Fuente: La Nación by @acido_ba – El barrio lindero al cementerio más grande de la ciudad sigue siendo epicentro de la movida gastronómica. Un bodegón contemporáneo que sorprende con ñoquis coreanos, keppe crudo con labne o alitas de pato fritas con masala.
“No nos tomen tan en serio”, advierte el Instagram de Ácido, el nuevo restaurante sensación de Chacarita. Con una baja inversión y sin agencias de marketing ni de prensa involucradas, entre sus comensales contaron con la presencia de la famosa actriz española Úrsula Corberó, protagonista de La casa de papel, y muchos días hay que esperar para entrar.
Pero ¿de dónde salió Ácido? Su chef y dueño tiene solo 25 años, empezó a cocinar a los 14, estudió en Europa en Le Cordon Bleu y pasó por los fogones de lugares como Aramburu, Tickets y Gresca (Barcelona), además de algunos meses en Dinamarca. En sociedad con su padre, Gabriel, el 7 de marzo Nicolás Tykocki abrió las puertas de su primer restaurante y la gente comenzó a llegar.
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Tykocki le escapa a una definición de su cocina, concede simplemente un “rica”. La cantidad de entradas y principales se cuenta con los dedos de una mano, pero siempre hay algún fuera de carta –codillo de cerdo para compartir, morcilla con chimichurri y huevo frito, alitas de pato fritas con masala–, más un par de postres. Es inevitable pedir todos los platos y ponerlos al medio tipo family style.
El plato estrella son los ñoquis coreanos –conocidos como tteokbokki–, preparados con una masa de arroz glutinoso y con una salsa que lleva ssamjang y que no es tan picante como en su versión original. Es muy bueno también el pollo frito para comer con la mano, que viene acompañado con ensalada de pepino smash, arroz fortuna y huevo revuelto. A veces sale estilo Buffalo, otras Nashville o coreano. Otra opción es el keppe crudo con labneh, bazlama y ensalada de hinojo. La carta de vinos también es corta, pero tiene un precio de arranque bajo como para que todos puedan elegir.
La cocina abierta está conectada al salón –recuerda un poco a la de Proper– y el ambiente emana vibras de bodegón contemporáneo. En lugar de banderines cuelgan pósters de la Fórmula 1 y de Ayrton Senna, que conviven con vajilla y algunos elementos decorativos de casa de abuela de los años 70 (sobre todo, en el baño). Es una mezcla rara. ¿Ecléctica?
El staff se completa con cocineros y camareros muy jóvenes (para algunos es su primera experiencia en restaurantes). Sin temor a contar que algunos ítems los tercerizan –como el pan brioche de las torrijas o la misma masa de los tteokbokki–, el plan no es engrosar mucho el menú, sino ser creativos con los fuera de carta.
“La estamos pasando muy bien, buscamos productos en el mercado de Haedo, donde hay unas hierbas increíbles. Estamos obsesionados con el sabor, pero, por lo demás, queremos que comer en Ácido sea una experiencia relajada. Que se diviertan los que vienen y que nos divirtamos nosotros, que sea algo lúdico”.
Más allá de las cenas, algunos mediodías de fin de semana, el plan es hacer pop-ups con abuelas, ya que, como dice Nico, ellas son su “ins-po”. Un retrato de su propia abuela, Beba, en el medio del salón, parece darle la razón.
Dónde y cuándo
Charlone 999.
Martes a sábado, de 20 a 23.30.
IG: @acido_ba