las entradas conviven las empanadas de carne braseada con el chipá relleno con mollejas crocantes y huevo pocheado, con precios que van desde los $2.900. Hay vitel toné todo el año; gambas al ajillo y tortilla clásica o rellena. Supremas en todas sus formas; puchero y paella, y el casi extinguido pescado al roquefort, un ícono del siglo pasado. Los platos principales van desde $11.500 hasta $35.000, los que son para compartir. La carta de vinos suma más de 80 etiquetas seleccionadas por el sommelier Martín Narvaja. Para la hora del vermut hay distintas propuestas con quesos y chacinados para acompañar las bebidas.

Puchero representa muy bien esta nueva generación de bodegones modernos que renovaron la gastronomía local. Av. Rivadavia 10300, CABA.

Mn Santa Inés

Comandado por Jazmín Marturet, este restaurante es una suerte de bodegón internacional. Aquí se puede comer platos italianos, españoles, húngaros o del sudeste asiático ¿Cómo es que este cocoliche culinario funciona? Tal vez sea porque todo es exquisito.

La idea es una cocina hogareña, pero del mundo, replicar platos de casas, no de restaurantes, suculentos y sabrosos que, más allá de su procedencia, son deliciosos. Con la idea de cocinar lo que le gusta y sin responder a ninguna etiqueta, Marturet convirtió esta antigua panadería en un templo que recibe peregrinos de toda la ciudad. Puso La Paternal en el mapa gastronómico y se da el lujo de no abrir por la noche. El menú varía caprichosamente según los productos que haya frescos y las ganas de Jazmín.

Un día puede haber pastas bien italianas; un pad thai tailandés, un goulash o pollo frito, todo rico. Los precios son muy accesibles y el lugar, precioso. Uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Ávalos 360, CABA.

Flan La Sarita

El bodegón La Sarita es uno de los favoritos de zona Norte

La Sarita

Abrió en 1934 con su fachada art decó que se mantiene hasta el día de hoy. Fue despensa, despacho de bebidas, restaurante y bar. Tuvo varios dueños, pero hoy funciona bajo el mando de Federico Otero y Florencia Estrella.

Este bodegón de Vicente López es uno de los favoritos de Zona Norte. Se hizo viral por su milanesa napolitana (memorable) pero todos sus platos responden a la misma consigna: abundantes, sabrosos y a muy buen precio. En La Sarita hay vermut; sifón; vinos; clásicos como la milanesa de peceto con fideos (que amasan a mano), el mondongo y el flan con crema; platos vintage como el abadejo al roquefort con puré duquesa y los chorizos a la pomarola pero también empanadas de langostinos y calamar con salsa de ajo.

Aquí conviven tradición y técnica con un buen producto de estación. En noviembre cumplen 90 años y ya están planeando los festejos ¡A agendar la fecha para no perdérselos! España 506, Vicente López.

El preferido de Palermo

Este moderno bodegón abrió en el mismo lugar que antes habitó un clásico restaurante del mismo nombre creado por un asturiano en 1952. A punto de que la modernidad se lo llevara puesto, Guido Tassi y Pablo Rivero lo recuperaron hasta convertirlo en un restaurante con aires de bodegón reconocido por la guía Michelin.

Uno de sus íconos es la milanesa elaborada a partir de bife de chorizo angosto que se prepara con huevo, ajo y perejil, y está rebozada en el pan que se hornea allí mismo, producido a base de harina orgánica y grasa de novillo. El Preferido ofrece, además, uno de los mejores helados del país. Los de pistacho y sambayón son sencillamente perfectos.

Comida de estación, charcutería propia, y gran selección de quesos. No es nada barato, pero los precios están sostenidos por la calidad del producto. Jorge Luis Borges 2108, CABA.

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