Fuente: La Nación ~ Griselda disfruta de haber llegado a Ezeiza con tiempo de sobra para tomar su vuelo a Madrid. Sentada a una de las mesas del flamante Fausto Wine Bar & Coffee, disfruta de un «flight» de tres vinos argentinos; ella se acercó con la intención de beber una copa, pero la sommelier a cargo le sugirió apostar por la degustación Diversidad Argentina, que incluye un Torrontés salteño, un Pinot Noir de Chapadmalal y un Malbec mendocino. «Me encanta en el vino y que ahora haya lugares en el aeropuerto donde poder disfrutarlo, además me parece que es una buena carta de presentación de nuestros productos para los turistas extranjeros», comenta Griselda.
Abierto hace tan solo un par de semanas, Fausto es uno de los nuevos locales del rubro comidas/bebida que apuntan a convertir a Ezeiza -y también a Aeroparque- en lugares de paso, sí, pero en los que sea posible disfrutar de una verdadera experiencia gastronómica. «Hoy se puede plantear un viaje con una experiencia gastronómica, que era lo que antes no había en el aeropuerto, y disfrutar de productos de calidad sin generar un costo adicional», afirma Damián López, gerente general de Fausto y de los dos locales de la cadena norteamericana/australiana Outback que pronto abrirán en Ezeiza.
Al momento de reformular las propuestas gastronómicas, dice Manuel Aubone, director de Experiencia del Cliente de Aeropuertos Argentina 2000, «se tuvo en cuenta incorporar marcas reconocidas por el público (tanto nacionales como internacionales) y que se encuentren en la calle, con el fin de igualar los precios. Tanto en Ezeiza como en Aeroparque se realizaron encuestas para relevar las necesidades reales de los pasajeros y poder contar con datos concretos al momento de planificar la nueva oferta gastronómica. En ambos casos el usuario exigía mayor variedad en la oferta disponible y precios competitivos». Los cambios ya comienzan a notarse.
Precios accesibles
Basta recorrer la planta baja de Aeroparque para encontrarse con que hoy su patio de comidas incluye dos de las cadenas más masivas y reconocidas -Starbucks y McDonald’s-, un local low cost -La Alacena- y un formato novedoso de una marca argentina de proyección internacional: el local Al Paso de La Cabrera, con su «choribondi» como parte del decorado del mostrador. Tanto Starbucks como McDonald’s ofrecen los mismos productos que fuera de los aeropuertos, ¡y a los mismos precios!
Lejos están los tiempos en los que tomar un café o comer una hamburguesa -de calidad dudosa, cuando no pobre- costaba en los aeropuertos tres o cuatro veces más que en cualquier café o hamburguesería.
En Aeroparque, el proceso de reconversión de los espacios gastronómicos se encuentra aún a medio camino: hace unas semanas fue inaugurado un nuevo sector que incluye un local de Le Pain Quotidien, un Starbucks y un Havanna, y que recupera la vista al río con un cómodo sector de mesas compartidas por el público de estos locales -el sector de Le Pain Quotidien incluso tiene su propio y característico mobiliario-. «En el diseño de los nuevos espacios se buscó generar áreas de estar con identidad propia, ya sea de la imagen propia de las marcas o de elementos característicos de cada espacio como es el caso de Aeroparque, con su fachada con vista al Río de la Plata», explica Manuel Aubone.
En unos pocos días abrirá a unos pocos metros de esa área un enorme local de Kentucky Fried Chicken (KFC), lo que dará el puntapié para una nueva etapa de renovación del patio de comidas del primer piso, que culminará con un nuevo La Cabrera, que sumará en ese sector no un take away sino un restaurante con su reconocida propuesta de carnes, junto con locales de Alma Café, Academia de Pizzas y Burger King. En el área de preembarque sigue en funcionamiento el local de Hard Rock Café Buenos Aires -uno de los más exitosos de la cadena-, un Havanna, un Le Pain Quotidien y está previsto para marzo de 2020 la apertura de una hamburguesería Wendy’s.
Propuestas diferenciales
Así como hoy Aeroparque ofrece una enorme y cada vez más amplia variedad de locales de marcas reconocidas, en Ezeiza no faltan esas marcas -están Le Pain Quotidien, McDonald’s, Brioche Dorée, La Strada, Havanna, Starbucks, Natural Market, entre otros, y pronto abrirán Burger King, La Cabrera Al Paso y Florida Garden-, pero se destacan marcas que ofrecen un diferencial a lo que el turista, tanto local como extranjero, puede encontrar hoy en Buenos Aires.
El caso testigo es Fausto Wine Bar & Coffee, que abrió primero en Ezeiza antes de hacerlo en la ciudad de Buenos Aires. «Fausto tiene una propuesta nacional, enfocándose en vinos, desde el sur hasta el norte del país. Con vinos seleccionados por Matías Prezioso [actual presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers], y una propuesta gastronómica elaborada por Rodrigo Sieiro, que se basa en sándwiches, tablas de quesos y fiambres, con quesos de pequeños productores o productores reconocidos como Ventimiglia o Piedras Blancas, ensaladas y pastelería», cuenta Damián López.
Un dato útil es que muchos de los productos vienen preparados para que puedan ser consumidos en el avión, y lo mismo aplica para los vinos, ya que cuentan con cajas y bolsas especiales para transportarlos -ya sea en cabina o despachándolos en bodega, según las reglas de cada empresa de aviación-. Para quienes aprovechan la oportunidad de beber una copa (o varias) antes de embarcar, Fausto cuenta con una variedad de 24 etiquetas de vino, que van rotando, y que se sirven en copas Riedel en tres posibles medidas: degustación, media copa y copa; así como tres «flights» que reúnen cada uno tres copas de vinos asociados conceptualmente (Malbecs de norte a sur; Valle de Uco; Diversidad Argentina).
Un camino similar al de Fausto es el que recorrerá la cadena americana/australiana Outback Steakhouse, que abrirá entre agosto y septiembre dos locales en el aeropuerto de Ezeiza, antes de desembarcar en Capital. «Outback cuenta con 1100 locales en todo el mundo, y está basada en la comida norteamericana, pero con la cocción australiana: cortes de carne jugosos pero cocidos por fuera -describe Damián López-. Su plato insignia es una Blooming Onion, una cebolla de 800 gramos a un kilo que pasa por un proceso de empanado y luego frita. En vez del aro de cebolla tradicional, es una cebolla que se abre como en flor de la que sacás los gajos». El acompañamiento aquí es la cerveza, servida helada en chopps especiales que ayudan a mantener la temperatura.