Fuente: iProfesional ~ «Mi historia con el mundo del vino arrancó a los nueve años. Mi familia nunca se dedicó a esta industria. Todo surgió cuando con el colegio visité una bodega. Recuerdo que fuimos justo en épocas de cosecha. Los aromas, los sonidos… toda esa atmósfera hizo que tuviera la idea fija de que quería estar en una bodega y con el tiempo, esa idea se hizo más fuerte», relata a iProfesional Agustina Hanna, quien próximamente estará cumpliendo su primer año como enóloga principal de bodega Ruca Malen, ubicada en Agrelo, Luján de Cuyo.
Ruca Malen en los últimos años experimentó una interesante transición. Sin dejar de lado los vinos de perfil elegante y bebible, le sumó un giro definitivamente innovador a sus últimos lanzamientos y Agustina, que participó de manera plena en la vendimia 2021, será la responsable de profundizar esa estrategia.
La enóloga viene de hacer carrera en bodegas de clase mundial, de la mano de grandes enólogos, como Marcelo Pelleriti, Santiago Mayorga (a quien define como su «sensei») o Alejandro Vigil. No solo eso: también trabajó durante tres cosechas en diferentes regiones del Viejo Mundo, como Somontano y Navarra en España y Provence en Francia. Ahora, al frente de Ruca Malen, tiene un interesante desafío por delante.
-¿Cómo definís tu estilo como enóloga? ¿Qué buscás transmitir con tus vinos?
-Busco que los vinos sean transparentes. Que si un consumidor elige, por ejemplo, un Malbec, encuentre que la fruta y la frescura son sus características principales. Estamos en un momento en el que se discute mucho el uso o no de la madera. Yo no lo planteo como blanco o negro, la veo como un complemento, y si es una herramienta que puede ayudar a hacer mejores vinos, entonces me parece positivo. Todo con el objetivo de que el consumidor encuentre complejidad, pero siempre a partir de un vino que invite a seguir tomándolo.
-Mencionaste al Malbec, ¿cómo es tu relación actual con la cepa emblema de Argentina?
-El Malbec no termina de desenamorarme. Esa es la realidad. Es tan versátil, tan transparente… lo podés cultivar en muchísimos terroirs y siempre va a entregar vinos amables. No para de sorprenderme, pero si tengo que mencionar un Malbec que haya sido un punto de inflexión, es el de Gualtallary. Yo venía muy acostumbrada a los vinos de Tunuyán y Vista Flores y tenía muy impregnada en la cabeza esa imagen de los Malbec con fruta roja y herbáceos. Pero Gualtallary tiene esa textura y esa mineralidad que, cuando lo probé, fue un antes y un después. Y esto es lo lindo: la diversidad; me gusta que haya diversidad. De hecho, hoy la Argentina ofrece un vino para cada tipo de consumidor. Agustina Hanna, enóloga de bodega Ruca Malen
-¿Qué buscás aportarle a Ruca Malen en esta nueva etapa?
-La bodega se distingue por crear vinos con estilo e innovadores y mi idea es aportar, justamente, innovación y creatividad al portfolio de vinos. Empezamos a recorrer el camino de contar lo que está pasando con el vino argentino a través de la diversidad, que el vino cuente una historia. Y Argentina no es solo un país productor de Malbec; tenemos el potencial para producir grandes Cabernet Franc o Garnacha. Para eso hemos ido a buscar diferentes regiones y zonas. Nos motiva poder mostrar que el trabajo que hacemos puede marcar la diferencia, siempre respetando el lugar de origen de ese vino.
-Ruca Malen cuenta actualmente con una finca en Agrelo y trabajan con productores en el caso del Valle de Uco, ¿es así?
Sí, contamos con 27 hectáreas en Agrelo y desde hace muchos años venimos trabajando con varios productores en diferentes regiones. Pero claramente es como si fueran parte de la bodega, porque hacemos un seguimiento muy personalizado de esos viñedos. Ahora venimos buscando más complejidad, a partir de zonas como Altamira, El Cepillo o Gualtallary. La idea, como siempre, es que los ejes principales de los vinos sean la fruta y la frescura, que tengan mucha jugosidad y sean bebibles, pero que sean complejos; jugar con las texturas y con el diferencial que pueda aportar cada región, siempre buscando el equilibrio. En Altamira, por ejemplo, hemos ido a elegir varios viñedos y los estamos trabajando por separado. Ya hicimos muchos ensayos con cofermentaciones y los resultados son muy interesantes.
-¿Cuántas botellas están produciendo actualmente en Ruca Malen?
-En la última vendimia produjimos unas 600.000 botellas, lo mismo que el año pasado. Apuntamos a crecer pero de manera equilibrada y como una bodega que, ante todo, está enfocada más en la calidad que en la cantidad. Ruca Malen se ubica en pleno corazón de Agrelo
-¿Y qué podés adelantarnos de los próximos lanzamientos?
-Con Garnacha estamos haciendo ensayos; hicimos pequeñas vinificaciones. Me gusta por su frescura, su amabilidad. Tiene esas características de ser bebible, fácil de entender, que se suma a la tendencia de los vinos Criolla; es una variedad desafiante igual, muy sensible a la oxidación. También estamos por lanzar un vino orgánico. Pero no es una etiqueta aislada, hay toda una filosofía por detrás. Por el momento certificamos la bodega, por lo cual podemos elaborar vinos con uvas orgánicas. La segunda etapa es la certificación del viñedo. Pero es parte de una visión integral. Venimos trabajando muy fuerte sobre la sustentabilidad. Estamos elaborando un plan para disminuir el consumo de agua, por ejemplo.
-Sos parte de la nueva generación de enólogos que además de elaborar vinos, juegan un papel fundamental para seguir construyendo la imagen de la Argentina como país productor en los mercados internacionales, ¿cómo ves el camino hacia adelante?
-La realidad es que queda un larguísimo camino, pero es muy lindo. Tenemos que trabajar todos los enólogos en equipo, construyendo a la par. Somos muchos los que estamos saliendo a comunicar el vino argentino y sigue siendo clave la comunicación correcta. Hoy estamos posicionados como productores de calidad; ya demostramos la calidad de Malbec que tenemos, y si bien no vamos a dejar de comunicarlo, también es tiempo de hablar de regiones, de nuevas zonas, pero sin confundir a los consumidores. Si hay algo importante es que hoy en la Argentina estamos elaborando los mejores vinos de la historia, gracias a los enólogos que desde hace décadas han venido escribiendo la historia. Ahora nuestra responsabilidad es seguir posicionando a nuestros vinos en lo más alto.