Fuente: Clarín Gourmet by María Paula Bandera ~ Son restaurantes y bares que esconden un segundo espacio en la planta alta con una alternativa diferente. Dónde quedan y qué ofrecen.
Entre las muchas alternativas foodie que ofrece la ciudad de Buenos Aires hay algunas curiosidades. Una de ellas, es una coincidencia que puede apreciarse en algunos restaurantes y bares que, en una misma dirección, ofrecen dos propuestas gastronómicas diferenciadas en la planta baja y el primer piso.
Algunos ejemplos: la UAT, que funciona en la terraza de Cacho Rotisería; Cochinchina, y su restaurant del primer piso; Mutsuhito, el omakase en las alturas de Emperador Meiji y Kissaten, la cafetería de especialidad a la que se accede tras subir las escaleras de ProVinCia wine bar.
En algunas ocasiones el hilo conductor entre ambos lugares es súper claro, desde la ambientación y el diseño hasta la gastronomía, pero en otras, solo comparten el techo. Aquí un recorrido para conocerlos y elegir la versión favorita de cada uno.
1. CôChinChina y CôChinChina Arriba
La barra de Arriba.
CôChinChina, el bar restaurante de la reconocida bartender Inés De Los Santos en Palermo, fue, durante varios meses, la manera de “irse a la Conchinchina” sin tener que viajar.
La impronta franco-vietnamita se percibe en toda la propuesta, incluso la barra está hecha con resina y cáscaras de huevo, una técnica ancestral que utilizaban los vietnamitas para crear objetos. Hace poco, CôChinChina celebró su primer aniversario y lo hizo con una sorpresa: la apertura del primer piso.
Cuando se abre la puerta que está al final del salón –en línea recta a la de entrada- se accede a una instagrameable escalera iluminada en un tono celeste y al poner el pie en el último escalón y ver el espacio, se escapa un “wow”.
En Arriba trabajan con el sistema de menú por pasos.
Arriba el clima baja unos decibeles, siempre hay DJ animando la velada, pero con música que acompaña y no aturde. La intensidad de las luces es la indicada, lo suficiente para ver lo necesario y sin esfuerzo.
En Arriba trabajan con el sistema de menú por pasos, compuesto de cuatro salados y uno dulce. Ahora bien, dentro de ese esquema permiten varias modificaciones para armar un “Elige tu propia aventura” gastronómico. Se puede hacer la experiencia completa, es decir maridada con cócteles y vinos, o bien elegir el menú sin maridaje o maridado con mocktails. También ofrecen una versión vegetariana.
La idea era abrir ambos espacios al mismo tiempo, pero la pandemia complicó los planes. “Era la etapa más dura, empezamos a pedir presupuesto y era todo carísimo, entonces preferí poner toda la inversión abajo; arriba frenamos todo y quedó como depósito”, cuenta la bartender más reconocida del país.
CôChinChina y Arriba, «dos espacios con un mood diferente».
La cocina está comandada por el chef Juan Carlino; el tataki de bife de chorizo deslumbra, las girgolas con huancaína también. Los cócteles ganan intensidad a medida que los pasos avanzan hacia la recta final, todos impecables.
“Son dos espacios con un mood bien diferente. Muchos empiezan la noche arriba mientras esperan mesa abajo y otros están abajo, pero de repente buscan más tranquilidad y suben”, cuenta De los Santos.
En el primer piso, además, hay una terraza para los que quieren salir a buscar una bocanada de aire fresco. Irse a la loma de la CôChinChina vale la pena.
Armenia 1540, Palermo. IG: @cochinchina.bar
2. Cacho Rotisería y la U.A.T
Cacho Rotisería, pura estética kitsch.
Con colores estridentes y una cortina plástica de esas que decoraban los viejos almacenes, la estética kitsch de Cacho Rotisería le guiña el ojo a los años 80. El local es pequeñísimo, sin mesas adentro; solo un mostrador que exhibe la mercadería, una balanza de esas que usan los carniceros y ya, pero cuando se corre la cortina… se enciende la U.A.T., que está en la terraza.
La famosa bola espejada de los boliches declara que el clima cambió, de la rotisería a la disco-bar con tan solo cruzar un pasillo y subir la escalera. El reconocido Seba Atienza, uno de los socios del lugar, cuenta que Cacho era una idea que tenía desde hace varios años: “Siempre quisimos hacer una rotisería porteña, pero primero salió la posibilidad de abrir 3 Monos y a los 8 meses vino la pandemia”.
En medio de ese caos, recibieron propuestas para montar otro lugar, y ahí resurgió Cacho, un concepto que encajaba a la perfección con el universo pandémico: comida para delivery, take away o para disfrutar al paso en mesas a la vereda.
Cocina argentina y sabrosa en Cacho rotisería y en la U.A.T.
Pero le buscaron un plus, imaginaron cómo sería el mundo después de la etapa más dura de la pandemia: “Sabíamos que la gente iba a necesitar salir, que iba a buscar un lugar con Dj, con música más arriba, tragos, un lugar de festejo”, cuenta Atienza.
Así fue que dieron con el local indicado, un espacio chiquito al frente, pero con una mega terraza. Levantaron la cortina, pero solo de la rotisería porque los lugares cerrados no estaban habilitados, así fue que Cacho, como buen personaje buscavidas de los 70 y 80, se bancó solito toda la estructura hasta que la U.A.T pudo abrir en abril de 2021.
