Fuente: La Nación ~ Un grupo de mujeres, algunas investigadoras, otras biotecnólogas, publicistas, cerveceras o dueñas de bares, todas amantes de la cerveza, decidió formar un colectivo. Además, crearon juntas una cerveza para ayudar a poner en pie una oficina de atención a la víctima de violencia de género en la costa bonaerense. Se llaman Birreras Argentinas y se iniciaron hace dos años gracias al impulso de Pink Boots, una organización estadounidense de mujeres cerveceras.
Megan Garrity, una estadounidense radicada en Perú, llegó a la Argentina a dar un taller en el festival BirreArte que se hizo en Mar del Plata en 2017. Se organizó una cocción colaborativa en BrewHouse de la que participaron varias mujeres.
«En la charla con Megan, nos recomendó ingresar a la asociación Pink Boots y que conformáramos el capítulo Argentina. Los requisitos eran estar formalmente vinculada a la actividad y hacer algún desarrollo técnico o científico. Nos registramos Gisela Rodríguez (de Villa Gesell), Emilia Vidal y yo (de Mar del Plata)», contó a LA NACION Vanina Calvo.
Según su web oficial, las Pink Boots son «promotoras y agitadoras femeninas en la industria de la cerveza». «Conseguimos la cerveza elaborada y fermentada con la mayor calidad posible. También somos dueños de cervecerías, empaquetamos la cerveza, diseñamos cervezas, servimos cervezas, escribimos sobre la cerveza y cubrimos casi cualquier aspecto de la cerveza, y todas somos mujeres», define.
Vanina no es cervecera ni dueña de un bar. Vanina es investigadora. Y como tal, durante el BirreArte en que conocieron a Megan, presentó, junto a su hermana, los 10.000 años de ciencia y tecnología que hay detrás de esta bebida y una perspectiva de hacia dónde va la investigación con relación a la cerveza artesanal.
Gisela, Emilia y Vanina son parte esencial de Birreras Argentinas, pero hay más mujeres de todo el país: Tucumán, Santiago del Estero, Paraná, Bariloche, Mar del Plata, Villa Gesell, La Plata, Rosario. Son casi 80 mujeres organizadas en tres comisiones: encuentros y cocciones, desarrollo de conocimiento e investigación, implicancia social y vínculos interinstitucionales.
Antes de que se creara la comisión, ya habían empezado a hacer actividades se implicancia social. A fines del año pasado crearon Azurduy, una cerveza que cocinaron en Bronx, un bar de la Ciudad de Buenos Aires. Ya vendieron los mil litros que hicieron ese día, y queda muy poco sólo en Villa Gesell y en Capital.
Lo recaudado con la cerveza Azurduy será destinado a la agrupación Mujeres en Lucha, de Mar Chiquita, que vienen trabajando para la apertura de la oficina de atención a la víctima en la ciudad de Santa Clara del Mar, un lugar donde no hay comisaría de la mujer.
A partir de la difusión del lanzamiento de Azurduy, muchas mujeres se sumaron a Birreras y el municipio de Mar Chiquita empezó a poner en condiciones el lugar. Apenas se anuncie la apertura de la oficina, muchas mujeres cerveceras estarán ahí. Para el 8 de marzo ya planean una nueva cocción colaborativa y también poder donar el dinero recaudado a otra causa social que aún no tienen definida.
Las Birreras Argentinas también están unidas para capacitarse. Esta semana se reunieron en un local de Capital para hacer un curso de análisis sensorial. Muchas no se conocen cara a cara. Hay cerveceras que se dedican exclusivamente y hay home brewers: cerveceras caseras, que hacen sólo para pocas personas. Hay una chica que tiene un laboratorio de levadura, otra un lupular (plantación de lúpulo) en Pilar.
Fernanda Merola (40) estaba estudiando la carrera de Historia en la Universidad Nacional de La Plata, pero cuando conoció el mundo de la cerveza quedó fascinada y decidió cambiarse a Química. «Mi idea es enfocarlo a la cerveza: hacer análisis de agua, de la cerveza, hacer bancos de levadura. Si hacés tu propio banco de levadura vas clonando tu propia cerveza. Tenés que estar con microscopios, reactivos. La cerveza es todo química», cuenta fascinada en su nuevo local de Willgeri, la marca que tiene con su marido y otro socio en La Plata. Hacen unos 550 litros por semana y venden sobre todo
a particulares.
Hace 5 años que Fernanda está en el mundo cerveza. Antes tenía la fábrica en su casa de City Bell, pero se mudaron al local porque ya no había lugar para nada más que todo lo que tuviera que ver con la bebida. Aunque esa no es su actividad principal: ella y su marido son peluqueros.
Francisca Gotari, de 33 años, empezó en 2011 con su hermano. «Hacíamos para nosotros 20 litros. Pero hacés 20 y querés hacer 50, hacés 50 y querés hacer 100», explicó Francisca, que ahora produce cada semana en su casa los 400 litros de Gotari Gotari ella sola. Vende en dos cervecerías de la capital bonaerense, pero sobre todo la transporta a Trenque Lauquen, de donde es oriunda.
Cuando su hermano se fue de la ciudad, ella decidió que seguiría con la fábrica. Pero se dio cuenta que le faltaba aprender: «El primer mes me mandé una cagada atrás de otra. Tuve que sentarme a leer y estudiar», se ríe.
Francisca no cree que el mundo de la cerveza sea un lugar machista. «No puedo decir que es un ambiente machista. Pero sí es un ambiente de muchos varones. Está copado por los hombres. Entonces está bueno unirse más y ser más visibles», explicó en relación a su integración en Birreras Argentinas. Y contó que en muchas ocasiones cuando su hermano viene de visita y van a vender cerveza a fiestas siempre le hacen preguntas a él, cuando ahora es ella la que produce y la que sabe.