Ellas están en el after office de Maldini, ubicado en el shopping Dot, en Saavedra, que abrió en diciembre pasado. Este bar forma parte de un circuito de espacios que en el último año vieron cómo sus terrazas se llenaban de personas desde los miércoles hasta los sábados, sobre todo entre las 18 y las 21. A este local se suman los que están en los Arcos del Rosedal (ex-Paseo de la Infanta), en la zona del Hipódromo, en Palermo, y en las Terrazas de Recoleta, que pertenecen al complejo donde funcionaba el shopping Buenos Aires Design. Aunque el fenómeno también se repite en otros barrios de la ciudad.
La enorme cantidad de personas que tomaron como costumbre estas salidas breves, y no tan costosas, hizo que los after office porteños se reinventaran. Ahora estos bares y cervecerías les ganaron terreno a los clásicos boliches del centro o de la Costanera, que representan un gasto mayor y suelen terminar a altas horas de la madrugada. Además, algunas empresas usan estos espacios para generar vínculos más estrechos entre sus empleados y así romper las barreras impuestas por las jerarquías o por la propia dinámica del ámbito laboral.
Maldini tiene tres sucursales, una en el paseo de compras Distrito Arcos y otra en las Terrazas de Recoleta. Pero el local donde Iotta y su amiga están tomando cerveza cambió la dinámica de todo el shopping. A partir de los miércoles va tanta gente que hasta el patio de comidas extendió su horario de cierre hasta la una o dos de la mañana.
«En la oficina somos 15, todas mujeres, y hoy por lo menos cuatro salíamos a distintos after office. Por acá está lleno de oficinas, a las 20 esto explota», argumentan Constanza Decía y Luciana Lagraña, ambas de 21 años, que se encuentran tomando una cerveza junto a otras amigas en Maldini. «Somos ocho amigos del trabajo, no siempre venimos acá, pero siempre salimos a tomar algo en medio de la semana. Es una costumbre que tenemos desde el año pasado. Está bueno para acercarse más a los colegas del trabajo», describe María Eugenia Rico, de 29 años, que está en el mismo bar.
Pía Ciano, de 26, vocera de Maldini, argumenta que salir a tomar algo y darle un espacio al disfrute es algo que está muy presente en las personas de su generación. «Yo estoy en un grupo de WhatsApp en el que participan 170 personas y ahí solo conversamos para recomendarnos lugares para ir a comer o tomar algo. En el Dot estamos tratando de tomar medidas para que el lugar no sea una locura por la cantidad de personas que vienen. Cerca del shopping hay muchas empresas grandes y por eso también hay una gran concurrencia».
En los Arcos del Rosedal hay heladerías, restaurantes y bares. Entre ellos, Avant Garden, uno de los más concurridos. «Nosotros aprovechamos el boom cervecero y lo combinamos con buenos tragos, muy buena gastronomía, que este es uno de nuestros diferenciales, arte y DJ en vivo. La gente está empezando a disfrutar un poco más el día, y ese es un buen modo de vida. Estas salidas van en esa línea», dice Sebastián Novoa, uno de los dueños.
Ya son casi las 20 e Imanol Fernández, de 24 años, está junto a su novia y una amiga en este bar. «Salimos todas las semanas. A veces nos juntamos en una casa para no gastar tanto, pero en general tratamos de venir a este tipo de bares. Es necesario y natural cortar con el laburo y venir a despejarse», cuenta.
Cerca de ahí, en el Hipódromo se encuentra el bar Rabieta, que funciona dentro del edificio de la antigua confitería La París. Ahí el foco está puesto en la cerveza artesanal. Tienen 40 canillas y 20 estilos distintos.
«La cantidad de gente que viene a Rabieta fue aumentando progresivamente desde que llegó al Hipódromo, en 2017. Acá la gente puede cenar tranquila en la parte de adentro, o si quieren un poco más de interacción pueden ir al patio cervecero o al deck, al lado de la pista de carreras. Hay una tendencia a salir del trabajo e ir tomar una rica cerveza. Acá vienen amigos del trabajo, parejas, todos con el objetivo de cortar la rutina», señala María Laura Kilzi, responsable de marketing de Rabieta en La París.
Otro paseo, tal vez el más concurrido de todos, es el de las Terrazas de Recoleta. Ahí desborda de gente casi toda la semana y, además, está cerca de los bares que se encuentran frente al cementerio de la Recoleta. Entre los más populares en esa terraza está Aribau.
«Para nosotros es un punto medio entre el centro y Palermo, por eso venimos acá. A veces es muy llamativa la cantidad de gente que elige esta terraza. Acá hay un bar al lado del otro y están cada vez más llenos. Nosotros nos estamos juntando bastante, antes no lo hacíamos tan seguido, creo que es algo que nos pasa a todos. Tengo varios grupos de amigos y ahora es muy común que salgan a tomar algo en la semana o se junten en alguna casa», relata Marcos Elieshter, de 25 años.
Agustín Bargagna, uno de los dueños de Aribau y también de Maldini, explica que desde las 18 hasta las 21 es el rango horario de mayor concurrencia. «Hay gente que está empezando a salir hasta los lunes y martes. Este tipo de salidas, además, son más económicas que la entrada a un boliche. Acá con $500 cada uno podés tomar y comer algo con un amigo», concluye