Puede que al dinero en billetes le queden todavía varios años de vida y que las transferencias bancarias sobrevivan aún unas décadas más, pero, al igual que sucede con otros bienes e incluso con ciertas profesiones, la tecnología de blockchain llegó para darles pelea y amenazarlas con hacerlas desaparecer. A tono con esta tendencia, en la Argentina crece el número de comercios que aceptan bitcoins como forma de pago.
En efecto, según el sitio www.coinmap.org, que registra todos los locales que dan la posibilidad de pagar con bitcoin en el mundo (hoy son 14.718), a nivel local ya son 215 los comercios que habilitaron este medio de intercambio. Eran 150 en 2018 y 100 en 2017. Además, la mitad de ellos se encuentra en la Capital Federal, con mayor densidad en microcentro, San Telmo, Retiro y Barrio Norte.
Hay desde heladerías, casas de indumentaria y farmacias hasta restaurantes, hoteles y agencias de viajes, pasando por delivery de sushi, librerías y supermercados chinos. Algunos de ellos son: Hotel Argenta Tower, Conexión a Tierra (productos de jardinería), BitCofee (café/bar), ArtCopy (librería), Hostel Rock, Pet’s Home (veterinaria), Allegro (heladería), Ediciones LEE (editorial), Hotel Viejo Telmo, Galería del Asombro (museo), Sports Rock and Bar, Subway Puerto Madero y Doble Seis Bar.
Fabián Schiavo, gerente general de Garbarino Viajes, dice que existe un número creciente de clientes que desean usar bitcoin y por eso la empresa decidió darles la oportunidad de que lo pudieran hacer en su sitio web. «Entendemos que tanto bitcoin como blockchain son tecnologías que van a revolucionar nuestra industria y nuestro primer proyecto fue incorporar los pagos con bitcoin a nuestra web, algo que, además, tiene un grado mayor de seguridad para los pagos online«, explica el ejecutivo.
Martín Zuker, cofundador y CEO del restaurante Foster Nutrition, afirma que, si bien las criptomonedas en general, o el bitcoin en particular, parecen ser una tecnología de nicho y para gente especializada, su uso empieza a masificarse. «Por eso, buscamos dar una experiencia simple y dinámica para que cualquier persona con una billetera virtual pueda pagar su pedido en pocos segundos y con validación de la transacción instantánea», relata.
Zuker cree que es una herramienta muy útil y potente. En poco más de un mes de tener habilitado el sistema, en Foster se sorprendieron por la cantidad de gente que lo usa y la gran receptividad. «Tenemos tres transacciones por día en promedio, y mucha curiosidad», acota el ejecutivo.
Una vez descargada esa aplicación en el celular, hay que cargarla con bitcoins. «Una forma de hacerlo es que una empresa me pague con esa moneda directo a la billetera; otra, es comprarla en un mercado o a otra persona, pero lo más simple es registrarme en una página web que los vende, le transfiero pesos y me entregan bitcoins», señala Beaudroit.
Quien ya hizo todos estos pasos fue Nora Palladino, quien enfatiza que cada vez que usa efectivo siente que viaja al pasado. «Hoy, con toda la adopción de tecnología que hay, lo más natural es usar medios de pago digitales, billeteras virtuales y criptomonedas. La más conocida es bitcoin, pero también hay otras que ofrecen una nueva generación de productos financieros», cuenta.
Palladino opina que el hecho de que los comercios acepten criptomonedas ya es un gran paso, pero cree que su adopción se va a dar de modo paulatino. «Todo esto llegará de la mano de la integración de otros medios de pagos digitales y códigos QR. Hay que desterrar el efectivo, que es inseguro y obsoleto», acota.
Otro que se subió a la ola es Hernán Onzalo, un ingeniero de sistemas, que dice que usar bitcoin como medio de pago le facilita las cosas. «Primero, no necesitás un banco para utilizar bitcoin; segundo, las comisiones suelen ser mucho menores que las que cobran las principales tarjetas y bancos del país; y, tercero, te da la practicidad de pagar con el celular en el instante y ver los gastos de madera inmediata», detalla.
Y esas no son las únicas ventajas, según considera Onzalo, porque también es interesante el hecho de contar con una moneda que no sufre inflación mensual, disponer de la capacidad de enviar plata al exterior sin tasas altísimas y poder usar bitcoin en otros países sin tener que convertir monedas.
Claro que no todo es color de rosa. Entre los puntos en contra, Beaudroit destaca la gran volatilidad del bitcoin: por ejemplo, pasó de una cotización de US$958 en enero de 2017 a otra de US$14.341 en diciembre del mismo año, para volver a bajar hasta US$3321 solo 12 meses después (en la actualidad está a US$5259).