Fuente: Infobe Por la pandemia del coronavirus, que ya lleva más de siete meses golpeando con más de 600.000 mil casos en Argentina y 30 millones a nivel global, poco a poco la nueva normalidad se está asomando pero sigue habiendo rubros al que no les es fácil afrontar los cambios por el peligro y el alto riesgo de contagio que puede causar, por ejemplo, ir a un restaurante o un bar.
Desde el inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio -20 de marzo- los restaurantes, cafeterías y bares permanecen con sus puertas cerradas al público. Hoy luego de las nuevas aperturas se permite el take away, el delivery y -para quienes tengan espacio- mesas al aire libre.
Muchos de ellos no pudieron solventar los gastos de alquiler y decidieron bajar las persianas, mientras que otros tuvieron la suerte y cumplieron el sueño de abrir su propio local gastronómico.
“A veces las crisis dan oportunidades”, dice Christian Franco, dueño del restaurante El Antojo, que ganó el premio como “La mejor milanesa de Buenos Aires”. La pandemia lo encontró sin ahorros, sin plata y gracias a eso pudo manejar la situación de una manera diferente. Cerró su local el 20, pero ya el 21 tenía otros planes. Estaba trabajando con seis personas y repartiendo a 15 cuadras a la redonda de delivery. “Yo me dije, nosotros tenemos la mejor milanesa, tenemos que expandirnos por todo Buenos Aires. Hicimos una caja para que llegue mejor a los clientes y nos empezaron a pedir de Recoleta, Caballito, Mataderos, de todos lados”.
No tuvieron que despedir a ningún empleado y hasta pudieron contratar a dos más por la demanda de pedidos que les llevó el confinamiento. La sorpresa se la llevó Christian cuando se acercaron dos chicos y le consultaron si vendían franquicias, y ellos estaban interesados en abrir un Antojo en Caballito. Él fue al lugar, miró la cocina, y accedió, ya que es un barrio donde solicitan muchos pedidos. “Reventó la venta ahí. Dije, lo voy a hacer acá porque también me va a ayudar económicamente”.
Con lo que ahorró y ganó del local de Caballito, le ofrecieron abrir otra sucursal en el barrio de Nuñez y pensó: “Por qué no darle más trabajo a quien lo necesite. Remodelamos todo y hace dos semanas que abrimos”. En el local de Nuñez están trabajando solamente con delivery y take away, próximamente, estarán abriendo la terraza y la habilitación de la vereda para poner mesas al aire libre.
A pesar de ser los reyes de la milanesa, Christian cuenta que en este tiempo no solo están vendiendo su producto estrella, sino que ellos lo llamaron “soluciones” y que por la crisis económica decidieron ponerle un precio acomodado y acorde a la situación. Armaron combos de milanesa XL, con gaseosa y pan. Y eso fue una solución tanto para el cliente como para ellos para mantenerlos como fieles seguidores.
Otra historia es la de Manuel Castiñeyras y Tomás Trippel que, con el apoyo de amigos y familiares inversores, pudieron concretar el proyecto de tener su propia cafetería de especialidad llamada BORJA.
Su proyecto s viene gestando desde mayo del 2019. En febrero alquilaron el local, pero luego llegó la pandemia del coronavirus. Tenían la obra terminada y decidieron seguir adelante para cumplir el sueño que ambos tenían por cumplir.
Ubicado en el barrio de Belgrano, finalmente, luego de seis meses y con mucho esfuerzo, pudieron abrir las puertas el 31 de agosto. Con el sistema de take away y 2 mesas al aire libre, solo están atendiendo dos personas en el local, con barbijo y constante higienización de manos y de todos los elementos que utilizan. La atención al público es por la ventana hecha especialmente, con una distancia de más de 1,5m.
En el mes de marzo, más precisamente el 26, en el barrio de Palermo iba a llegar una nueva hamburguesería. Pero el ASPO paralizó todos los planes y se terminó abriendo cinco meses después. “Estaba casi listo, pero aprovechamos estos meses e hicimos algunos cambios, como implementar un burger shop, para hacer un local dedicado 100% para hacer hamburguesas en tu casa”, cuenta a Infobae Rodo Cámara, dueño de The Food Truck Store.
Felices y contentos, el 22 de agosto llegó el gran día y pudieron abrir sus puertas en Palermo. Bajo los estrictos protocolos que requiere la ciudad, ellos toman todos los recaudos. “Primero tomando las medidas sanitarias con nuestros empleados, barbijos, sanitización y guantes. Y para los clientes, sumamos un sistema de reserva online y carta digital donde haces el pedido sin moverte de la mesa”.
Como sus estrellas son las hamburguesas, y la pandemia hizo que la gente cocine más en casa, cuenta Rodo que de restaurante ahora también pasó a ser un local a la calle y tuvieron un “boom” con la venta de los packs para terminar de cocinarlas con panceta, fetas de cheddar y hasta incluso pan.
“El bar existía y no lo iban a volver abrir. Lo estaban desmantelando. Nosotros -los encargados- le hicimos la propuesta para quedarnos con el bar y nos dijeron que sí”, empezó contando Mariano Vázquez sobre la historia de la nueva etapa de Magno District de Parque Patricios.
Cuenta que no fue nada fácil ni sencillo en medio de la pandemia pero pudieron sacarlo adelante y se hicieron cargo del restaurante. Abrieron el 1 de junio y actualmente cuentan con una empresa que les sanitiza periódicamente. Los empleados utilizan barbijos, máscara de protección, guantes de nitrilo y precintos de seguridad para cuando tienen que realizar el empaquetado y entregar un pedido.
“Adaptamos la carta para la nueva realidad y para el delivery. Agregamos más repostería con delicatessen dulces, meriendas y desayunos para obsequiar. También hay menúes ejecutivos accesibles para los clientes. Hoy por hoy lo que más se vende es cafetería, que es lo que el público más extraña”, agrega.
Por último puntualizó que tuvieron que cambiar los espacios para implementar el distanciamiento social. Tienen mesitas en la vereda para comer ahí, y también cuentan con delivery propio y a través de las aplicaciones.