La comida es la misma en ambos lugares: cocina argentina, simple, pero bien sabrosa, casi todo en formato platito. La carta la creó Leo Lanussol y la ejecuta el jefe de cocina de la casa, Jonatan Martínez.
La U.A.T pudo abrir en abril de 2021.
La pascualina grita bodegón, pero es bien palermitana: nada de acelga, lleva kale, espinaca, almendras y huevo, riquísima. Los buñuelos, también de kale, son otro hit; para algo más contundente: milanesa de ojo de bife con guarnición, casi siempre unos buenos fideos.
Los cócteles remiten a las discos de los 90, con reversiones del azulado “Esperma de pitufo” o del veraniego “Sex on the beach”, que aquí, claro, se llama “Sexo en Playa Grande”, dónde vacacionaría Cacho, ¿no?
Por supuesto, no faltan los cócteles clásicos ni el vermut. Todo a un precio amigable, porque la U.A.T y Cacho -el personaje ficticio inspirado en el tío de Atienza- son buena onda.
Thames 1627, Palermo. IG: @cachorotiseria @lauatbar
3. Emperador Meiji y Mutsuhito
En Mutsuhito se puede comer en la barra.
La inauguración del brasero japonés Emperador Meiji en pleno Palermo Hollywood fue un boom, enseguida Instagram se llenó de fotos y videos que daban cuenta de su ambientación exquisita. Sin embargo, la apertura de la planta alta, unos 15 días después, pasó casi inadvertida.
Fue a propósito, ya que Mutsuhito es un omakase, un lugar donde reina la tranquilidad y la gastronomía se vive como un verdadero placer hedonista. De hecho, omakase se traduce como “lo dejo en tus manos”, ya que los comensales confían en la sapiencia del chef, o itamae, para garantizar una experiencia gastronómica perfecta.
En Mutsuhito el menú consta de 18 pasos y se puede comer en la barra –para ver la preparación de cada plato- o bien en alguna de las tres mesas para dos personas, ideales para quienes desean conversar sin que otros escuchen.
En Mutsuhito el menú consta de 18 pasos.
Mutsuhito fue una sorpresa, un bonus track, “cuando alquilamos el local pensábamos que era solo la parte de abajo y negociamos todo en base a eso, pero al momento de firmar el dueño nos dio la llave de la oficina que dirigía a la parte de arriba, con entrada independiente, fue un descubrimiento”, cuenta Pablo Dayan, uno de los socios.
Detrás de la puerta, una escalera con luces rojas recibe a los visitantes, al poner un pie en el último escalón, se vislumbra la barra donde trabaja el chef y la luz natural, ya que una de las paredes está vidriada.
La sobriedad del lugar, elegante sin caer en lo formal y aburrido, contrasta con la explosión de sabores y texturas que entrega cada plato. De tan trillada la palabra “experiencia” perdió su sentido original, pero en los omakases lo reencuentra, todo amante del buen comer se debe al menos una visita.
En Mutsuhito cada plato entrega una explosión de sabores y texturas.
El concepto es bastante exclusivo, incluso en otras partes del mundo; “salvo en las grandes ciudades, como Nueva York, Londres o Los Ángeles, los omakases son poco comunes. La realidad es que no es un negocio tan rentable por una cuestión de volumen, son espacios chicos, íntimos y como máximo una persona cocina para tres”, cuenta Dayan.
Al lado de Emperador Meiji, esa puerta negra, que no dice nada, no para de hablar una vez que se abre.
Honduras 5908, Palermo. IG: @emperadormeiji @mutsuhitoomakase
4. Pro.Vin.Cia y Kissaten
Minimalismo y calma en Kissaten.
La solidez es el gran pilar de Kissaten, una cafetería de especialidad de estilo nipón al que solo se llega por el boca a boca. Es que este reducto cafetero está oculto en un primer piso, dentro de la vinoteca y wine bar Pro.Vin.Cia.
La ambientación se rige por el minimalismo, mucho blanco, madera clara y luz natural. La paz que transmite el conjunto de esos elementos se traslada a la vibra del lugar, Kissaten invita a dejar el celular de lado, a leer un libro, escribir y, claro que sí, a una buena charla.
Aunque el espacio es pequeño, en la parte trasera funciona el micro tostadero; en general trabajan alrededor de cuatro orígenes diferentes y le dan el perfil de tueste que consideran mejor.
Los sabores de Kissaten.
“Hago la elección de los orígenes a través de una cata en la propia importadora o ellos me envían las muestras de lo que queremos probar y nosotros lo tostamos”, explica Louise Martins, barista encargada del lugar.
El minimalismo también se deja ver en la carta de comidas, ofrecen pocas opciones, pero ricas y algunas originales, como el cheesecake japonés y el crumble de pera. La intención es darle al café todo el protagonismo.
Ofrecen casi todos los métodos de filtrado e incluso café en preparaciones poco habituales, como la infusión de cáscara de café. Lo que se hace es utilizar las cáscaras, que también tienen notas florales, frutales, dulces y frescas, e infusionarlas, como si fueran hebras de té. Se trata de una bebida caliente con propiedades probióticas y rica en antioxidantes.
En Kissaten tuestan el café.
Kissaten funciona como un speakeasy cafetero, los clientes llegan por recomendación: “Los clientes siempre traen otros clientes”, asegura Martins. Y si el salón del primer piso se llena, es posible pedir y disfrutar el café en las mesas que Pro.Vin.Cia tiene en la vereda.
Arroyo 826, Retiro. IG Vinoteca: @pro.vin.cia IG Cafeterìa: @kissaten.tostador